“Voy a hablar del juicio final, pero no tengáis miedo”

audiencia general papa Francisco con niña ciega de la ONCE bendice el bastón 11 diciembre 2013

En la audiencia general, el Papa subraya que “la salvación es abrirse a Jesús”

audiencia general papa Francisco con niña ciega de la ONCE bendice el bastón 11 diciembre 2013

Francisco bendijo a una niña española ciega que le quería regalar su bastón

ÁLVARO ESPINOSA MALAGÓN | Con la ciudad de Roma iluminada por unos tímidos rayos de sol y de nuevo abarrotada de peregrinos de todos los lugares del mundo, el Papa ofreció una nueva audiencia en la Plaza de San Pedro ayer miércoles 11 de diciembre. Tras saludar a los fieles y detenerse a besar a varios niños, el Santo Padre comenzó su catequesis, señalando el tema sobre el que trataría: “Voy a hablar del juicio final, pero no tengáis miedo”, dijo en tono divertido.

Frente a la imagen terrible que nos ha dado la Iglesia a lo largo de los siglos, el Papa presentó el instante del juicio final como un momento plácido en el que “seremos considerados dignos de revestirnos de gloria y acceder al banquete de bodas con Cristo-Esposo”. E indicó que en ese momento nadie estará solo: “Jesús siempre acompañará como un abogado defensor”.

Como en otras audiencias, Francisco incidió en la idea del perdón, señalando que “todos somos pecadores, todos, todos lo somos, todos”. Pero no por ello estamos condenados, ya que “la salvación es abrirse a Jesús y Él nos salva. Pedimos perdón y queremos ser buenos, el Señor nos perdona. Por eso debemos abrirnos, abrirnos al amor de Jesús que es más fuerte que todas las cosas. ¡El amor de Jesús es grande!”.

En su discurso también tuvo palabras para el día a día, porque el juicio final no es un momento en concreto: “El juicio comienza ya en la manera como vivimos nuestra existencia”, y aseguró que depende de nosotros el acercamiento o distanciamiento del cielo: “Nosotros tenemos la responsabilidad de abrirnos a esa gracia o, en cambio, de cerrarnos y auto excluirnos de la comunión con Dios”.

Tras la audiencia general, el Papa saludó con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, como la Fundación ONCE. Ellos, sentados, en las primeras filas, respondió con júbilo y un aplauso a las palabras del argentino.

Francisco se acercó al grupo, muchos de ellos acompañados por sus perros guías, y saludó uno a uno, deteniéndose ante un niña ciega de Valencia que le dijo: “Le quiero dar mi bastón, que son mis ojos”. A lo que Francisco respondió: “El regalo te lo voy a hacer yo”, y bendijo a la pequeña y al bastón: “Para que te guíe y acompañe hacia la luz”.

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