Guatemala se asfixia a sí misma

varias chicas jóvenes portan un ataúd en Guatemala

En 2013 hubo otra vez más de 6.000 asesinados, con una media de 16,63 diarios

varias chicas jóvenes portan un ataúd en Guatemala

M. Á. MALAVIA | Parece ya una costumbre macabra la que lleva, ante cada cambio de año, a hacer balance del número de asesinados en Guatemala. Pero, desgraciadamente, se comprueba cómo cada vez el horror se hace más y más grande. Así, 2013 se cerró con 6.072 muertos de forma violenta, casi en un 80% de los casos por armas de fuego. La media diaria de homicidios fue de 16,63, superando el promedio de 16,5 de 2012, donde se llegó hasta los 6.025 en total.

Las cifras, ofrecidas por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, hacen ver que la cultura de la violencia está muy extendida en este pequeño país centroamericano, de apenas 15 millones de habitantes y que ya en 2011 llegó a las 6.234 muertas violentas, superando entonces las 17 diarias.

Un penoso balance que, desgraciadamente, ya parece haberse asentado. Y que afecta a todos los segmentos sociales, pues no escapan de esta vorágine políticos, sacerdotes o campesinos, por citar diferentes colectivos. A su vez, del número de víctimas asesinadas por armas de fuego, 4.152 fueron hombres y 522 mujeres. También, al menos, 69 fueron niños.

En cuanto a las causas, la principal se debe a la acción de las bandas criminales, tanto las pandillas juveniles (las llamadas maras) como las organizadas en torno al narcotráfico. El presidente, Otto Pérez Molina, quien llegó al poder hace dos años prometiendo “mano dura” contra la violencia generalizada como principal baza electoral, ha asegurado que aumentará en 5.000 el número de efectivos policiales, que llegarán ya hasta los 35.000.

La Iglesia pide ir a las causas

La Iglesia católica, así como el resto de confesiones cristianas, han llamado en numerosas ocasiones al presidente a que empiece por “erradicar el hambre y la pobreza”, pues estas son, a su juicio, “las causas principales” de las que se nutre la criminalidad.

Del mismo modo, le invitan a trabajar “sobre los fundamentos éticos de una sociedad democrática”. De hecho, así se tituló un mensaje muy claro de la Conferencia Episcopal publicado el pasado 4 de noviembre. Dirigido a todos los responsables públicos, los obispos señalaron cómo la división y la confrontación a la hora de componer los organismos de Justicia reflejaban la preponderancia de “intereses ajenos” al bien común. “Lamentablemente –observaban los prelados–, hay muchos signos que indican que las cosas no funcionan”.

En el nº 2.879 de Vida Nueva

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