Así ha sido en 2013 la Iglesia que peregrina en el mundo…

El año ha estado irremediablemente marcado por la renuncia de Benedicto XVI

papa Benedicto XVI lee su renuncia dimisión

Benedicto XVI, en el momento de comunicar su renuncia

M. Á. MALAVIA, J. LORENZO, J. L. CELADA y F. OTERO | Muy pocas personas sabían lo que iba a suceder el pasado 11 de febrero cuando Benedicto XVI entró en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico. Ante una nutrida representación de cardenales responsables de los principales organismos vaticanos, estaba previsto que se analizaran distintas causas de canonización.

Y así fue, pero luego la cita adquirió una relevancia tal que, a los pocos minutos, todas las agencias de comunicación del mundo iban a transmitir una notica que generaría una enorme conmoción.

Fue a partir del discurso de Joseph Ratzinger, cuando el pontífice alemán dijo: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. (…) Con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma, sucesor de san Pedro”.

Si en algo convenían la mayoría de analistas, es que la retirada de Benedicto XVI obedecía a un deseo de impulsar una reforma integral en la Iglesia que él no se veía ya facultado para llevar a cabo.

papa Francisco en el balcón 13 marzo 2013 se inclina

Francisco, el Papa que devolvió la alegría

A la quinta fue la vencida. Eran las 19:07 horas del miércoles 13 de marzo cuando las miles de personas que, desafiando al viento y a la lluvia, se habían congregado en la Plaza de San Pedro para seguir el desarrollo del cónclave, vieron una densa humareda blanca saliendo de la chimenea en la que una gaviota, durante buena parte de la tarde, había estado distrayendo las miradas y objetivos de las cámaras.

Una hora y cinco minutos después, fijas las mismas miradas y objetivos en la balconada de la Basílica de San Pedro, a la que se accede desde la loggia del Aula de las Bendiciones, observaron movimientos en unos gruesos cortinones granates antes de descorrerse para que emergiera una figura blanca, sin más aditivos que una cruz que, claramente, se veía que no era dorada. A pesar del metal, primer destello deslumbrante.

Menos de veinte minutos después sin apenas parpadeos, aquel nuevo obispo de Roma llegado del fin del mundo había comenzado con su pueblo “un camino de fraternidad, de amor, de confianza”, sellado con otro no menos histórico gesto, una bendición donde el cabeza de la Iglesia la agachaba ante el Pueblo de Dios.

Comenzaba así el pontificado de Francisco, un nombre que conlleva ya toda una declaración de intenciones, y concluía un cónclave que se había iniciada la víspera, y al que precedieron diez congregaciones generales del Colegio Cardenalicio. Tras los graves escándalos que habían zarandeado a placer a la Iglesia en los últimos años (“la viña devastada por jabalíes”, de la que había advertido Ratzinger), este cónclave se presentaba como el del basta ya.

papa Francisco preside misa final de la JMJ Río 2013 playa Copacabana

Aspecto de la playa de Copacabana en la misa de clausura de la JMJ de Río

Lío en Río, en la Iglesia y en el mundo

Poco se podía imaginar el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, cuando, acomodado en clase turista, volaba a Roma para el cónclave de marzo, que el viaje de regreso a su continente lo haría como papa. Cuatro meses después, ya como Francisco, pisaba suelo brasileño para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro.

En esa concatenación de anécdotas con las que también se escribe la historia, el primer papa latinoamericano regresaba al país donde, de alguna manera, empezó a fraguarse un cambio que le puso, precisamente a él, en la sede de Pedro. Porque, después de la Conferencia de Aparecida –la que celebraron los obispos latinoamericanos en el año 2007 en el famoso santuario brasileño–, la figura de quien fue uno de sus protagonistas, y cuya reflexión eclesial y pastoral sobrevuela las páginas del Documento de Aparecida, se fue agrandando en paralelo a la constatación de que el eje de rotación de la Iglesia católica no podía ser ya más el de la vieja Europa, enferma de endogamia y temerosa de unos signos de los tiempos que la situaban a pie de página.

Así pues, Bergoglio visitó Río de Janeiro, donde se pudo constatar que el “efecto Francisco” había llegado para quedarse, también entre los más jóvenes, que en número cercano a los tres millones, se empaparon y enfriaron para oírle, verle y tocarle. Pero, sobre todo, fue un regreso a Aparecida, a un programa pastoral llamado ahora a traspasar las lindes del continente con más católicos del planeta, y para invitar, en definitiva, a toda la Iglesia a “hacer lío”.

papa Francisco con la presidencia de la CLAR junio 2013

El papa Francisco, con la presidencia de la CLAR, en junio

La Vida Religiosa se mira en el Papa jesuita

La Vida Religiosa acogía con gozo la elección de “uno de los suyos”, el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, como nuevo papa. Y muy pronto iba a descubrir que, precisamente porque conocía de primera mano sus interioridades, no pasaría por alto sus debilidades. Pero tampoco sus fortalezas, necesitadas de una sincera reivindicación tras años en los que las dudas sobre su sentido de la eclesialidad se empeñaron en ensombrecer un impagable desgaste pastoral y humano al servicio del Reino.

El español José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de Franciscanos Menores, y nombrado meses más tarde por el propio Papa secretario general de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, recordaba emocionado en aquella ocasión su primer encuentro con él (Roma, 2004), y destacaba dos rasgos de la personalidad del Pontífice que reclamaron su atención: la austeridad y la capacidad de escucha.

Ambos aspectos han presidido, de uno u otro modo, los mensajes, los encuentros, las audiencias o las celebraciones en las que religiosas y religiosos tuvieron un especial protagonismo a lo largo de este año.

soldado de Malí junto a una tumba cristiana

El fanatismo islamista sembró el terror en Malí

Cinco razones que dan sentido a una misma misión

Pero todo lo que ha sido noticia en la Iglesia en 2013 no ha venido de Roma. En los cinco continentes se han producido acontecimientos en los que la Iglesia sigue trabajando desde la primera línea.

Analistas de toda índole y condición vaticinaron para Europa un 2013 sometido a la tiranía de una molesta compañera de viaje: la austeridad. Y sus peores presagios se han cumplido. El cardenal Reinhard Marx, presidente de la Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), denunciaba que “esta no es la Europa que queremos”.

A nadie extraña que sea África el punto de partida de tantos sueños enterrados en la arena del desierto o en aguas del Mediterráneo, porque, durante 2013, ha seguido sangrando por las heridas de la guerra, el fundamentalismo o la pobreza extrema.

Por desgracia, las persecuciones a los cristianos no se circunscriben solo al Continente Negro. No pocos países de Asia se han vuelto a convertir durante 2013 en escenario de los hostigamientos que sufren las minorías cristianas: Pakistán, India o la castigada Siria, entre otros.

Claro que si un continente ha despertado el interés aquí y allá no es otro que América, más en concreto Latinoamérica, ese “fin del mundo” desde donde nos llegó en marzo el papa Francisco. Cada palabra de Jorge Bergoglio, cada gesto, cada audiencia, cada referencia suya a Aparecida, su viaje a Río de Janeiro en julio… no solo han capitalizado la actualidad eclesial, sino que han permitido también tomar el pulso a la realidad de un continente que arrastra viejos problemas.

inauguración de la Asamblea Plenaria de la CEE noviembre 2013

La Asamblea Plenaria de la CEE de noviembre eligió nuevo secretario general

España en 2013, una Iglesia en renovación

En España, antes de comenzarlo, el año 2013 ya estaba marcado como un año de cambios, que serían, además, la antesala de otros que veremos en 2014. Cambios y renovaciones con el Año de la fe y el 50º aniversario del Concilio Vaticano II de fondo, que ocuparon las reflexiones de numerosos grupos, movimientos o áreas pastorales en nuestro país.

La respuesta ante la llegada de Francisco fue jubilosa en todos los estamentos eclesiales españoles: todos coincidieron en darle una calurosa bienvenida. Obispos, laicos y religiosos alabaron sus primeros gestos y palabras, su sencillez y cercanía.

Lo cierto es que a esta renovación ‘espiritual’ le han seguido otras que ya estaban previstas, como la elección de un nuevo presidente de CONFER y de un nuevo secretario general y portavoz de la CEE, ambas en el mes de noviembre, cuando ya casi finalizaba el año.

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En el nº 2.876 de Vida Nueva.

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