En Nicaragua urge “purificar el ejercicio de la política”

protestas en Nicaragua contra la reforma de la Constitución

Los obispos rechazan la reforma de la Constitución que propone Ortega

protestas en Nicaragua contra la reforma de la Constitución

Protestas contra la reforma constitucional

J. L. CELADA | En este momento, “lo más urgente en Nicaragua no es realizar cambios a la Constitución Política, sino purificar y rectificar la mentalidad y la práctica en relación con el ejercicio de la política”. Así de tajantes se muestran los obispos del país centroamericano al referirse a la denominada Ley de Reforma Parcial de la Constitución Política de la República de Nicaragua impulsada por el Gobierno de Daniel Ortega, un proyecto con el que “no estamos de acuerdo” y cuya posible aprobación “no traerá beneficio alguno para la nación”.

En una carta dirigida recientemente a la Asamblea Nacional y a los integrantes de la comisión especial encargada del estudio, consulta y dictamen de esta iniciativa, el Episcopado no considera conveniente proponer reformas a la Carta Magna, dada la situación que vive actualmente el país, víctima del desmantelamiento institucional, de una oposición política que se debate en luchas internas y descalificaciones recíprocas “sin representar ninguna alternativa”, de una “inexistente” separación de los poderes del Estado y de continuas “irregularidades electorales y violaciones a la Constitución Política”.

A su juicio, lo que urge hoy en Nicaragua es “el cumplimiento de las normas constitucionales de parte de quienes ejercen el poder y el compromiso de todos los sectores de la nación y del pueblo en general por fortalecer los valores que conformen una auténtica democracia”.

Antes de nada, la misiva de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) agradece a los parlamentarios la invitación a presentar sus observaciones o comentarios a propósito de un asunto que consideran “tan decisivo para el presente y el futuro de nuestro país”.

Y, fruto de las reflexiones de su última Asamblea, ofrece sus conclusiones al respecto, con el único afán de “colaborar desde la Doctrina Social de la Iglesia al bien de Nicaragua”. Aunque, desde un principio, quiere dejar claro algo ya reiterado en documentos precedentes: que su ministerio es “eminentemente religioso” y que, como pastores, su objetivo “no es ofrecer soluciones técnicas, de carácter jurídico o político”.

Adhesión y compromiso

Más adelante, los prelados detallan lo que para ellos representa la Constitución que ahora el Ejecutivo quiere reformar. En primer lugar, “un símbolo de integración política”, que no solo implica la “adhesión emocional a un texto”, sino el “compromiso” para que ni los derechos y libertades constitucionales ni los poderes del Estado “rebasen los cauces del Estado de Derecho”.

Asimismo, si la Carta Magna está destinada a “preservar una convivencia social armónica y pacífica”, la jerarquía católica entiende que deben incluirse en ella solo “los símbolos, sentimientos, instituciones y afirmaciones ideológicas, libre y firmemente compartidos por todos en la sociedad”.

Finalmente, en su opinión, una auténtica Constitución Política debería “estar refrendada por la participación del pueblo, a través de un vasto proceso de consultas” que no excluya a nadie, único modo de que genere “dinámicas de integración en las que participarán las personas con confianza y responsabilidad en la construcción de la sociedad y el ejercicio del poder”.

A la vista de todo ello, el texto episcopal –que lleva la firma del obispo de Juigalpa, Sócrates René Sándigo Jirón, y del auxiliar de Managua, Silvio José Báez, presidente y secretario general de la CEN, respectivamente– considera que la actual propuesta de reforma constitucional pretende “favorecer el establecimiento y perpetuación de un poder absoluto a largo plazo, ejercido por una persona o un partido de forma dinástica o por medio de una oligarquía política y económica”.

Por lo que, haciendo suyas las palabras que el papa Francisco dirigió el pasado julio a la clase dirigente de Brasil, recuerda que “es nuestra responsabilidad, aunque siempre sea limitada la comprensión de la totalidad de la realidad, observando, sopesando y valorando, tomar decisiones en el momento presente, pero extendiendo la mirada hacia el futuro, reflexionando sobre las consecuencias de las decisiones”.

El mensaje concluye pidiendo a La Purísima, patrona de Nicaragua, en vísperas de su fiesta, que les ayude a construir un país en donde “siempre haya razones para vivir con esperanza, comprometidos en edificar una convivencia social fundada en la justicia, la libertad, la verdad y la paz para todos”.

En el nº 2.874 de Vida Nueva

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