250.000 dominicanos, extranjeros en su propia casa

División en República Dominicana por la retirada de la nacionalidad a estos ciudadanos

protesta en República Dominicana contra la sentencia para expulsar a 250.000 dominicanos

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Más de 62.000 personas han visto en YouTube un vídeo protagonizado por María José, nacida hace 32 años en República Dominicana e hija de inmigrantes haitianos. Al igual que otras 250.000 personas en su situación, está amenazada por la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), del pasado 23 de septiembre, por la que se retira la nacionalidad a los nacidos en territorio dominicano cuyos padres estuvieran en situación de irregularidad.

Una medida que afecta en su mayoría a la numerosa comunidad originaria de la vecina Haití y cuyo drama se extiende hasta a cuatro generaciones, pues la decisión es retroactiva y señala a todas las personas en esta situación desde 1929. Por tanto, en caso de que se llevara a cabo su expulsión, muchos tendrían que dejar su país e irse a otro en el que jamás estuvieron, y tal vez ni siquiera sus abuelos…

En dicho vídeo, María José, entre lágrimas, refleja ese sentimiento común al contar cómo le rompieron en la cara su documentación cuando quiso matricularse en Magisterio: “Me sentí como un chivo… Me pregunté quién soy. Mis padres vinieron en 1969. Yo no conozco Haití ni a nadie allí, ni sé hablar el creole. Soy dominicana, pero están matándonos… Hace cinco años que terminé el Bachillerato y no puedo ir a la Universidad, que es mi sueño. Estamos viviendo un infierno. A los que nos hacen esto les diría que hay un Dios en el cielo, que sabe hacer justicia y que sabe que somos inocentes. Que busquen una mejor forma de matarnos, que sea más rápida la muerte”.

La trampa del lenguaje

Quien conoce de cerca un fenómeno que está desgarrando la sociedad dominicana es el jesuita Mario Serrano, director nacional del Sector Social de la Compañía de Jesús y coordinador de la Pastoral Haitiana en la Conferencia Episcopal Dominicana.

A lo largo de una reciente gira por España, con Entreculturas, explica a Vida Nueva que lo que más lamenta es “la división social causada, construida con la trampa de mezclar términos. No hablamos de inmigrantes, sino de derechos ciudadanos, pues estas personas, que hasta hace nada eran dominicanos que pagaban sus impuestos y trabajaban como funcionarios, de pronto, son extranjeros”.

A su juicio, “todo tiene su causa última en la cuestión del voto. Es una minoría nacionalista y antihaitiana la que impulsa esto, señalando a estos ciudadanos como chivo expiatorio. Quitándoles el voto, allanan su camino”.

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