A la política por la fe

joven con sobres y papeletas para votar en una urna

políticos españoles en sesión en el Congreso de los Diputados

A la política por la fe [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | ¿Un cristiano debe entrar en política? ¿En qué partido? El propio papa Francisco lo tiene claro: los dos únicos requisitos son amar a su pueblo y ser humilde. Es decir, cada uno, según su ideología, está llamado a dar el paso y construir sociedad. En estas páginas, políticos españoles de distintas tendencias y responsabilidades nos abren la ventana de su intimidad y explican qué es lo que les une: la fe en Jesús de Nazaret.

“¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”. Con esta fuerza, el papa Francisco invita, en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, al compromiso del ciudadano por la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

Algo, por supuesto, a lo que también llama a los católicos. Lo ha hecho en repetidas ocasiones, como en su homilía del pasado 13 de septiembre, en la casa de Santa Marta: “Tantas veces hemos escuchado que ‘un buen católico no se mezcla en política’… Esto no es verdad (…). Un buen católico debe entrometerse en política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar”.

En definitiva, concluye Bergoglio, dos son las virtudes esenciales que debe poseer un representante público: “No se puede gobernar al pueblo sin amor y sin humildad. Y cada hombre, cada mujer que tiene que tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos preguntas: ‘¿Amo a mi pueblo para servirle mejor? ¿Soy humilde y oigo lo que dicen todos los otros, las diferentes opiniones para elegir el mejor camino?’. Si no se hace estas preguntas, su gobierno no va a ser bueno”.

Con esta concreta y sencilla guía a seguir, queda claro que es positivo que el cristiano se involucre en la política y que la Iglesia, pese a lo que muchos presuman (dentro y fuera de ella), no establece preferencias ideológicas ni partidistas. Ahora bien, una vez conocida la teoría, ¿cómo se vive en la práctica? ¿Qué une a los políticos católicos, aun perteneciendo a diferentes formaciones? ¿Fue la fe la que los llevó a la política? ¿Cómo aúnan esa doble vocación, la religiosa y la ideológica, los políticos españoles? ¿Tienen problemas por ello?

Con el fin de ahondar en este campo, Vida Nueva ha hablado con un significativo puñado de ellos, desde las diferentes ópticas y militancias. Son personas concretas, historias particulares.

Javier Madrazo, expresidente y ex coordinador general de Ezker Batua-Berdeak

Javier Madrazo, expresidente y ex coordinador general de Ezker Batua-BerdeakJavier Madrazo, máximo representante de Ezker Batua-Berdeak (Izquierda Unida-Verdes) hasta 2010, fue consejero de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno vasco en las dos legislaturas del peneuvista Juan José Ibarretxe (2001-2009).

Hoy, ya fuera de la primera línea de decisión (aunque con el mismo espíritu activista), rememora cómo la fe le llevó a la política: “El compromiso cristiano ha marcado toda mi vida pública. En el barrio bilbaíno de Recalde, con 16 años, era monitor en el club de tiempo libre de la parroquia y participaba en distintos movimientos pacifistas y antinucleares. Luego, interpelado por la realidad de violencia en Euskadi, ingresé en Gesto por la Paz. Siempre me marcaron dos identidades: la cristiana y la obrera, que veía en mi contexto cercano y en mi propia familia, pues mis padres migraron desde Cantabria y pasaron del campo a la fábrica. Veía el sufrimiento de la clase obrera y quería hacer algo. Entonces, tuve la suerte de tener cerca a curas que me ofrecían una imagen atractiva del Evangelio, muy en la línea del Concilio. Eso me hizo entrar en la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), en 1986, cuando surgió en el País Vasco. Ese año, consciente de que la política era un medio necesario para cambiar algo en la sociedad, di el paso de entrar en el Partido Comunista de España (PCE) y en Ezker Batua”.

“No entiendo la fe sin un compromiso político,
en el sentido amplio, porque
la acción social abarca muchos ámbitos,
no solamente el estrictamente político”.

Para Madrazo, que destaca que “el Evangelio me ha ayudado en política a no ver al adversario como un enemigo”, la clave para un creyente es ser coherente con su vocación: “En mi caso, la obrera y la cristiana no es una vocación dualista, paralela la una de la otra, sino que los dos compromisos forman parte integral de una misma vocación. Siempre me he guiado por criterios a la luz del Evangelio. De hecho, no entiendo la fe sin un compromiso político, en el sentido amplio, porque la acción social abarca muchos ámbitos, no solamente el estrictamente político”.

A efectos prácticos, reconoce, nunca se ha visto abocado a un posible choque entre su actuación pública y sus valores religiosos: “Dentro de mi formación, nunca he tenido problemas ni me he visto sometido a contradicciones. Por ejemplo, no he tenido que votar en el Parlamento vasco ninguna ley del aborto, pues esta es a nivel estatal”.

Àngel Ros, alcalde de Lleida, por el Partido de los Socialistas de Cataluña

Àngel Ros, alcalde de Lleida, por el Partido de los Socialistas de CataluñaNo es el caso de Àngel Ros, alcalde socialista de Lleida desde 2004 y quien sí ha tenido choques con algunos compañeros de su partido. No ya por su apoyo a la consulta soberanista planteada para finales de este año (y que le ha llevado semanas atrás a presentar la renuncia a su escaño por el PSC en el Parlament catalán), sino, en clave de fe, por apoyar que la Religión forme parte del currículum escolar o, en su ayuntamiento, que las instituciones eclesiales dedicadas a la acción social no paguen el IBI por sus inmuebles.

Católico practicante, admite que “he recibido críticas en varias ocasiones por parte de mis compañeros cuando tratamos según qué temas relacionados con la Iglesia. Otra vez fue cuando la Ley del Aborto que impulsó el Gobierno de Zapatero; entonces defendí que al menos se debía tener que informar a los padres en los casos de chicas de entre 16 y 17 años”.

“Si todo el mundo está llamado a tener
un compromiso con la sociedad,
aún más un cristiano.
Sin ese compromiso social,
la fe es seca, vacía”.

Hoy, analizando la última Conferencia Política del PSOE, en la que se abogó por derogar los Acuerdos Iglesia-Estado, considera que hay que redefinir la estrategia: “No podemos pensar que la Iglesia es el enemigo a combatir. La religiosa es una dimensión que hay que tener en cuenta por la transmisión de valores que conlleva. Sin ella, no se puede comprender el mundo en el que vivimos. Eso se ve muy claro en la educación. Conocer la historia de las religiones es imprescindible para muchísimas cosas, como para analizar el arte. Sin su transfondo religioso, una visita al Museo del Prado es muy pobre, pues no entendemos muchas cosas. Hay que respetar la necesidad de trascendencia de muchas personas, respetando todas las sensibilidades”.

Para Ros, que entiende que “la fe te aporta una mayor responsabilidad a la hora de tratar de facilitar la vida de la gente”, lo esencial en política para un creyente es “el amor por el prójimo”. Y no renunciar a su condición: “Si todo el mundo está llamado a tener un compromiso con la sociedad, aún más un cristiano. Sin ese compromiso social, la fe es seca, vacía. Y eso se transmite, en primer lugar, con el ejemplo personal; no contagian los discursos, sino los testigos”.

En su caso, el alcalde ilerdense está satisfecho con lo andado: “Si veo lo que ha sido mi trayectoria política hasta hoy, veo que han sido años de dificultades, pero en los que he podido desarrollar una vocación que nació de la fe y que me ha permitido aplicar políticas sociales, de creación de empleo y de priorización de la educación, entendiendo esta como una forma de transmisión de valores positivos para todos”.

Fernando Redondo, secretario del grupo federal de Cristianos Socialistas

Fernando Redondo, secretario del grupo federal de Cristianos SocialistasCompañero de formación de Ros, como secretario del grupo federal de Cristianos Socialistas, Fernando Redondo está muy implicado en el trabajo con instituciones católicas, como las Obras Misionales Pontificias (OMP). Él tiene otra experiencia, aunque advierte que “quizás sea porque mi posición es trabajar en la calle y de manera muy cercana a los que más sufren”.

De ahí que no haya tenido confrontaciones internas, pese a ser muy claro en lo que es: “Soy testigo y doy testimonio de Jesucristo. Soy cristiano y mi compromiso diario se hace palpable desde un seguimiento del Evangelio. Esto se reflejan en mi acción, en mi cercanía y opción preferencial por los pobres, en mi situación personal en los márgenes y en las fronteras. Mi acción política no es otra que buscar cambiar las situaciones injustas, y ahí solo encuentro como motor e impulso esencial ese compromiso desde la fe”.

“La Palabra de Jesucristo siempre me ha interpelado
a entrar en política. Es más,
mis pasos hacia lo social y lo político,
que siempre han ido de la mano,
no los podría entender sin mi formación cristiana”.

Redondo también tiene claro qué es lo que le llevó a la política: “La Palabra de Jesucristo siempre me ha interpelado a ello. Es más, mis pasos hacia lo social y lo político, que siempre han ido de la mano, no los podría entender sin mi formación cristiana, sin mi comprensión de la Doctrina Social de la Iglesia y, muy especialmente, sin mi encuentro con Jesucristo”. Algo que no ha perdido vigencia en él, sino todo lo contrario: “La fe es la que me empuja a la participación ciudadana y política, me hace superar los límites y las fronteras para que la globalización de la indiferencia, como dice el papa Francisco, no haga mella en el deseo de cambiar el mundo y contribuir al bien común, en los márgenes, en las fronteras, en el trabajo con y junto al prójimo. Soy cristiano para calarme y dejarme calar por la sociedad desde el compromiso político y social. Soy cristiano para demostrar una vida nueva, ¡sin duda! Soy cristiano para contribuir en la política”.

Esta experiencia personal es la que lleva al secretario de Cristianos Socialistas a renegar del término “doble militancia”: “Militancia solo poseo la política. Ser cristiano nunca lo he considerado una militancia, sino una forma de vida y entrega. Decir lo contrario sería caer en un paralelismo difícil y complicado”.

De ahí que su militancia progresista sea “una expresión de la posición que he escogido como respuesta a lo que el Evangelio me demanda, a lo que la Doctrina Social de la Iglesia, en el ámbito de participación política, me invita”. Una certeza que le lleva a desmentir que sea incompatible ser cristiano y socialista: “A la militancia llego por la fe, por lo que mi fe personal me ayuda a discernir en el ámbito de la ideología y de la acción política, más bien de la segunda. Por tanto, se aúnan en la acción y son compatibles”.

Relacionado con esto, Javier Madrazo va aún más allá al rebatir que no se pueda ser cristiano y de izquierdas: “Veo una contradicción equiparar al político cristiano con que este pertenezca a un partido conservador. El Evangelio nos ha aportado criterios con los que actuar en la sociedad, pero nunca ha señalado un único camino, sino que abre puertas al pluralismo. De hecho, yo entiendo que un partido que apueste por el capitalismo como sistema globalizado incide en una visión anticristiana con la que no me puedo reconocer”.

Carlos Salvador, diputado en el Congreso por Unión del Pueblo Navarro

Carlos Salvador, diputado en el Congreso por Unión del Pueblo NavarroEn la figurada bancada de en frente, Carlos Salvador, diputado en el Congreso por Unión del Pueblo Navarro (UPN), reivindica el valor del “humanismo cristiano, uno de los pilares de mi partido”. Así, aunque señala que “cada uno es católico a su modo y puede que en algún momento esos dos caminos no circulen en paralelo”, percibe cómo, “para la familia de UPN, la religiosidad es un bien, un valor positivo, un modelo formador”.

Algo que desglosa con los que, entiende, son los valores de su formación: “Somos respetuosos con la vida, la libertad y la dignidad del ser humano; no creemos en el aislacionisimo político, porque todos dependemos de todos; rechazamos las imposiciones falsarias y violentas, el totalitarismo de Estado y el consumismo deshumanizador”.

Hace unos meses, cuando se empezaba a gestar el actual proyecto de Ley del Aborto del Gobierno de Mariano Rajoy, Salvador saltó a la palestra mediática con su propuesta de que, antes de abortar, toda mujer tuviera que ver obligatoriamente una imagen del feto. Aunque al fin la medida no se incluyó en la ley, para el diputado, esto evidencia el compromiso de su partido con el humanismo cristiano. Algo que entiende que también se percibe en su actitud frente al terrorismo de ETA: “En UPN asumimos un cierto papel de misión frente a una situación que, en Navarra, ha requerido asumir compromisos con valentía y sacrificio personal. La fe nos da energía y buenos ejemplos para afrontar los problemas con resiliencia”.

“Los cristianos tenemos que vivir
como un servicio nuestro compromiso con los demás.
No podemos ver la política como una actividad indigna,
al contrario. No hay otra actividad
que sea más necesaria”.

Eso mismo fue lo que, desde su vivencia de la fe, le animó definitivamente a querer entrar en política: “Ya desde pequeño me preguntaba qué podía hacer por los demás. Pero fue el terrorismo de ETA y sus zarpazos en mi comunidad lo que me hizo sentir la pasión por defender la libertad y por querer luchar en primera línea contra la imposición de unos pocos, contra la violencia como método de acción política y contra el adoctrinamiento en el odio a todo lo que pudiera sonar a español”.

Un camino en el que ha tenido varios referentes a seguir: “En Navarra, desde el propio san Francisco Javier, tenemos infinidad de ejemplos de gente que lo ha dado todo, incluso la vida, por los demás”.

En conclusión, Salvador, convencido de que “la actividad política debe estar basada en el servicio”, cree que ese ha de ser el referente para un creyente: “Los cristianos tenemos que vivir así nuestro compromiso con los demás. No podemos ver la política como una actividad indigna, al contrario. No hay otra actividad que sea más necesaria o que, cuando se ejerce con pasión y acierto, aporte más felicidad a la comunidad”.

Ángel Pintado, senador del PP

Ángel Pintado, senador del PPEn las filas del PP, una de las voces a tener en cuenta es la del senador Ángel Pintado, presidente además de Acción Mundial de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia. En su caso, la defensa de la vida marca en gran parte su compromiso político. Así, ante la polémica reforma de la Ley del Aborto, obra de sus compañeros de formación, se muestra a favor: “El avance hacia el reconocimiento de los derechos del niño concebido y no nacido es claro. En la legislación actual el niño había quedado sin protección alguna, intentando transformar el aborto en un derecho”. De ahí que lamente “la virulencia de este debate por parte de la izquierda”, pues “ellos siempre se habían tenido por los defensores de los más débiles”.

No obstante, y en consonancia con los obispos españoles (que señalan la reforma como insuficiente, reclamando el “aborto cero”), Pintado también busca ir más allá. Algo en lo que, por su posición, es optimista: “He podido conocer de primera mano la situación en muchos países, encontrando múltiples experiencias en favor de la vida por parte de parlamentarios, asociaciones, médicos, científicos, actores… Sobre todo muchas mujeres, que son las que juegan aquí un papel fundamental. Puedo asegurar que existe una corriente mundial favorable a la vida. La batalla durará más o menos, en función de nuestra entrega a la causa, pero llegará el día, no me cabe ninguna duda, en que el aborto será totalmente abolido de las legislaciones”.

“Si no fuera cristiano,
igualmente defendería la vida del no nacido.
Lógicamente, mi vida de fe me transmite
la fortaleza y convicción necesarias
ante los obstáculos que se puedan presentar”.

Para ello, él mismo reconoce que siempre trata de que este sea el horizonte a seguir dentro de su partido: “En charlas con compañeros, veo oportunidades para hablar de la maravilla de la vida y tratar de convencer, no vencer, con argumentos a esas personas que puedan tener una idea diferente. En ocasiones, ha habido confrontación de pareceres, pero hay que aclarar que este problema no es de creencias religiosas. Yo milito en un partido político en cuyos estatutos, congresos, programa electoral o en intervenciones en sede parlamentaria del presidente del Gobierno o del ministro de Justicia siempre nos hemos manifestado a favor de la vida y comprometidos a reformar la legislación sobre el aborto. El problema lo tienen otros. Si no fuera cristiano, pienso, igualmente defendería la vida del no nacido. Lógicamente, mi vida de fe me transmite la fortaleza y convicción necesarias ante los obstáculos que se puedan presentar”.

Algo que, valora Pintado, le viene del ejemplo de sus padres: “No tenía intención de entrar en política. Pero la formación recibida de ellos y, sobre todo, su ejemplo, contribuyó mucho a ello. Vi siempre una gran generosidad y una disponibilidad de ayudar a los demás. Ambos fueron muy buenos cristianos”.

En definitiva, observando el caso de estos cinco políticos españoles, tan distintos entre sí en lo ideológico, volvemos al principio: todo cristiano está llamado a trabajar por el bien público. Y, para ello, no hay límites ni etiquetas; basta con amar a su pueblo y tener humildad para mirar por todos.joven con sobres y papeletas para votar en una urna

“Otra política es posible”

En cuanto a la pérdida de credibilidad de la clase política en un contexto de crisis generalizada como el actual, Fernando Redondo opina que es mucho lo que pueden hacer los cristianos: “Tenemos la obligación de llegar a nuevos consensos políticos, de repensar conceptos, de dignificar y repensar la política. Y aquí, quienes podemos aportar nuevas visiones, otras miradas, somos los cristianos. Podemos presentar otras opciones éticas, posicionar las virtudes como nuevas respuestas a los valores que tan en desuso están empezando a estar. Ahí es donde más compatible aún serán fe y política, porque otra política es posible”.

Por ello, de cara a la juventud, y más a la cristiana, su invitación es clara: “A ti, joven, que posees un anhelo espiritual para cambiar el mundo, ¡no lo pienses! La política necesita de tus manos. Pero no una política alejada de los ciudadanos, sino la política de los ciudadanos, la del bien común, la de la solidaridad”.

Javier Madrazo también posa su mirada en las nuevas generaciones y piensa en qué le diría a un joven cristiano con inquietud política: “Le diría que buscara el camino en el que se sintiera más útil y a gusto. También ha de tener claro que la política no es un absoluto, sino que hay otros campos en los que desarrollar una acción política aparte de las instituciones y en los que uno se puede comprometer en causas como el ecologismo, el feminismo o la lucha contra la pobreza. Los partidos políticos solo son una opción, necesaria, aunque a veces no sean la más amable. En este sentido, percibo que hay una crisis estructural por la que las actuales formaciones políticas deben de abrirse de verdad a la ciudadanía, con fórmulas participativas. Si no, acabarán superadas por nuevas fórmulas alternativas”.

Carlos Salvador concluye la cuestión de un modo conciso: “A los jóvenes descontentos con la política, les diría: si no te gusta, muévete, cámbiala”.

Francisco insufla esperanza

Más allá de las respectivas ideologías, el papa Francisco también ha supuesto un aldabonazo de ánimo y esperanza para nuestros políticos. En el caso de Ángel Pintado, recibe su llamada al compromiso público “con gran alegría, pues todos sabemos que, en la actualidad, la política no pasa por su mejor momento. Que sea el Papa quien anima a esta labor es un gran estímulo para continuar trabajando. Hay que recuperar virtudes clave: fortaleza, prudencia, optimismo, alegría y ser hombres y mujeres piadosos”.

En el caso de Javier Madrazo, destaca que la propia figura del Papa ha hecho que muchos se replanteen ciertos prejuicios: “Para los cristianos progresistas, Francisco ha supuesto un aire nuevo, fresco. Hasta ahora estábamos en las catacumbas, pero ahora produce una gran satisfacción ver cómo se conecta con el mundo de hoy, con un cristianismo más encarnado, que es sal y levadura en la vida de la gente”.

En el nº 2.881 de Vida Nueva.

 

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