Ecumenismo y diálogo interreligioso: caminando juntos se va más rápido

El pontificado de Francisco podría impulsar avances significativos

papa Francisco y Bartolomé I patriarca ecuménico de Constantinopla 20 marzo 2013

Francisco y Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla, el 20 de marzo

M. Á. MALAVIA | Un simple repaso a la historia de la Iglesia en el medio siglo transcurrido desde el Concilio Vaticano II permite aventurar que bajo el pontificado de Francisco se profundizará aún más en el diálogo ecuménico e interreligioso.

Si ya el hito conciliar supuso la definitiva puesta en marcha del catolicismo a la hora de adentrarse en ese camino de fraternidad con otros credos y confesiones, cada papa imprimió su sello personal a la hora de marcar el paso. Así, por citar los más recientes ejemplos, de Juan Pablo II queda el impulso de los encuentros de Asís y de Benedicto XVI la apelación a los judíos como “nuestros hermanos mayores en la fe”, la creación de los ordinariatos anglocatólicos o su oración ante la tumba de Lutero, al que honró calificándole como un infatigable “buscador de la verdad”.

Pero si algo permite augurar que con Jorge Mario Bergoglio se darán grandes avances en este sentido, es su trayectoria previa, principalmente como arzobispo de Buenos Aires. Allí implantó una pastoral basada en la cercanía y en el compartir, de modo especial, con los evangélicos y con los judíos.

Con los primeros, fomentó la convivencia con gestos como el de invitar a representantes de otras confesiones a ofrecer ponencias sobre la Biblia en retiros espirituales del Episcopado argentino o visitar, en 2007, la Sociedad Bíblica Argentina (algo hasta entonces inédito en un obispo del país). Además, asistió en numerosas ocasiones a encuentros ecuménicos con otros “hermanos” en la fe.

Al concluir los mismos, como varios pastores evangélicos han reseñado, siempre se despedía rogándoles que le otorgaran su bendición y rezaran por él. Algo no siempre bien visto por un sector de la prensa argentina, que en alguna ocasión llegó incluso a tacharle de “cardenal apóstata” por ello.

Amistad con Skorka

Su estrecha relación con la comunidad judía, muy numerosa en su país de origen, la simboliza su entrañable y pública amistad con el rabino Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano y con el que ha colaborado en varios proyectos comunes. Así, ambos escribieron el libro Sobre el cielo y la tierra y, hasta su elección papal, presentaban conjuntamente un programa de televisión en el que abordaban todo tipo de temáticas, cada uno desde su perspectiva espiritual.

Además, fue el propio Bergoglio quien, en un hecho sin antecedentes, promovió a Skorka para el doctorado honoris causa por la Universidad Católica Argentina (UCA). Precisamente, Francisco ha planeado con Skorka el viaje a Tierra Santa que, presumiblemente, tendrá lugar el próximo mayo. Su idea es visitar juntos los principales lugares santos para ambas confesiones, tanto en Jerusalén como en Belén.

Aunque aún no se ha confirmado la agenda para esa visita a Tierra Santa, también ha expresado sus deseos de acompañar al Papa Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, quien ya hizo historia al acudir a Roma a su misa de inicio de pontificado (un hito que hasta ahora no se había producido con ningún otro pontífice desde que se produjera el cisma con la Iglesia de Oriente, casi un milenio atrás).

Solo dos meses después, en mayo, Bergoglio también recibió en la Santa Sede al patriarca ortodoxo de Alejandría, Tawadros II. Un deseado fruto de las buenas relaciones con las Iglesias ortodoxas sería un hipotético viaje de Francisco a Moscú, un sueño que, por distintas circunstancias, nunca llegaron a cumplir Juan Pablo II ni Benedicto XVI. Como algunos expertos indican, una causa de esta buena acogida desde las comunidad ortodoxa sería el empeño de Francisco en calificarse preferentemente a sí mismo como “obispo de Roma” antes que “papa”.

En cuanto al islam, reflejo de la simpatía con la que también los musulmanes han recibido a Francisco, destaca el hecho de que, el pasado 19 de octubre, con motivo de la fiesta islámica de Id al-Adha (traducible como fiesta del Sacrificio), su conmemoración principal del año, esta fue dedicada a su pontificado y al diálogo entre todas las religiones.

Son muchos los gestos que hacen prever que con Francisco se ahondará y acelerará en el camino común por el que transitan todos los creyentes del mundo.

En el nº 2.876 de Vida Nueva. Sumario del número especial

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