Pide discernimiento vocacional a una Vida Religiosa que debe “despertar al mundo”
Francisco advierte contra “la trata de novicias” [extracto]
ANTONIO PELAYO (ROMA) | En nuestra anterior crónica pudimos ofrecer a los lectores una rápida síntesis de la exhortación apostólica Evangelii gaudium, pero, dada la importancia del documento y las repercusiones que ha tenido, es indispensable dedicarle aún la atención, para que no suceda lo mismo que con otros textos –eclesiales o no– que, apenas publicados, desaparecen de la circulación.
Aunque Francisco entregó ejemplares de la misma a una plural representación del Pueblo de Dios el domingo 24 de noviembre, en la Eucaristía de clausura del Año de la fe, la exhortación apostólica no fue hecha pública hasta el martes 26, con una conferencia de prensa en la que participaron Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización; Lorenzo Baldisseri, nuevo secretario general del Sínodo de los Obispos; y el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Claudio Maria Celli.
Fisichella definió el documento como “una invitación a recuperar la visión profética y positiva de la realidad, sin por ello dejar de ver las dificultades. El papa Francisco infunde valentía e invita a mirar hacia adelante, no obstante el momento de crisis, haciendo una vez más de la Cruz y la resurrección de Cristo la insignia de la victoria”.
También reconoció que “el texto va más allá de la experiencia del Sínodo. El Papa imprime en estas páginas no solo su anterior experiencia pastoral, sino, sobre todo, su llamamiento a aprovechar el momento de gracia que la Iglesia está viviendo”.
Por su parte, Baldisseri subrayó que la palabra “alegría” aparecía 59 veces en el documento y que en otras 27 el Papa había tenido en cuenta las proposiciones sinodales, citándolas expresamente. De la Evangelii nuntiandi, de Pablo VI, hay 13 citas, y son muy numerosos igualmente los pasajes que recogen pronunciamientos de los episcopados de América Latina (Puebla y Aparecida) o de los de los Estados Unidos, Francia, Brasil, India, Filipinas o el Congo.
Tocó a Celli el análisis de la dimensión comunicativa del documento, destacando “que el Papa usa un lenguaje sereno, cordial, directo y en sintonía con el estilo con el que se ha manifestado en estos meses de pontificado”.
“El Papa es consciente –añadió un poco más adelante– de la velocidad de la comunicación moderna y de cómo, a veces, los medios de comunicación realizan una selección interesada de distintos contenidos. Por este motivo, se corre el riesgo de que el mensaje aparezca mutilado y reducido solo a aspectos secundarios”.
Basta recorrer rápidamente las portadas de los medios del día siguiente para dar toda la razón a Celli. No cabe duda de que a la Evangelii gaudium se le ha reservado una atención que para sí hubieran querido otros documentos papales o eclesiales, pero muchos han intentado llevar el agua a su molino.
The New York Times, por ejemplo, la presentó como “un desafío a la jerarquía del Vaticano”, mientras que para The Wall Street Journal estamos ante un “golpe contra el capitalismo global”. El vespertino francés Le Monde, por su parte, insistía en que el Santo Padre “llama a la Iglesia a salir del catálogo de los pecados”.
El teólogo Hans Küng no podía dejar de manifestarse ante un documento tan programático como el que estamos comentando y publicó en diversos periódicos un largo comentario en el que, a propósito de la Evangelii gaudium (que parece no haber leído), insiste en que, “ante el viento de proa curial, [el Papa] muchas veces tendrá que navegar en zigzag. Pero, así lo esperamos, con la brújula del Evangelio (y no del Derecho Canónico), mantendrá el rumbo franco hacia la renovación, el ecumenismo y la apertura al mundo”.
El director de L’Osservatore Romano, Gian Maria Vian, destaca en su editorial del 27 de noviembre que, en la palabra “alegría” del documento de Bergoglio, “está como encerrado el Vaticano II desde su comienzo hasta la conclusión”.
Encuentro del papa Francisco con los miembros de la USG
En efecto –recuerda–, Juan XXIII inició el Concilio con su memorable discurso Gaudet mater Ecclesia (Se alegra la madre Iglesia) y, diez años después, Pablo VI, en su discurso de clausura, invitaba al Pueblo de Dios a la alegría (citando la expresión de san Pablo, Gaudete in Domino). Por ello, no es una casualidad que este texto montiniano sea el primero citado en la “magna carta” de su sucesor.
2015, Año de la Vida Consagrada
Por otro lado, entre el 27 y el 29 de noviembre, se ha celebrado en Roma la 82ª asamblea semestral de la Unión de Superiores Generales (USG), de la que es presidente el español Adolfo Nicolás, prepósito general de la Compañía de Jesús; en ella han participado 120 de los hombres que presiden el universo de las congregaciones religiosas masculinas, vanguardia de la Iglesia en tantos campos.
La nota específica de esta asamblea es que el papa Francisco pasó con ellos la mañana completa del viernes 29, en una animada sesión que se celebró en el Aula del Sínodo. No hubo preguntas preparadas ni un discurso prefabricado y, al final de las tres horas que duró el encuentro, el jesuita Bergoglio anunció que el 2015 será un año dedicado a la Vida Consagrada.
En su primera respuesta a una pregunta sobre la identidad y la misión de la Vida Religiosa, les dijo el Santo Padre: “Son hombres y mujeres que pueden despertar al mundo e iluminar el futuro. La Vida Consagrada es profecía. Dios nos pide que salgamos del nido que nos contiene y ser enviados a las fronteras del mundo, evitando la tentación de domesticarlas. (…) La profecía es reforzar lo que es ‘institucional’, es decir, el carisma en la Vida Consagrada, y no confundirlo con la concreta obra apostólica. El primero permanece, la segunda pasa”.
En otro momento, se le preguntó al Papa sobre las vocaciones y la formación; después de reconocer que la geografía de la Vida Religiosa ha cambiado, este afirmó que “todas las culturas tienen la capacidad de suscitar vocaciones. (…) Pero es obvio que hay que evitar fenómenos dramáticos, como la llamada ‘trata de novicias’, que lleva a la búsqueda de novicios y novicias en algunos países donde la congregación no tiene casa para enviarlos a obras y casas de otros países donde las vocaciones escasean. Hay que reconocer la buena intención, que al principio puede no ser perfecta, pero que puede purificarse con los años hasta la profesión final. Pero hay que estar siempre alerta y tener los ojos bien abiertos”.
Hubo otras muchas preguntas y respuestas del Papa, pero este, que llegó a las nueve y media de la mañana (siendo acogido por el prefecto y el secretario de la Congregación para la Vida Religiosa, el cardenal João Bráz de Aviz y José Rodríguez Carballo, respectivamente), se despidió agradeciéndoles “vuestro testimonio, vuestros mártires y la humillación por la que a veces tenéis que pasar: es el camino de la Cruz”.
Con el cardenal Braz de Aviz y el arzobispo Rodríguez Carballo
Este domingo 1 de diciembre, primero de Adviento, el Papa ha visitado la romana parroquia de San Cirilo de Alejandría, en el barrio periférico de Tor Sapienza.
Hacía mucho frío, pero varios centenares de personas no se desanimaron y salieron a las calles para saludar a Francisco, que no paró de estrechar manos, besar niños y ancianos y acariciar a enfermos. Además, confesó a unos cuantos parroquianos, confirmó a un grupo de nueve jóvenes y celebró la Misa.
Al final, dijo a los feligreses: “Si algo de la organización de esta visita os ha molestado, tal vez un exceso de seguridad o de miedo, sabed que yo no estoy de acuerdo con eso; yo estoy aquí con vosotros”. Se refería a las fuerzas de seguridad que quisieron impedir que un grupo de manifestantes en favor del derecho al hogar se acercasen al Papa; no lo consiguieron, porque Bergoglio se interpuso y quiso manifestarles su apoyo.
- OPINIÓN: Netanyahu, por Antonio Pelayo
En el nº 2.874 de Vida Nueva
