La Diócesis de Ciudad Rodrigo se mueve

sesión de la asamblea diocesana de Ciudad Rodrigo

Una asamblea dividida en varias etapas marcará los pasos a seguir en el futuro

sesión de la asamblea diocesana de Ciudad Rodrigo

Una de las sesiones de la asamblea convocada por el obispo Berzosa (centro)

ROBERTO RUANO ESTÉVEZ (SALAMANCA) | Que nuestra Iglesia de Ciudad Rodrigo se renueve constantemente a la luz del Evangelio. Así reza el lema de la asamblea en la que la Diócesis de Ciudad Rodrigo se halla inmersa durante todo este curso pastoral 2013-2014. Se trata de una iniciativa que convoca su obispo, Raúl Berzosa, y que se está desarrollando en distintas fases.

La asamblea tiene cuatro ejes, a modo de brújula, explicados por el propio Berzosa: “El norte: la conversión personal y comunitaria a Jesucristo; el sur: vivir la diocesaneidad; el este: la formación para saber dar razón de lo que creemos y oración para tener verdadera experiencia de Dios; y el oeste: potenciar la presencia pública de nuestra Iglesia en esta sociedad nueva”.

El objetivo último es que la Iglesia de Ciudad Rodrigo no se quede “en casa” mirándose el ombligo, sino que “salga a la calle, a la periferia”, incide su obispo a Vida Nueva.

La aspiración de los cristianos de Ciudad Rodrigo es crecer, pero no crecer en número, sino crecer hacia dentro, con comunidades más vivas, donde se respire mucho más el Evangelio.

“Nuestra Iglesia de Ciudad Rodrigo es muy pequeña, y nos vemos muy pequeños, envejecidos, hasta desalentados, y puede que bloqueados y con resistencias. Nos parecía que estábamos en plena noche. Con estos encuentros queremos cambiar la noche por un acceso a la luz y al amanecer. No es cuestión de crecer en grandeza, ni siquiera en número, sino en significatividad evangélica. Hay cuestiones que nos preocupan, que si no las atendemos, nuestra Iglesia aparecerá como residuo. Estas cuestiones son: el relevo generacional, la comunión y los pobres. Sin comunión y sin pobres la Iglesia se devalúa; sin jóvenes seremos un simple recuerdo dentro de unos años”, añade José Manuel Vidriales, vicario de Pastoral de la Diócesis de Ciudad Rodrigo.

La primera fase, a modo de preparación, se desarrolló entre los meses de junio y noviembre del año pasado. Durante esta etapa, el obispo Berzosa recorrió todos los arciprestazgos, mantuvo encuentros con las distintas delegaciones diocesanas, se entrevistó con los presbíteros y con las congregaciones religiosas…, tomándole el pulso a la realidad diocesana de esta tierra castellana.

Tres vocaciones

El pasado mes de diciembre arrancó la segunda fase, la de mayor relevancia, que se prolongará hasta el próximo mes de abril. A lo largo de todo este tiempo, se desarrollarán, a modo de sesiones y conferencias, las tres grandes vocaciones en la vida de la Iglesia: sacerdotes, religiosos y laicos.

Rafael Serrano, delegado de Apostolado Seglar de Madrid; Ana Abril, de Cáritas Española; Mariola Iglesias, de la Compañía de Santa Teresa de Jesús; Juan Luis Martín Barrios, director del Secretariado de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española; y Tomás Durán, vicario de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, son algunos de los invitados a estas charlas. Las ponencias, según apunta Vidriales, tienen como objetivo “reflexionar, conversar y buscar propuestas para la Iglesia del futuro; además de poner nombre a las personas que formamos esta Iglesia del Señor que peregrina en Ciudad Rodrigo”.

Una vez concluyan las conferencias, en los meses de mayo y junio, se desarrollará la fase de asamblea diocesana propiamente dicha. Durante la misma, los fieles de la diócesis reflexionarán sobre todo lo visto y oído en las fases precedentes.

La etapa de cierre será la misión, a partir del mes de junio, que consistirá en la difusión de las conclusiones. Orientaciones que servirán para la elaboración de los planes de futuro de la pastoral diocesana en Ciudad Rodrigo. “No buscamos ni esperamos resultados espectaculares –señala su vicario–, solo buscamos dejarnos sorprender por el Señor y por los hermanos para que sea posible intuir caminos, señalar pasos, estrenar métodos que nos den impulsos de vida y nos permitan caminar humildemente pero rebosantes de esperanza”.

En el nº 2.881 de Vida Nueva.

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