Francisco Errázuriz: “Todos quieren que la Secretaría de Estado facilite la relación con el Papa”

Francisco Erraruriz, cardenal arzobispo emérito de Santiago de Chile

Miembro del consejo de cardenales para la reforma de la Curia

Francisco Errázuriz, cardenal arzobispo emérito de Santiago de Chile

Entrevista con Francisco Errázuriz [extracto]

CRISTIAN VENEGAS (SANTIAGO DE CHILE) | A principios de octubre, el cardenal chileno Francisco Errázuriz participó en el Vaticano en la primera reunión del llamado consejo de cardenales, el grupo de ocho purpurados elegidos por el papa Francisco para asesorarle.

PREGUNTA.- ¿Qué tareas les confió el Papa durante este primer encuentro?

RESPUESTA.- Dos. La primera se refiere a la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que organiza y configura las tareas de todos los organismos de la Curia romana. En las congregaciones generales [previas al cónclave] habían aparecido proposiciones para que se estudiase su funcionamiento e introdujeran reformas. Como segunda tarea, el Papa quiere valerse de este consejo como órgano de consulta en lo que atañe al gobierno de la Iglesia.

P.- ¿Cuál fue el contacto de Francisco con el consejo durante el encuentro?

R.- Se reservó todo el tiempo necesario para estar con nosotros en las reuniones. No esperaba tan solo las conclusiones del consejo. Quería escuchar las reflexiones de sus miembros. Las reuniones las coordinaba el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga. Nos impresionó que el Papa, que normalmente solo escuchaba, cuando deseaba tomar la palabra la pedía para intervenir. Francisco Errázuriz, cardenal arzobispo emérito de Santiago de Chile miembro del consejo de cardenales

P.- ¿Cuál fue el primer tema que trataron?

R.- En la primera sesión, de inmediato tratamos sobre la identidad de la Iglesia según la voluntad de Nuestro Señor, recogida en las enseñanzas del Vaticano II, y el sentido de la Curia romana como el organismo al servicio del Papa, como sucesor de Pedro y de las diócesis y sus pastores; también ellos sucesores de los apóstoles presididos por Pedro. Todos quieren que aparezca con mucha claridad la misión pastoral de la Curia romana alentando la nueva evangelización.

En esa sesión, cada uno resumió las proposiciones y sugerencias que había recibido en el continente respectivo. El cardenal Giuseppe Bertello, gobernador del Estado del Vaticano, había recogido las de los cardenales que presiden las congregaciones romanas y los consejos pontificios, como también de las otras instancias de la Curia romana. De inmediato, con la presencia del arzobispo Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, abordamos ese tema. Monseñor Baldisseri ya traía ideas para mejorar el trabajo del Sínodo. Todos desean que sea una expresión viva de la colegialidad episcopal, capaz de debatir temas importantes, como gran ayuda al ministerio petrino. La intención original de Pablo VI al instituirlo estaba muy presente.

P.- ¿Qué otros temas trataron?

R.- Las sugerencias recibidas acerca de la Secretaría de Estado. Todos quieren que facilite la relación con el Santo Padre. Ya en las congregaciones generales se sugirió la existencia de un colaborador del Papa, dedicado a la coordinación de los dicasterios y a otras tareas que faciliten el funcionamiento de cada uno de ellos.

P.- Los énfasis de la Iglesia latinoamericana, ¿tendrán influencia en el trabajo de la comisión de cardenales?

R.- Yo recibí aportaciones de América del Sur y del CELAM. Estuve presente en su última asamblea general, en Panamá, y los presidentes de las conferencias episcopales y los otros delegados se tomaron tiempo para reflexionar sobre la reforma de la Curia y entregarnos sus conclusiones. También en Río de Janeiro, tras el encuentro con el Papa, se reflexionó sobre este tema. Les pedí, asimismo, sus proposiciones a todos los cardenales de América del Sur que participaron en el cónclave. Solo uno, que ha estado muy delicado de salud, todavía no me ha respondido. Pero también he recibido sugerencias de otros obispos, sacerdotes y laicos latinoamericanos. La creación de este consejo de cardenales ha despertado grandes expectativas. Es indudable que los énfasis de la Iglesia en Latinoamérica tendrán cabida en él. Imagino que el valor de nuestras sugerencias, que se inspiran en el Documento de Aparecida y recogen nuestra rica historia pastoral, fue una de las razones por las cuales el Papa convocó a tres cardenales de este continente. No hay que olvidar que el cardenal de Boston, O’Malley, también prestó servicios pastorales en más de un país de Latinoamérica.

Entusiasmo popular

P.- ¿Puede señalar los principales ejes del trabajo que se proyecta desde este consejo?

R.- Venimos de realidades pastorales bien diferentes, aunque las aportaciones recibidas confluyen. Pero aún es prematuro hablar de los principales ejes. Hay dimensiones que se refieren al espíritu, preparación y motivación de quienes prestan su servicio en la Curia romana. Otra faceta se refiere a su reorganización, que puede ser mejorada, coordinada y racionalizada; también fusionando dicasterios; también se escucha el eco de quienes esperan una notable descentralización y una fuerte presencia internacional entre los colaboradores cercanos del Papa.

“Innumerables persona tenían un profundo anhelo:
contar con un jefe espiritual que tuviera
la simplicidad, la benevolencia y la cercanía de Francisco,
que fuera buena noticia por su cercanía
a Jesucristo junto al lago de Galilea.
No habíamos percibido con cuánta sed lo esperaban”.

P.- En lo personal, ¿qué significa esta experiencia marcada por el cambio de estilo en la conducción de la Iglesia que está imprimiendo Francisco?

R.- Es un cambio que impacta a las personas. El entusiasmo que ha surgido tras su elección es expresión de un signo de los tiempos actuales del cual no habíamos tomado conciencia. Innumerables personas, católicas, de otras religiones, agnósticas o ateas, tenían un profundo anhelo: contar con un jefe espiritual que tuviera la simplicidad, la benevolencia y la cercanía del papa Francisco, que fuera buena noticia por su cercanía a Jesucristo junto al lago de Galilea. No habíamos percibido con cuánta sed lo esperaban.Francisco Errázuriz, cardenal arzobispo emérito de Santiago de Chile miembro del consejo de cardenales

En lo personal, cuando mi comunidad me pidió que fuera su procurador en nuestras relaciones con la Curia romana, la primera recomendación que recibí al llegar a Roma fue: “No se olvide que la Santa Sede es la sede del sucesor de Pedro, pero también es una Corte”. Dejando de lado las razones históricas y las adherencias que adquiere una institución como la Iglesia a través de los siglos, nunca logré comprender esta dimensión cortesana. Es tan distante de la manera de vivir y de actuar de Jesús y de los primeros cristianos. Por eso me causa una profunda alegría el estilo sencillo y cercano de Francisco. En Asís saludó a cada uno de los 70 niños con síndrome de Down que lo esperaban, y más tarde pasó junto a nosotros, subiendo hacia la Ermita de las Cárceles, en un Fiat Panda. Almorzó con los pordioseros del lugar y, en la sede episcopal, donde san Francisco de Asís se despojó de su vestimenta elegante, encontró las palabras fuertes para pedirnos que nos despojemos de toda mundanidad… Seguramente entre esta, de todo resabio de Corte en Roma y en tantas otras diócesis. Su ejemplo suscita un benéfico examen de conciencia en muchos.

P.- ¿Y en cuanto a su estilo de conducción?

R.- En cuanto a eso, ¿cómo no alegrarme al constatar su voluntad de escuchar también a las periferias de la Iglesia: a las de Bombay, de Kinshasa y a las nuestras? ¿Cómo no agradecerle a Dios por este nuevo aire pastoral, que nos invita a sanar las heridas de nuestro tiempo, a encender la esperanza, a reavivar la alegría de ser cristianos? Doy gracias al Espíritu Santo por habernos inspirado la elección de un papa que lleva en su corazón el amor a la Virgen María, madre y modelo de la Iglesia, y con ella, el espíritu y conclusiones de Aparecida, para que nuestros pueblos tengan vida en Cristo.

En el nº2.870 de Vida Nueva.

 

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