Tàpies explica el Románico

virgen del Románico con textos de Antoni Tàpies

El MNAC incluye un itinerario en el que se fusionan sus grandes obras y las reflexiones sobre el misterio o la trascendencia

Pantocrátor en la iglesia de San Clemente de Tahull, Lleida

El famoso Pantocrátor de San Clemente de Tahull (Lleida)

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El diálogo entre el arte sacro y los creadores contemporáneos revela no solo la estrecha relación existente entre la tradición y la vanguardia, sino también el origen, la inspiración, del genio artístico. En la íntima vinculación de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012) con el Románico se originó una forma de contemplar y de pensar el arte en donde habitó la trascendencia, el Misterio, más allá de lo evidente.

“Hemos dejado que sea el propio pintor quien hable”, según Gemma Ylla-Català, comisaria de Visita al románico en compañía de Antoni Tàpies, que se podrá disfrutar hasta el próximo mes de abril en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).“La pintura románica posee esa magia, ese don que tanto me gusta y que casi consiste en aterrorizar al espectador. Las imágenes de este arte comunican muy bien el sentido misterioso y sagrado que tienen las cosas”, dice el texto de Tàpies colocado junto a la famosísima pintura del Cristo en Majestad. El pintor encontró en “las iglesias y pequeñas capillas románicas”, según sus Conversaciones con Manuel Borja-Villel, “un tipo de arte mágico y comunicativo, que consigna la transformación de la mente de las personas”.

La Lapidación de San Esteban pintura románica exposición Tàpies

‘La lapidación de san Esteban’

Y es lo que ahora pretende el MNAC al rescatar la mirada que Tàpies tenía del Románico: “Durante los primeros años de nuestro siglo, algunos de sus ‘descubridores’ se esforzaron en explicarnos por qué era posible que ese arte eclesiástico, basado en una doctrina y unos símbolos tan precisos, volviera a gustar a una mentalidad moderna, sobre todo si tenemos en cuenta que la progresiva laicización de la cultura daba la impresión de ser uno de los exponentes de la modernidad”.

Queda patente frente a los ábsides de Santa María de Àneu y Sant Pere de Burgal que Tàpies pensaba en esta atracción contemporánea por el arte románico como inseparable del espíritu, incluso de la fe, aunque “nos lo explicaron diciendo que el arte medieval no era solo religioso y simbólico. Que incluso era mejor no hacer caso de esos aspectos, ya que es posible disfrutar de cualquier obra por sus valores puramente estéticos”.

De hecho, el pintor –del que actualmente puede verse en el MNAC una gran antológica titulada Desde el interior– explica que el espectador debe, ante el Románico, “hacer resonar su espíritu”, porque “el arte actúa sobre nuestra sensibilidad general y no exclusivamente sobre la inteligencia”. De ahí, por ejemplo, que se recoja ante las pinturas de Esterri de Cardós (s. XII) la cita que Tàpies acostumbraba a hacer del historiador de arte Meyer Schapiro, refiriéndose específicamente al arte de los siglos XI y XII: “Toda obra de arte podemos disfrutarla por sus valores puramente estéticos, por los valores de la espontaneidad, la fantasía individual, el deleite por el color, el movimiento, la expresión de los sentimientos, unos valores que ya nos anticipan el arte moderno”. Sí, pero, como la obra de Tápies, el Románico es inseparable de la trascendencia, de la fe, de la tradición.virgen del Románico con textos de Antoni Tàpies

Nada procede de la nada

“Cada obra no es más que un eslabón de la cadena de nexos que constituye la historia del arte. No hay nada que proceda de la nada, y mi obra entronca naturalmente con las ideas dominantes en el arte moderno europeo –explica ante Pintura románica y barretina (1971), la única obra de su autoría incluida en el itinerario–. Sin embargo, creo que me he esforzado por sentir a fondo mi país y por beber también en las fuentes de nuestra tradición”.

Como también la del denominado Grupo Taüll –junto con Joan Ponç, Albert Ràfols-Casamada, Josep Guinovart, Joan-Josep Tharrats, Modest Cuixart o Jordi Mercader–, con el que Tàpies es fotografiado frente al pantocrátor de Sant Climent de Taüll por Francesc Català-Roca, en 1955: “El Grupo Taüll no fue nada más que una fotografía; es cierto. Pero decir eso es no decirlo todo si no se le añade, a la par, que fue una manifestación de voluntad creativa, innovadora y libre”. Aquella fuerza venía de aquel arte que simbolizaba el pantocrátor y, también, “por la raíz más básica que aún pueda tener” el mural que representa la lucha de David y Goliat, de Santa María de Taüll.

Aunque aportación es la exhibición de la Virgen románica policromada al temple que Tàpies tenía en su taller, en la que la cita elegida por Gemma Ylla-Català desvela el misterio de la oración: “Este aprecio por ciertas obras muestra que el gozo artístico tiene en sus orígenes algo de experiencia muy íntima, de una corriente vivida entre un artista y un espectador en el silencio de un espacio privado”.

‘Multiart’ diocesano

El Arzobispado de Barcelona también ha querido sumarse al diálogo entre cultura y cristianismo. Para clausurar el Año de la fe, las delegaciones diocesanas de Patrimonio Cultural y Juventud, la Fundación Joan Maragall, la Muestra de Cine Espiritual y la Fundación Unaveu han organizado MultiArt, un festival en el que se han reunido “un buen grupo de propuestas para ofrecer una programación común en torno al arte, la reflexión, el testimonio, el cine y la música”.

Entre ellas, destaca la exposición El estallido de la fe, que la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural ha inaugurado en el Museo Diocesano de Barcelona. “Quien la visite podrá adentrarse dentro de un peculiar itinerario a través de la contemplación de 40 obras de arte con unos fuertes contenidos de fe”, según Martí Bonet, director del museo.

Junto a cada una de las piezas –escogidas entre la colección románica y gótica del museo y de artistas contemporáneos como Emili Colom, Lau Feliu o Fornells Pla– se reproducen 46 frases de Benedicto XVI y el papa Francisco, que además los visitantes podrán votar. Además, en el Espai Von Balthasar, el Centre Edith Stein y el Grup de Artistes Joves presentan la exposición Lumen fidei o Tienen ojos y no ven, con obras de artistas contemporáneos como Bárbara Paso Lorente, Mercè Amat Ballester, Valentina Botana o Eloi Aran Sala, entre otros. Las obras expuestas sondean la luz como metáfora del sentido, como oposición al caos, o la ceguera como concepto de no querer ver a Dios.

MultiArt también incluye la celebración de la X Mostra de Cine Espiritual, que dirige el sacerdote Peio Sánchez, y un ciclo de conferencias denominado Reflexión y Testimonio sobre cómo vivir la fe desde la ciencia, la filosofía, el arte, el periodismo o la política; además de tres conciertos en torno a la Canción evangelizadora, que se celebrará en la Parroquia de Santa Ana.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.870 de Vida Nueva

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