La paz de Colombia avanza por la vía del desarme

mesa de negociación de La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC

El Gobierno y las FARC anuncian un acuerdo de participación política del grupo guerrillero

mesa de negociación de La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC

Mesa de negociación de La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC

La paz de Colombia avanza por la vía del desarme [extracto]

ÓSCAR ELIZALDE PRADA (BOTOGÁ) | Sobre las 11 de la mañana del pasado 6 de noviembre, desde el Hotel Palco de La Habana, los voceros del Gobierno colombiano y de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dieron a conocer, mediante un comunicado conjunto, que lograron establecer un acuerdo fundamental sobre el segundo punto de la agenda contenida en el “acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, en torno a la participación política.

Tras haber alcanzado un primer acuerdo sobre el desarrollo agrario, hace cinco meses, el reciente anuncio retroalimenta la esperanza de amplios sectores de la sociedad colombiana y de la Iglesia católica, que en más de una oportunidad han manifestado su apoyo incondicional a los diálogos de paz que se celebran en Cuba desde noviembre de 2012.

Que las FARC acepten dejar las armas y convertirse, eventualmente, en un movimiento político, mientras que el Estado se compromete a impulsar un proceso de apertura democrática que garantice el ejercicio de la oposición en el marco de la institucionalidad, implica también “la proscripción de la violencia como método de acción política”.

Para Luis Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja y expresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), este acuerdo “es un punto positivo y esperanzador que abre paso a los siguientes puntos de la agenda: fin del conflicto, narcotráfico y víctimas”.

El prelado, quien conoció de cerca los fallidos intentos negociadores en El Caguán (zona selvática del sur de Colombia), durante el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), manifestó que “aquí se firmó la participación democrática, y no puede haber participación democrática cuando todo se hace con las armas”.

Propuestas de mínimos

Por otra parte, aunque al cierre de esta edición la CEC no se había pronunciado oficialmente sobre este asunto, conservando una postura prudente y decidida frente al imperativo de “aclimatar la paz”, cabe señalar que el día anterior, 5 de noviembre, la Comisión de Conciliación Nacional, que preside el cardenal Rubén Salazar y coordina el P. Darío Echeverri, publicó los contenidos del Acuerdo Nacional, una iniciativa colectiva y participativa que ha convocado, durante los últimos cuatro años, a más de 15.000 ciudadanos de al menos 35 sectores sociales.

El libro, resultado de una serie de conversatorios, foros regionales y sectoriales y mesas de trabajo, plantea ocho propuestas mínimas para la construcción de políticas públicas para la reconciliación y la paz:

  • 1) política de reconciliación y paz: fundamentos para acompañar la negociación y el logro de acuerdos para garantizar el avance en el proceso;
  • 2) equidad en el acceso a los derechos para garantizar una vida digna: aportes para la construcción de una política de igualdad en Colombia;
  • 3) reforma agraria amplia e integral: un acuerdo sobre la tierra y el territorio para alcanzar la paz en el campo;
  • 4) educación con calidad y cobertura para todos: un derecho fundamental que permite la movilidad social y reducir la desigualdad;
  • 5) democracia real y transparencia en el uso de los recursos públicos: fortaleciendo la legitimidad de las políticas públicas y el Estado;
  • 6) construcción de país desde la diversidad regional: avanzando en el proceso de descentralización para garantizar desarrollo territorial;
  • 7) alternativas productivas sostenibles: propuestas para una economía posconflicto con un modelo de desarrollo humano y sustentable;
  • 8) participación ciudadana en la construcción de los destinos colectivos: avanzando en la legitimidad de las políticas.

Si bien estas Propuestas de mínimos para la reconciliación y la paz en Colombia ofrecen iniciativas que apuntan hacia la búsqueda de soluciones políticas al conflicto, también es verdad –como escribe el cardenal en la introducción del libro– que “los contenidos de este documento son para la discusión y se pueden renovar en la medida que el país defina nuevos derroteros y retos en el desarrollo y la prosperidad”.

El Gobierno de Juan Manuel Santos se muestra decidido a continuar avanzando hacia la culminación del conflicto armado del país. Por su parte, la Iglesia mantiene su disponibilidad para colaborar en la construcción de una cultura de paz, desde los postulados de la inclusión, la justicia, la tolerancia y la opción por las víctimas.

En el nº 2.871 de Vida Nueva

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