Tiempo de recuperar la alegría en Santiago de Compostela

reunión del Sínodo diocesano en Santiago de Compostela

El Sínodo diocesano quiere romper con la rutina y los clichés

reunión del Sínodo diocesano en Santiago de Compostela

Reunión de la comisión general del Sínodo compostelano

JOSÉ RAMÓN AMOR PAN (SANTIAGO DE COMPOSTELA) | La comisión general del Sínodo diocesano que está en marcha en Santiago de Compostela se reunió el 25 de enero, en la casa de ejercicios de la capital gallega, para evaluar su desarrollo. En su alocución inicial, el arzobispo Julián Barrio hizo una llamada a la perseverancia y a “superar cansancios, indiferencias o pasividades”, conscientes de que “lo acostumbrado y durante mucho tiempo vigente parece desmoronarse, con frecuencia, en dimensiones alarmantes”. También señaló que la fe, “a la vista de un nuevo ateísmo a veces agresivo, tiene que ganar en sustancia y perfil”.

El prelado concluyó su intervención con estas palabras: “En otras partes y países del mundo hay Iglesias locales que materialmente poseen mucho menos que nosotros, y que, sin embargo, son más felices y más llenas de confianza en la fe. Realmente, nada nos impide también aquí entre nosotros ser cristianos de todo corazón y llenos de confianza pese a nuestros pecados”.

Tras este discurso, el turno fue para el secretario del Sínodo, Alfonso Novo, quien, en primer lugar, hizo una presentación y valoración de los documentos preparatorios llegados a la secretaría (tres de los cinco que debían haberse presentado, pues los temas que abordará el Sínodo han sido agrupados en cinco áreas: Vivencia y transmisión de la fe; Celebración de la fe; La comunión cristiana; Iglesia y sociedad; y Revisión de las estructuras pastorales de la diócesis).

El medio centenar de integrantes de la comisión valoró los esquemas como aportaciones útiles, que ahora deben dar lugar a la elaboración de las oportunas fichas para trabar en las parroquias y en las demás entidades eclesiales de la diócesis (que habrán de ser escuetas, con lenguaje sencillo, que no sean vagas ni propuestas de libro, que ayuden a evaluar la situación actual de la diócesis, para –desde ahí– hacer propuestas creativas, fecundas y realistas).

Como señaló Novo a Vida Nueva, “que la consulta que se haga a las parroquias y a otras comunidades sirva, por lo menos, para que, conociendo la Iglesia que tenemos, sepamos la Iglesia que queremos”.

El sacerdote coruñés añadió: “La primera exhortación apostólica del papa Francisco tiene el significativo título de La alegría del Evangelio. El cristianismo, sobre todo en nuestras regiones, corre el riesgo de caer en una rutina que impida o dificulte la percepción de que el Evangelio de Jesús es de verdad una buena noticia. Mensajes tan vivificantes como que el perdón es más fuerte que el pecado, que la vida es más fuerte que la muerte o que el amor es más fuerte que el odio, se han convertido en clichés archisabidos, aunque no por ello mejor incorporados a nuestras convicciones más íntimas. Aquellos que se profesan cristianos muchas veces no llevan en su rostro y en sus actitudes ante la vida el gozo y el coraje de quien se sabe amado infinitamente por el Amor Infinito”.

Caridad y claridad

A juicio del secretario, “una de las funciones de este Sínodo es recuperar para el cristiano la alegría de la salvación, de modo que sea operativa en la vida personal, en las relaciones sociales y en las relaciones eclesiales, para que resplandezca con claridad que la Iglesia tiene su razón de ser en la fraternidad de quienes se reconocen hijos del mismo Padre. Hay que evitar el riesgo de convertirse en profetas de desdichas. Pero ello no vuelve inútil todo intento de –con caridad, pero también con claridad– descubrir cuáles son las carencias, las inercias y las debilidades de nuestra Iglesia compostelana. Con caridad, porque no se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones. Pero con claridad también, pues a veces se confunde la caridad con los respetos humanos, y por no herir la susceptibilidad de una persona, se puede dañar a una multitud”.

La comisión también aprobó el reglamento de funcionamiento de los grupos sinodales. A falta de la aprobación definitiva de los cinco documentos preparatorios en una próxima reunión de la comisión, el Sínodo entra ahora en la fase de consulta al Pueblo de Dios a través de la constitución de grupos sinodales por toda la geografía diocesana.

Se insistió en tres puntos: la primera tarea de los grupos será la lectura de la carta pastoral de convocatoria del Sínodo (todavía una gran desconocida); a la hora de elegir a los integrantes de los grupos, no pueden subestimarse las posibilidades de la gente más sencilla; por último, la necesidad de dar a conocer la consulta sinodal más allá de las estructuras eclesiales, en el ámbito de la vida civil.

En el nº 2.880 de Vida Nueva

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