La ciudad es escenario de intensos combates entre el ejército y los rebeldes
J. L. CELADA | Según informaciones difundidas por la agencia AsiaNews, un grupo de hombres armados irrumpió en la tarde del día 3 en el monasterio greco-ortodoxo de Santa Tecla, en la localidad siria de Malula, al norte de Damasco, y “tomó por la fuerza a 12 religiosas”.
La noticia fue confirmada por el nuncio apostólico en el país, Mario Zenari, quien, en nombre del Patriarcado greco-ortodoxo, con el que mantiene permanente contacto, ha hecho un llamamiento a todos los católicos a orar por las secuestradas. Tanto el propio Zenari como la comunidad greco-ortodoxa local aseguraron desconocer las causas de este acto y solo pudieron confirmar que las víctimas del rapto se encaminaban, con un contingente de rebeldes islamistas, en dirección a Yabrud, a unos 80 kilómetros al norte de la capital.
Según las mismas fuentes, no se descarta que las monjas simplemente hayan sido “evacuadas” del lugar, después de que militantes del Frente al Nusra –vinculado a Al Qaeda– tomaran días atrás el casco antiguo de Malula tras duros enfrentamientos contra las fuerzas leales al presidente Bashar al-Assad.
Esta segunda hipótesis, sin embargo, no parece probable, porque los cristianos de Malula sufren desde hace meses la violencia islamista, que se ha cobrado ya la vida de tres jóvenes católicos y se ha traducido en la profanación de varios templos y la huida de miles de cristianos. De hecho, hoy los únicos habitantes de la ciudad son musulmanes, salvo las religiosas de Santa Tecla, que permanecen en el lugar para atender a decenas de niños huérfanos.
Malula está siendo escenario de intensos combates entre el ejército, que controla la parte baja de la ciudad, y los rebeldes, que se han hecho fuertes en la parte alta, la más antigua, donde se halla el monasterio. Una situación que, según AsiaNews, describe el momento que vive el conflicto: “El ejército quiere recuperar todos los pueblos al norte de Damasco y ha lanzado una dura ofensiva contra los rebeldes, que se oponen al avance defendiendo ‘a hierro y fuego’ las áreas bajo su control”.
En el nº 2.874 de Vida Nueva
