10 películas para cultivar la fe (I)

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El cine no es sino una forma de narrar historias, historias de hombres y mujeres que creen, aman, sueñan y esperan. Invito al lector a descubrir la fe que mueve a los personajes en cada una de las películas, y la luz que en éstas podemos encontrar.

1) El sabor de las cerezas

De Abbas Kiarostami (Irán, 1997, 98 min.)

Conmovedora historia que guarda cierto paralelismo con la película fresas silvestres de Ingmar Bergman. En las afueras de Teherán, en un paisaje seco y polvoriento, seguimos a un hombre de mediana edad que quiere suicidarse y busca afanosamente a alguien que lo entierre si lo consigue. Después de la negativa de un soldado y de un seminarista, un hombre mayor accede a ayudarlo… Pero antes le habla de su propio intento de suicidio y cómo, gracias al sabor de las cerezas arrancadas de un árbol, prefirió seguir viviendo. Aquí podemos evocar la historia del profeta Elías que se adentra en el desierto y pide al Señor le quite la vida… y cómo el ángel del Señor le dice: “Levántate y come, pues te queda todavía un camino muy largo” (1 Re 19, 7).

2) Camino a casa

De Zhang Yimou (China, 2000, 89 min.)

“Mi padre murió repentinamente. Recién me enteré anoche…”, con estas palabras en voz en off comienza la película. Mientras seguimos la narración contemplamos un camino nevado que conduce a las montañas. Quien habla es el hijo único del difunto que va a encontrarse con su madre. Ella prepara un funeral tradicional para honrar la memoria de su esposo y maestro del pueblo. El ritual consiste en llevar al muerto en andas desde la montaña mientras la gente le grita al muerto: “Este es el camino a casa”. En el Camino de Emaús (cfr. Lc 24, 13-35) encontramos a 2 discípulos que lloran por un muerto: Jesús de Nazaret. Un caminante se acerca, les pregunta sobre lo que vienen conversando, los escucha, les explica todo lo que en la Escritura se refiere a él, entra a casa con ellos, comparten el pan… y luego se va. En ambas historias hay un camino de fe que nos lleva a casa con Dios.

3) En un mundo mejor

De Susanne Bier (Dinamarca, 2010, 113 min.)

Ganadora al Óscar a Mejor película de habla no inglesa, esta cinta narra la historia de Anton, médico que divide su tiempo entre una ciudad idílica en Dinamarca y un caótico campo de refugiados en África. Abuso, abandono, rabia y deseos de venganza hay en ambos lados. Elías (hijo de Anton) sufre el constante bullying de uno de sus compañeros hasta que otro chico lo defiende (Christian). Anton también es golpeado por un mecánico frente a sus hijos y a Christian, éste se defiende poniendo la otra mejilla. Christian cree que eso no se puede quedar así y planea con Elías una “venganza” (título original de la cinta). He aquí el dilema de aplicar la ley del talión (“ojo por ojo, diente por diente”) o poner la otra mejilla (cfr. Mt 5, 38-39) que puede ser una forma de enfrentar al agresor y buscar caminos para el perdón, la reconciliación y la paz… y así acceder a un mundo mejor.

4) Cambio de planes

De Pedro Arango (España, 2011, 110 min.)

Unos días previos a la Navidad Manolo –un hombre de unos 40 años, distanciado de su esposa, con poca comunicación con sus hijos, con una vida más bien decadente y rutinaria– se encuentra con Antonio, un chico de 15 años con cáncer terminal. Antonio se sabe enfermo, que va morir; pero tiene mucha vida por dentro… y es la que quiere compartir y contagiar a todos. “¿Cómo andamos de fe?”, le cuestiona el chico a Manolo. Manolo es sincero con él: “Antes creía, pero ahora no”. Antonio, con su buen humor, le dice: “Yo al revés: antes nada y ahora no tengo duda”. Aquí podemos evocar aquel diálogo de Jesús con el padre del joven epiléptico (cfr. Mc 9, 14-29), en que al ser cuestionado en su fe este le responde: “¡Creo, pero ayúdame a tener más fe!”. Cambio de planes es una bella historia con sus toques de humor que nos invita al cambio de actitudes, a valorar y buscar la vida, a crecer en la fe.

5) Espacio interior

De Kai Parlange Tessmann (México, 2012, 89 min.)

Basada en una historia real, con una buena edición y buen ritmo esta película nos cuenta cómo vive Lázaro un prolongado secuestro en un cuarto de 3 metros cuadrados completamente aislado del mundo exterior. Con varios emplazamientos de cámara vemos cómo este joven y reconocido arquitecto transforma este reducido espacio, negocia, lleva cuentas, se ejercita, ora… con el recurso del flashback sabemos más de su historia: de su familia, de sus padres, hermanos, esposa e hijos. Con la edición en paralelo vemos lo que hace su familia buscando su liberación. Por supuesto el nombre ficticio de Lázaro (Aquel al que Dios socorre) nos recuerda al amigo de Jesús que fue desatado y liberado de la muerte. No olvidemos también el cuestionamiento de Jesús a Marta: “¿No te he dicho que, si tienes fe, verás la gloria de Dios?” (Jn 11, 40).

Sergio Guzmán, S.J.

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