El mapa no es el territorio

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Las congregaciones religiosas andan reunificando sus provincias y distritos, con no pocos esfuerzos. Es una respuesta no solo al descenso de vocaciones; también a la necesaria unidad de fuerzas y recursos, muchos de ellos ya en manos de laicos.

Se abren nuevos espacios y nuevas geografías. La novelista británica Ivy Compton-Burnett lo dijo con fuerza: “La vida real no tiene mapa alguno”. Y la vida es real, pero se va volviendo virtual, queramos o no. La Red ha roto fronteras, y estamos con Vicente Huidobro cuando proclamaba que el reloj se había desprendido de las manecillas.

Estamos en un tiempo nuevo en el que el “mapa no es el territorio”, frase que acuñó el lingüista polaco Alfred Korzybski en su obra Science and Sanity (1933). Y sobre lo mismo escribe en El mapa y el territorio Michel Houellebecq.

Si la Iglesia busca seguir encarnándose, no puede eludir esta realidad de las nuevas cartografías; las parroquias, diócesis, divisiones eclesiásticas y el organigrama territorial no pueden olvidar un mundo globalizado, itinerante, virtual, con fronteras difusas. En ese mapa ha de seguir predicando la Iglesia para no quedarse encerrada en el pasado y en geografías de poder.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.881 de Vida Nueva

Compartir