Sobriedad y cercanía en las primeras navidades de Francisco

papa Francisco besa figura del Niño Jesús 25 diciembre 2013

El Papa pide que el mundo sea “una comunidad de hermanos que se respetan”

papa Francisco con un cordero al visitar un Belén viviente en Roma Navidades 2013

Durante su visita a un Belén viviente, el Papa no dudó en cargar un cordero vivo

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Las primeras Navidades de Jorge Mario Bergoglio como obispo de Roma y papa de la Iglesia universal han sido parecidas y, al mismo tiempo, distintas a las de sus inmediatos predecesores. El programa oficial de ceremonias no ha experimentado cambios substanciales, pero Francisco ha reafirmado su estilo de sobriedad y de cercanía a los problemas más urgentes de la humanidad y de la Iglesia.

El 1 de enero es, simultáneamente, la festividad litúrgica de María Santísima Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, instituida por Pablo VI, que este año ha llegado a su 47ª edición. El Papa ha querido distinguir netamente ambas realidades sin mezclarlas.

La solemne Eucaristía que el Pontífice celebró en la basílica vaticana, a la que asistió el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y en la que concelebró con él su secretario de Estado, Pietro Parolin, estuvo íntegramente centrada en la festividad mariana.

“La Madre del Redentor nos precede y, continuamente, nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. (…) A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades y las del mundo entero, especialmente, el hambre y la sed de justicia y paz; y la invocamos todos juntos: ¡Santa Madre de Dios!”. Jaculatoria que, por invitación del Papa, la asamblea repitió tres veces en alta voz.

A la hora del Angelus, la Plaza de San Pedro ya estaba abarrotada. Miles de personas habían participado en una Marcha por la Paz organizada por la Comunidad de Sant’Egidio, a la que habían dado su adhesión unas sesenta organizaciones diferentes. La mañana era de una luminosidad espléndida. Desde la ventana de su estudio, Bergoglio, después de un cordial saludo a la multitud, desarrolló la idea central de su mensaje para esta Jornada Mundial de la Paz, titulado La fraternidad, fundamento y camino para la paz.

“De aquí –dijo– deriva para cada uno de nosotros la responsabilidad de trabajar a fin de que el mundo sea una comunidad de hermanos que se respetan, se aceptan en su diversidad y se preocupan unos por otros. Estamos también llamados a darnos cuenta de las violencias e injusticias presentes en tantas partes del mundo y que no pueden dejarnos indiferentes e inmóviles; es necesario el compromiso de todos para construir una sociedad verdaderamente más justa y solidaria. (…) En este primer día del año, que el Señor nos ayude a caminar todos juntos con mayor decisión por los caminos de la justicia y de la paz; que el Espíritu Santo actúe en los corazones, disuelva las cerrazones y las durezas y nos conceda enternecernos ante la debilidad del Niño Jesús. La paz, efectivamente, requiere la fuerza de la mansedumbre, la fuerza no violenta de la verdad y del amor”.

papa Francisco en la bendición Urbi et Orbi 25 diciembre 2013

Bendición Urbi et Orbi el 25 de diciembre

Bendición Urbi et Orbi

Estas ideas están íntimamente unidas las del mensaje que el Santo Padre pronunció el día de Navidad con ocasión de la bendición Urbi et Orbi. “La verdadera paz –afirmó el 25 de diciembre desde el balcón central de la loggia de las bendiciones, que se asoma a la Plaza de San Pedro y de la que había desaparecido el aparatoso trono de anteriores ocasiones– no es un equilibrio de fuerzas opuestas. No es pura fachada, que esconde luchas y divisiones. La paz es un compromiso cotidiano y la paz es también artesanal, pues se logra contando con el don de Dios, con la gracia que nos ha dado en Jesucristo. Viendo al Niño en el Belén, Niño de paz, pensemos en los niños que son víctimas de las guerras, pero pensemos también en los ancianos, en las mujeres maltratadas, en los enfermos. (…) ¡Las guerras destrozan tantas vidas y causan tanto sufrimiento!”.

El Papa inició después un recorrido por los más cruentos escenarios bélicos del planeta en estos momentos de la historia. Siria, en primer lugar, para que su pueblo –insistió– “se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria”. [La primera guerra del papa Francisco]

Crónica completa solo para suscriptores, en el nº 2.877 de Vida Nueva

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