La Amazonía, un gran desafío para la Iglesia brasileña

cardenal Claudio Hummes durante el I Encuentro de la Iglesia Católica en la Amazonía Legal

Jerarquía y agentes de pastoral debaten sobre la realidad de la región

cardenal Claudio Hummes durante el I Encuentro de la Iglesia Católica en la Amazonía Legal

El cardenal Hummes (centro), durante una de las sesiones

J. L. CELADA | Obispos, sacerdotes, agentes pastorales y responsables de diversas instituciones de la Amazonía se reunieron en Manaos, a finales de octubre, para debatir sobre la realidad política, social, económica, cultural y religiosa de una región que –como ha recordado el papa Francisco– constituye “un banco de pruebas para la Iglesia y la sociedad brasileñas”.

No en vano, los nueve estados que la integran cuentan con 24 millones de habitantes y comprenden casi cinco millones de km2 (más del 60% de la extensión del país), amén de albergar más de un tercio de los bosques húmedos del planeta y un 20% de las reservas de agua dulce.

“Representáis más de la mitad del territorio nacional”, insistió en el discurso inaugural de este I Encuentro de la Iglesia Católica en la Amazonía Legal el cardenal Cláudio Hummes, presidente de la comisión episcopal responsable de este área, quien calificó la cita de “importante, profunda e histórica”, en clara alusión a que se produce en el marco de los 400 años de evangelización de la Amazonía y con el deseo de poner de relieve el camino recorrido por la Iglesia en la región desde el Vaticano II.

Por todo ello, el purpurado franciscano llamó a los participantes a preguntarse “cómo respondemos a los desafíos de la Amazonía”.

Al término del encuentro, los 56 obispos y los 109 sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos participantes enviaron una carta a las comunidades cristianas en la que constatan la necesidad de la evangelización en esta parte del país y detallan los compromisos adoptados para que la Iglesia adquiera un “rostro amazónico”.

Se trata, entre otros, de favorecer “la corresponsabilidad y participación de laicos y laicas, como sujetos con voz y voto, en la elaboración y ejecución de los planes pastorales y en los centros de discusión y decisión de las Iglesias particulares”; de “dar visibilidad al tráfico de personas”, para enfrentar los “crímenes hediondos contra la libertad y la dignidad de la persona humana”; de poner “más énfasis en los medios de comunicación”, dada su importancia para evangelizar; de prestar “atención especial a los jóvenes, a través del apoyo e incentivo de la Pastoral de Juventud”; y de abrirse a una “visión panamazónica” que convoca a “buscar caminos de colaboración y compromiso entre las Iglesias de América Latina”.

En el nº 2.872 de Vida Nueva

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