Luis Ángel de las Heras, nuevo presidente de CONFER

cierre de la Asamblea General de CONFER noviembre 2013

El cardenal prefecto de la CIVCSVA, João Braz de Aviz, clausura la 20ª Asamblea General

María Rosario Ríos y Luis Ángel de las Heras, nueva vicepresidenta y nuevo presidente de CONFER

Mª Rosario Ríos y Luis Ángel de las Heras, nuevos presidente y vicepresidenta de CONFER

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FRAN OTERO. Fotos: CONFER | CONFER ya tiene nuevo presidente: Luis Ángel de las Heras, superior de la Provincia de Santiago de los Misioneros Claretianos. Fue elegido el pasado día 13 en la Asamblea General que también sirvió para renovar la vicepresidencia, que ostentará María Rosario Ríos, superiora provincial de la Compañía de María.

De las Heras, elegido superior provincial en diciembre de 2012, llega a la presidencia de CONFER tras haber desempeñado cargos de responsabilidad en su congregación como formador y responsable de formación y espiritualidad. Además, tuvo un papel destacado en la reorganización de los claretianos con la unificación de tres provincias en la actual de Santiago.

Por su parte, María Rosario Ríos ha trabajado fundamentalmente en el acompañamiento y evangelización de jóvenes en colegios mayores y residencias, y en el equipo pastoral de su provincia.

Ambos sustituyen, respectivamente, al jesuita Elías Royón y a Margarita Bofarull, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, y se estrenaron en sus funciones en la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (pp. 14-15), a la que acudieron acompañados por la secretaria general de CONFER, Julia García Monge.

Aunque Royón ya había pronunciado algunas palabras a modo de despedida en la inauguración de la XX Asamblea General de CONFER, se despidió formalmente, al igual que Bofarull, con una pequeña intervención el jueves 14.

“He deseado prestar este servicio como un servicio eclesial, porque trabajar en medio de la Vida Religiosa (VR) es trabajar en el mismo corazón de la Iglesia, servir a la VR es servir a la Iglesia universal. Somos un don del Espíritu de la Iglesia. Y en este servicio eclesial, he procurado prestar una atención particular a la comunión, en su dimensión intercongregacional y en su dimensión eclesial. En ningún momento entendida como estrategia para favorecer buenas relaciones o evitar conflictos”.

cierre de la Asamblea General de CONFER noviembre 2013

De izq. a dcha., Luis Á. de las Heras, el cardenal Braz de Aviz y Elías Royón

La palabra más repetida por la vicepresidenta saliente fue “gracias”: por la confianza, por las experiencias, por conocer mejor a la VR… “Si ya era una convencida de la riqueza de la intercongregacionalidad, ahora puedo argumentarla con mayor convicción todavía. Constato la pasión de la VR por las fronteras y la indudable centralidad del Reino en nuestras vidas y congregaciones”, añadió.

Aliento de Braz de Aviz

La clausura de la Asamblea contó con la presencia y palabras del cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), quien, en un discurso cargado de fuerza, reflexionó sobre la VR como signo de comunión en la Iglesia para el mundo.

Cercano y ameno, también fue muy claro en sus afirmaciones. Por ejemplo, dijo que, “quien se aleja del Concilio Vaticano II, genera división”, que “la dimensión carismática no es menor que la dimensión institucional o jerárquica”, que “autoridad y obediencia en el seno de la Iglesia no pueden convertirse en autoritarismo o esclavitud” o que “necesitamos religiosos y religiosas con una gran madurez humana, pues no podemos parecer extraterrestres ante la gente”.

Unas afirmaciones incluidas en una intervención que incidió en tres puntos concretos –“la renovación de la VR propuesta por el Vaticano II”; “la Vida Consagrada, signo de comunión en la Iglesia y en el mundo, en la exhortación Vita consecrata”; y “la Vida Consagrada, signo de vida de la Trinidad en la Iglesia y comunión para un mundo globalizado”– y que concluyó con recomendaciones para “una Vida Consagrada más profunda” y que sea “signo de Dios”.

Así, el cardenal ve fundamental que Dios esté en el centro de la VR; construir pacientemente la vida de comunidad; caminar de una espiritualidad individual a una de comunión; perfeccionar los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; entrar “en las llagas personales de nuestras comunidades, de la Iglesia y de la humanidad”; volver a sonreír; y simplificar el camino espiritual de comunión, “dando todo el valor posible al momento presente de nuestra vida”.

En el nº 2.872 de Vida Nueva.

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