Chiapas, un conflicto no resuelto

Se cumplen 20 años del levantamiento zapatista, en el que medió la Iglesia para evitar más muertes

niño frente a un mural zapatista en Chiapas

PABLO ROMO CEDANO (MÉXICO DF) | Hace veinte años, ante el contexto de guerra visibilizado por el levantamiento armado zapatista, la diócesis mexicana de San Cristóbal de Las Casas, encabezada por su obispo, Samuel Ruiz, inició un trabajo complejo y delicado para construir la paz. Tras varios días de intensos combates, se alcanzó una tregua. Era el 12 de enero de 1994.

Las partes en conflicto habían aceptado como mediadores para un futuro diálogo al obispo Ruiz y a Manuel Camacho, como representante del Gobierno federal. Se abría una ventana para la paz.

En esos primeros doce días de enero, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había tomado no solo varias localidades del sudeste de Chiapas, sino también el cuartel militar de Rancho Nuevo. La toma de este cuartel fue poco resaltada en las crónicas de la época, pues significó una afrenta muy grave contra el Ejército Federal.

La respuesta no se hizo esperar: las fuerzas aéreas del entonces Gobierno de Carlos Salinas de Gortari iniciaron una serie de bombardeos donde presuntamente se habían concentrado algunas fuerzas zapatistas. Los combates se sucedieron uno tras otro dejando decenas de muertes. Uno de los más cruentos se llevó a cabo en Cuxuljhá, comunidad tzeltal.

En las comunidades indígenas y en las poblaciones mestizas se escuchaban con gran temor las noticias de la muerte. Primero cientos y luego miles de personas se vieron en la necesidad de desplazarse a las ciudades de Tuxtla Gutiérrez y, sobre todo, de Palenque y la propia San Cristóbal. El éxodo crecía conforme la guerra continuaba.

En esos días, el clamor por el cese del fuego se escuchaba en todas partes. Las manifestaciones de la sociedad civil organizada se multiplicaron y el 10 de enero convergieron en el Zócalo capitalino.

En tanto, el Gobierno cambiaba su estrategia –al menos momentáneamente–, y en lugar de dar una respuesta armada, ofreció un diálogo aceptando a Samuel Ruiz como mediador.

(…)

Ciertamente se logró transformar el conflicto de una lucha abierta armada a un fallido proceso de diálogo. Ciertamente se evitó, gracias a la mediación y el apoyo de la sociedad civil y de actores políticos, que mucha gente muriera y sufriera aún más con una guerra más cruenta. Sin embargo, veinte años después, este es un conflicto no resuelto. La agenda de los pueblos indios no solamente no se cumplió, sino que ya ha perdido vigencia, pues los derechos humanos han avanzado mucho en los últimos 18 años.

Felipe Arizmendi, obispo de San Bartolomé de Las Casas

Felipe Arizmendi

 

“Todavía se menosprecia a los indígenas”

GILBERTO HERNÁNDEZ | Felipe Arizmendi llegó a Chiapas, a hacerse cargo de la diócesis que había pastoreado Samuel Ruiz, en el año 2000. Y a pesar de los esfuerzos que dice que se han hecho, también él constata la “extrema marginación” en la que todavía viven las comunidades indígenas en México.

PREGUNTA.- Hace dos décadas que irrumpió en la escena política internacional el EZLN, buscando satisfacer una serie de reivindicaciones para las poblaciones indígenas. ¿Qué situaciones detonaron aquella rebelión? ¿Siguen presentes hoy en día?

RESPUSTAS.- En Chiapas, con Oaxaca, Guerrero y algunas partes de Veracruz, sigue siendo de extrema marginación en varios de sus municipios. El Gobierno, la Iglesia y la sociedad civil hemos hecho algunas cosas para que esto cambie, pero la brecha de la pobreza es enorme y los rezagos son seculares.

P.- ¿Qué avances se han tenido en las condiciones de vida de los pueblos indígenas después de la aparición del movimiento zapatista?

R.- El principal avance es la valoración de sí mismos que han hecho los indígenas; se consideran dueños del territorio, que tienen derechos, que su cultura vale, que no los pueden ignorar, que su voz debe ser tomada en cuenta. Desde luego que estos avances no se deben solamente al EZLN, sino que es un trabajo conjunto de muchos actores del Gobierno, de las Iglesias y de la sociedad.

P.- ¿En qué momento se encuentra la pastoral indígena de la Iglesia católica?

R.- Aparecida dio un impulso a esta pastoral, aunque no en todas partes se la toma en cuenta. Hay todavía agentes de pastoral que ignoran y menosprecian a las personas indígenas y a sus culturas. Se han incrementado las vocaciones consagradas y sacerdotales indígenas, y en algunos seminarios se hacen esfuerzos para que no pierdan sus raíces. Estamos avanzando en la traducción bíblica y litúrgica del náhuatl, que hablan más de millón y medio de mexicanos, y que fue el idioma que habló la Virgen de Guadalupe.

Chiapas, un conflicto no resuelto [íntegro solo para suscriptores]

Entrevista con Felipe Arizmendi [íntegra solo suscriptores]

En el nº 2.880 de Vida Nueva.

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