Alois de Taizé: “La gran cuestión es cómo dar visibilidad a lo que nos une”

grupo de jóvenes en el encuentro ecuménico de jóvenes Estrasburgo 2013

Estrasburgo reúne a 30.000 participantes en el tradicional Encuentro europeo de jóvenes

grupo de jóvenes en el encuentro ecuménico de jóvenes de la comunidad de Taizé Estrasburgo 2013

Alois de Taizé: “La gran cuestión es cómo dar visibilidad a lo que nos une”

ANTÓNIO MARUJO (ESTRASBURGO) | “Se siente hoy una fatiga en el ecumenismo”, y los pioneros del diálogo ecuménico se preguntan “¿dónde está la próxima generación” que lleve adelante esta tarea?, afirmó el hermano Alois, prior de la comunidad monástica de Taizé (Francia), al término del encuentro europeo de jóvenes que tuvo lugar entre el 28 de diciembre y el 1 de enero en Estrasburgo.

En la rueda de prensa de balance del encuentro, y en respuesta a una pregunta de Vida Nueva, el hermano Alois añadió que, para contrarrestar esa fatiga, Taizé ofrece a los jóvenes la experiencia de vivir juntos lo esencial de la fe cristiana: “Siempre decimos –aseguró– que hay más cosas que nos unen que las que nos separan, pero no damos visibilidad a esto. La gran cuestión es cómo dar visibilidad a lo que nos une”.

Próximo encuentro: Praga 2014

Por su parte, el pastor Daniel Fajr, presidente del Consejo Ecuménico de Iglesias de la República Checa, recordó que la próxima edición del encuentro europeo, que se celebrará en Praga a finales de 2014, será una oportunidad para “rejuvenecer” el cristianismo checo.

Praga ya acogió en 1990 la “peregrinación de confianza sobre la Tierra” que organiza la comunidad de Taizé. Entonces, la Europa del Este vivía el inicio de la apertura política tras la caída de los regímenes comunistas. Ahora, en un país muy secularizado, este nuevo encuentro de Taizé puede ayudar a ver que “la unidad es el amor”, como decía el antiguo presidente checo, Vaclav Havel.

Porque –como señaló el hermano Alois en una de las meditaciones de la oración de la tarde– “si buscamos la reconciliación entre los cristianos, no es para ser más fuertes ni para replegarnos sobre nosotros mismos. No. Buscamos la reconciliación de los cristianos para que sea un signo del Evangelio, y que pueda ser fermento para el acercamiento entre los seres humanos y entre los pueblos”.

También musulmanes y judíos

Durante los cinco días que duró la cita en la capital de la Alsacia, unos 30.000 jóvenes de toda Europa se alojaron en familias de la ciudad y la región, e incluso en Alemania. Las comunidades católica, protestante y ortodoxa se han movilizado para la acogida, aunque ha habido también musulmanes y judíos que recibieron a los jóvenes en sus hogares.

Precisamente, las comunidades judía y musulmana de Estrasburgo protagonizaron dos estampas inolvidables: por primera vez, la sinagoga y la mezquita de la ciudad se llenaron de cientos de jóvenes cristianos para un encuentro con sus responsables.

En la Sinagoga de la Paz, la segunda más grande de Europa después de la de Budapest y que reemplazó a la anterior, destruida por los nazis, el rabino René Gutman calificó el momento de “histórico”, pues “no podemos resolver los conflictos en el mundo –dijo– si no abrimos nuestro corazón a las diferencias que nos separan y a las similitudes que nos unen”.

En la mezquita, los jóvenes fueron acogidos por chicos y chicas musulmanes. Y, en la gran sala de oración, inaugurada en septiembre de 2012, cientos de participantes en el encuentro escucharon las explicaciones de los símbolos y las palabras del Corán que decoran sus paredes.

Con los eurodiputados

En medio de reuniones y debates sobre temas sociales, artísticos, espirituales, económicos o religiosos, más de mil participantes protagonizaron otro momento único: se sentaron en la cámara del Parlamento Europeo para discutir sobre la pobreza y las nuevas formas de solidaridad.

“Es necesario que todos y cada uno descubran el compartir para no dejar a nadie en el camino”, advirtió Karima Delli, eurodiputada del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea. Tras el debate, donde participaron diputados de diferentes formaciones políticas, los jóvenes protagonizaron otra situación inédita, al cantar en la cámara el Laudate omnes gentes (Alabad al Señor, todos los pueblos).

En sus meditaciones de la última oración del día, uno de los momentos centrales del encuentro, el prior de Taizé evocaba la historia de Sudáfrica y de Europa: “Nelson Mandela, al ofrecer el perdón, ha hecho posible la sanación de heridas atroces en la historia del país. Y aquí, en Estrasburgo, recordamos que, en el siglo pasado, tras sangrientas guerras, algunas personas consiguieron embarcar a Francia y Alemania, y después a toda Europa, en un camino de perdón y reconciliación”.

El hermano Alois también propuso en sus meditaciones que “el espíritu de la reconciliación implica compartir, hacer un reparto más justo de las riquezas de la tierra”. Y decía: “Sería tan importante que los jóvenes europeos no se sintieran satisfechos con una Europa reconciliada, sino que construyesen una Europa abierta y solidaria: solidaria entre todos los países europeos y también con los otros continentes, con los pueblos más necesitados”.

En el nº 2.877 de Vida Nueva

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