La protección de la infancia sigue siendo una prioridad

Se creará una comisión específica a propuesta del consejo de cardenales

 

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Este Papa no reniega de las tradiciones, pero imprime en todas ellas su sello personal. Lo ha demostrado, una vez más, en el acto de veneración a la Inmaculada, en la Plaza de España. Fue Pío XII quien comenzó enviando todos los años, el 8 de diciembre, un ramo de flores al monumento erigido frente a la sede de la embajada de España ante la Santa Sede, inaugurado por Pío IX en 1857. En 1958, Juan XXIII vino personalmente por primera vez a la Piazza di Spagna, y esa tradición fue continuada ininterrumpidamente por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Francisco ya dio cita este domingo 8 a los romanos que le escuchaban a la hora del Angelus en la Plaza de San Pedro para que le acompañasen por la tarde en el homenaje a la Inmaculada. Estos, que desde primeras horas del día (después de que los bomberos colocasen a las siete y media de la mañana en el brazo derecho de la estatua una corona de flores blancas) habían inundado el monumento con ramos, no se hicieron de rogar y eran decenas de miles los que tomaron posiciones en la plaza y en todas las calles colindantes por las que iba a pasar el Pontífice.

V_Inmaculada-2_optPoco antes de las cuatro de la tarde, la comitiva papal llegó al comienzo de la Via Condotti. Bergoglio viajaba en el ya habitual Ford Focus matrícula SCV 00919; de él se bajó apenas llegó a la plaza y exclamó: “¡Cuánta gente!”. Rodeado de su séquito (el sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado vaticana, Giovanni Angelo Becciu; el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein; y su viceprefecto, Leonardo Sapienza), llegó saludando a diestra y siniestra hasta donde le esperaban el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, y el alcalde de la ciudad, Ignazio Marino, al que saludó con un efusivo abrazo.

Bajo la dirección de Guido Marini, dio comienzo la paraliturgia mariana con una lectura del Apocalipsis. El Papa (bastante resfriado, por cierto) dio lectura a su breve alocución: “Ayúdanos a permanecer atentos a la voz del Señor: que no nos deje nunca indiferentes el grito de los pobres, que no nos encuentre distraídos el sufrimiento de los enfermos y de los que sufren necesidad, que nos conmuevan la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños, que toda vida humana sea siempre amada y respetada por nosotros”.

La ceremonia, en medio de un gran silencio, prosiguió con el canto de las letanías lauretanas y del Ave María, mientras se depositaba al pie del monumento un cesto con cien rosas blancas para concluir con la bendición papal. Inmediatamente después, el Santo Padre saludó al embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga; a los cardenales Antonio Cañizares y Fernando Filoni, y a otras personalidades eclesiásticas y civiles.

V_O'Malley_optInmediatamente, le acercaron un grupo de enfermos en sillas de ruedas que habían esperado ese momento durante varias horas. El Papa no les defraudó y, con cada uno de ellos, intercambió afectos y palabras. A uno, que le regaló una botella de licor, le dijo bromeando: “¡No sabía que tenía la reputación de ser un alcohólico!”. Tras recorrer la larga hilera de enfermos, mientras la multitud le ovacionaba, subió de nuevo al utilitario y se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor, para orar ante el icono de la Salus populi romani. Es la sexta vez que Bergoglio visita este templo.

Por otro lado, del 3 al 5 de diciembre, Francisco ha presidido la segunda reunión del consejo de cardenales que ha nombrado para ayudarle en el gobierno de la Iglesia y en la reforma de la Curia. Con su buena voluntad, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, mantuvo varios encuentros informativos con la prensa, pero era manifiesto que tenía muy poco que comunicar.

En síntesis, el llamado C-8 ha comenzado la revisión de diversos organismos de la Curia. En esta ocasión, han sido sometidas a examen las congregaciones de Culto Divino, Causas de los Santos, Educación Católica y Evangelización de los Pueblos. También recibieron la visita del nuevo secretario de Estado, Pietro Parolin, ya plenamente incorporado a su trabajo.

El último día de la reunión cardenalicia, vino a la Sala de Prensa el arzobispo de Boston, el cardenal Patrick O’Malley, para informarnos del único fruto tangible de sus trabajos: la propuesta hecha al Santo Padre de que cree una comisión específica “para la protección de los niños, con la finalidad de aconsejar al papa Francisco sobre el compromiso de la Santa Sede en la protección de los niños y en la atención pastoral a las víctimas de los abusos”.

Una labor coordinada

Según el purpurado –que rige una de las diócesis más sacudidas por el escándalo de la pedofilia–, los objetivos de la comisión serán “referir sobre el estado actual de los programas para la protección de la infancia; formular sugerencias sobre nuevas iniciativas por parte de la Curia, en colaboración con los obispos, conferencias episcopales, superiores religiosos y conferencias de superiores religiosos; proponer nombres de personas aptas para una puesta en marcha sistemática de estas nuevas iniciativas, incluyendo a seglares, religiosos, religiosas y sacerdotes competentes en la seguridad de los niños, en las relaciones con las víctimas, en la salud mental, en la aplicación de las leyes”. Vasto programa, como se ve, que se concretará –según añadió O’Malley– en directrices para la protección de la infancia, programas de formación, establecimiento de protocolos para crear atmósferas de seguridad, cooperación con las autoridades civiles y una pastoral de apoyo a las víctimas y sus familiares.

Lombardi confirmó que la tercera reunión del consejo cardenalicio (que no será, desde luego, la última) tendrá lugar del 17 al 19 de febrero, en vísperas del consistorio para crear nuevos cardenales. Esperemos que, entonces, las reflexiones del consejo hayan madurado lo suficiente como para indicar, al menos, las grandes líneas de la reforma de la Curia, que no puede ser mandada ad calendas romanas, como tantas veces ha sucedido.

Finalmente, el viernes 6, tuvo lugar en la llamada Sala de los Papas del Palacio Apostólico, el encuentro de Francisco con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, que, en su sesión anual, han proseguido en el estudio de tres temas principales: relaciones entre monoteísmo y violencia, la Doctrina Social de la Iglesia y el sentido de la fe. “La fe en un Dios único y tres veces santo –les dijo Bergoglio– no es y no puede ser generadora de violencia e intolerancia. Al contrario, su carácter altamente racional le confiere una dimensión universal capaz de unir a los hombres de buena voluntad”. Dirigiéndose a todos y cada uno de los que le escuchaban, el Papa les advirtió: “Los teólogos son pioneros.Esto es importante: pioneros. ¡Adelante! Pioneros del diálogo de la Iglesia con las culturas. Pero esto de ser pioneros es importante también porque algunas veces se puede pensar que se quedan atrás, en el cuartel… ¡No, en la frontera! Este diálogo de la Iglesia con las culturas es un diálogo al mismo tiempo crítico y benévolo, que debe favorecer la acogida de la Palabra de Dios por parte de los hombres de toda nación, raza, pueblo y lengua”.

Antonio Pelayo. Roma

V_Inmaculada_optIOR

Poner orden, transparencia y claridad en la gestión del Instituto para las Obras de Religión (IOR) no está resultando tarea fácil y tanto el Papa como su consejo  de cardenales no acaban de acometer las reformas indispensables. La información, por supuesto, es muy escasa. No se ha sabido nada de la reunión mantenida el 5 de diciembre entre el Consejo de Vigilancia y el nuevo director del IOR, Rolando Marranci.  Sobre este, por cierto, ha escrito una carta al presidente, el alemán Ernst von Freyberg, el cardenal Attilio Nicora, responsable de la Autoridad para la Información Financiera (AIF). Nicora, que no es hombre de componendas y que ya mantuvo con Bertone más de un contencioso, pide, antes de ratificar el nombramiento (ad interim, se ha dicho), “la adquisición de ulteriores informaciones de las autoridades competentes en el sector financiero y bancario de los estados en los que el señor Marranci ha trabajado en el pasado, así como eventuales y precedentes vínculos con sociedades incluso privadas o de consulta, con el fin de tener una valoración cuidadosa de que responde plenamente a los requisitos establecidos para el nombramiento por el artículo 61”.

 

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