España, campo de misión para otras religiones

musulmanes en España celebran el Ramadán

musulmanes en España celebran el Ramadán

España, campo de misión para otras religiones [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MORENO | La práctica religiosa viene decreciendo en España desde hace años. Sin embargo, ahora, en plena marea secularizadora, aparecen nuevos grupos de creyentes. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?

El esquema que retrata a España como un país mayoritariamente religioso y católico, al menos según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), muestra una población en la que un 72% se declara católica –según datos de julio de 2013, frente al 83,5% registrado en 1998–, pero que luego admite que no asiste a oficios religiosos “casi nunca” –un 64,7%, casi el doble de quienes contestaban lo mismo en el año 1998–.

Esta dinámica es “una constante en España”, según afirma Mónica Cornejo, doctora en Antropología e investigadora y docente en la Universidad Complutense de Madrid. “Desde que existen encuestas sobre religión en España, se registra ese espacio entre personas que se declaran religiosas o creyentes y la asistencia a las prácticas religiosas. Siempre, en España, esto ha sido llamativamente diferente. Se trata de un efecto de lo que venimos llamando el catolicismo cultural”, explica a Vida Nueva.

Otro estudio de la Fundación Pluralismo y Convivencia ofrece el dato de que el 68,2% de los españoles se declaran religiosos, sin especificar un credo concreto. De ellos, el 31,4% se describen como creyentes practicantes, según se desprende de la II Encuesta sobre opiniones y actitudes de los españoles ante la dimensión cotidiana de la religiosidad y su gestión pública, de esta institución.

comunidad de budistas en España

Curso de meditación budista en Vélez-Málaga

“Un elemento nuevo”

Para Cornejo hay “un elemento nuevo” en este estudio. “Ahora se declaran como religiosas muchas personas que no son católicas. Y se declaran como religiosas practicantes. Esa pregunta ya comienza a significar algo distinto, cada año más”, explica la investigadora, que apunta a nuevas formas de “espiritualidad activa”, cada vez más diversas, y a un pluralismo religioso que no está siendo recogido convenientemente por las encuestas.

En este sentido, el catedrático de Historia de las Religiones en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, Francisco Díez de Velasco, apunta a un proceso de “invisibilización” de las creencias religiosas minoritarias. “Ahora es más difícil diferenciar espiritualidad de religión. La identidad religiosa de la gente no es evidente, no se quiere mostrar, algo que tiene que ver con una tendencia a modelos de creencias muy individualizados”, dice.

Pese a la dificultad para desentrañar la evolución de las creencias, una herramienta que nos acerca a estas dinámicas es el Directorio de lugares de culto de las diversas religiones, que estudia de forma anual el Observatorio de Pluralismo Religioso, de la Fundación Pluralismo y Convivencia. Es una base de datos iniciada en 2011 a partir de la información de lugares de culto en las comunidades autónomas, que se ha ido alimentando con la inscripción de las propias confesiones o grupos que han querido añadir sus espacios de culto y reunión.

“En los últimos años hay grupos que están
creciendo en número de fieles y
en el proceso de conversión en actos sociales.
El grado de normalización se consigue
cuando el grupo deja de verse como un extraño”.

Óscar Salguero, antropólogo

De esta forma, teniendo en cuenta que no se trata de un registro obligatorio, sino de un directorio que requiere del impulso de cada grupo religioso, se pueden constatar evoluciones en algunos de ellos, en ocasiones por su intención de visibilizarse por medio de su inscripción en este listado.

Según los últimos datos de esta base, de junio de 2013, los lugares de culto de católicos son claramente mayoritarios, con el 79,1% del total (unos 23.000 espacios registrados, según datos de la Conferencia Episcopal Española). Le seguían los lugares de culto evangélico, casi un 12% del total (3.446 espacios), luego los espacios dedicados a la religión musulmana, que suponen el 4,4% (1.274,), y, después, los de los Testigos de Jehová, un 2,48% (718).

Comparados estos datos con los del mismo mes de 2011, y recalcando que no se trata de un registro obligatorio, los espacios del credo evangélico crecen de 2.944 a 3.446 en dos años, mientras que los de culto islámico pasan de 988 a 1.274. Destacado también es el caso de los lugares de culto ortodoxo, que en 2011 eran 75 y en 2013 pasan a 176. Los espacios católicos permanecieron estables entre 2011 y 2013.

“En los últimos años hay grupos que están creciendo en número de fieles y en el proceso de conversión en actos sociales. El grado de normalización se consigue cuando el grupo deja de verse como un extraño”, explica Óscar Salguero, antropólogo centrado en el estudio del pluralismo religioso en varias zonas de Andalucía.

Salguero destaca el avance de evangélicos y pentecostales, tanto en España como en muchos países europeos, aunque entre nosotros han tenido especial arraigo a partir de la inmigración recibida en los últimos años 90 y la primera década del 2000.

Por su parte, el sacerdote diocesano Luis Santamaría del Río, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), agrega a la influencia del culto evangélico y pentecostal las de los cultos sincretistas afroamericanos, como el vudú o la santería, y el papel de las terapias alternativas. “Son fenómenos que se producen en torno a la inmigración, pero también participan españoles. Podemos hablar de cierto auge del esoterismo”, asegura.

Auge de los evangélicos

Los evangélicos, en sus múltiples familias y grupos vinculados, han sido una de las “minorías mayoritarias”, como las identifica Mónica Cornejo, con más crecimiento en los últimos años. Para José Pablo Sánchez, presidente de la organización evangélica Decisión y director de los programas Buenas Noticias TV (en Televisión Española) y Mundo Protestante (RNE), el crecimiento iniciado con la llegada de la democracia se ha ido transformando a partir de la ayuda social y, más recientemente, con la atención a los inmigrantes llegados a España en las últimas décadas.

“Aunque no todos los inmigrantes eran evangélicos, vinieron buscando trabajo y las Iglesias respondieron. Ha habido una acción social que ha conectado con los inmigrantes, pero nuestra misión es integral: con una mano damos pan y con la otra Evangelio”, explica a Vida Nueva.

comunidad de evangélicos en España

Culto evangélico

Jorge Fernández, responsable de prensa de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), reconoce que muchos de estos inmigrantes evangélicos, no solo procedentes de Latinoamérica, sino también africanos, asiáticos y europeos del Este, han formado sus propias “Iglesias étnicas”, un fenómeno “inédito” hasta ahora en España, pero que ha arraigado en nuestro país, y en las que han conservado incluso su idioma materno en sus celebraciones, gracias a la llegada de ministros desde sus lugares de origen.

“Creemos que la siguiente generación va a cambiar mucho estas comunidades. Mantendrán algún rasgo de la cultura, pero los cultos en otros idiomas irán cambiando”, explica Fernández, que destaca grados en cuanto a la facilidad de integración. Por ejemplo, en el caso de argentinos y personas de habla hispana, en general, es mucho más fácil que en el caso de creyentes rumanos.

Esa esperanza en la siguiente generación de creyentes evangélicos es compartida por José Pablo Sánchez, quien también fue pastor de la iglesia evangélica madrileña Cristo Vive durante catorce años, y que enfatiza la capacidad de estas iglesias para motivar a los jóvenes. “Mi apreciación es que solo un 15% de los jóvenes se van; el resto se queda. Las iglesias tienen un programa muy desarrollado de infancia y juventud; la familia es el centro”, explica.

“Para todos los cristianos evangélicos,
España sigue siendo un campo de misión.
Creemos que España es un país que
no conoce el Evangelio de esta manera”.

“Para todos los cristianos evangélicos, España sigue siendo un campo de misión. Creemos que España es un país que no conoce el Evangelio de esta manera”, agrega Jorge Fernández.

Esta labor de misión para los evangélicos es “una prioridad”, apunta José Pablo Sánchez, quien reconoce que, en su entorno, las personas que se acercan a la Iglesia evangélica en los últimos años son tanto personas de familia evangélica como “gente de la calle: bomberos, periodistas, pintores”, aunque descarta que se esté produciendo un trasvase de creyentes católicos a los grupos evangélicos o protestantes. “No eran gente comprometida, sino que tenían un vacío espiritual. Personas indiferentes a la religión, que no tenían una fe anterior”, agrega.

Diversidad en el islam

Si la evangélica es una minoría a tener en cuenta, el islam español, con más de un millar de centros de culto reconocidos, es otro grupo numeroso, aunque con algunas peculiaridades en cuanto a los nuevos creyentes que reciben. Si bien se asume una procedencia inmigrante en la mayoría de ellos, Natalia Andújar, miembro de la Junta Islámica Catalana, directora del Centro de Formación Educaislam y de Red Musulmana, agrega otras procedencias de los nuevos musulmanes en España.

“Hay varios perfiles, por ejemplo, por matrimonio, cuando mujeres se casan con musulmanes y se convierten. Se da más el caso de mujeres que no eran musulmanas: se casan y luego deciden convertirse al islam. También están los casos de personas que, por un recorrido personal e inquietud espiritual, llegan al islam, y las nuevas generaciones de hijos de musulmanes, que ya son nacidos aquí y españoles”, explica Andújar, que echa de menos estudios serios que desvinculen el islam con la inmigración. “Hay una tendencia política a identificar islam con lo extranjero, con personas inasimilables”, agrega.

El caso de Natalia Andújar es también el de una de estas conversiones personales. “Yo estaba en cooperación internacional en Senegal, en un país de mayoría musulmana. Me atrajo, me hizo plantearme cuestiones y, al volver a España, tuve un proceso intelectual. En mi caso, también estoy casada con un musulmán, pero eso no fue el desencadenante. Estuvimos siete años casados, y no era musulmana ni tenía inquietud de serlo”, explica.

Andújar, crítica con las “visiones esencialistas del islam”, es activa dentro del feminismo islámico y reconoce una “discriminación objetiva” a la mujer en el mundo musulmán. “Para nosotras, el origen de esa discriminación es una mala interpretación del Corán y de los textos sagrados, y una intención por parte del hombre de mantener el statu quo”, argumenta.

Sed espiritual

La percepción de una mayor sensibilidad hacia lo espiritual en los últimos tiempos es una constante en todas las personas consultadas sobre este repunte en la religiosidad, si bien pocos vinculan a la crisis esta sed de espiritualidad; más bien ponen sus causas en un proceso de individualización del proceso religioso.

Para Mónica Cornejo, no estaría de más hablar de “consumismo religioso”. “Hemos asumido valores consumistas en nuestra vida, y lo extendemos a todas las áreas, incluida la religiosa”, comenta.

“Yo percibo en la sociedad española una mayor inquietud espiritual. No sé si el factor precipitante es la crisis o si coincide en el tiempo. Sí es verdad que la crisis está causando mucha desesperanza, y cuando las religiones vienen con un mensaje de esperanza, de fortaleza, de consuelo, de paz, de amparo… La gente tenía sus necesidades adormecidas por el bienestar y el movimiento de dinero. Ahora se hacen preguntas más profundas”, resume el evangélico José Pablo Sánchez.

“Percibo en la sociedad española
una mayor inquietud espiritual.
No sé si el factor precipitante es la crisis
o si coincide en el tiempo.
La gente tenía sus necesidades adormecidas por el bienestar.
Ahora se hacen preguntas más profundas”.

De una forma u otra, ya sea por efecto de la crisis económica o por la diversidad que ha traído la inmigración, España conserva, por debajo de los focos de lo oficial, una gran diversidad religiosa que crece, se modula y pervive para dar servicio y esperanzas a una población que sigue teniendo un sentimiento religioso o espiritual, y que busca encauzarlo bajo formas cada vez más variadas.

 

Las implicaciones religiosas del turismo

El atractivo turístico de España es también un estímulo para lo religioso, como se puede ver, por ejemplo, en el crecimiento de la Iglesia ortodoxa rusa y el budismo, aunque por razones muy distintas en cada caso.

En el de la Iglesia ortodoxa rusa (una parte de su 1.200.000 creyentes ortodoxos en España), el crecimiento ha sido muy grande por la inmigración, pero también por un creciente turismo ruso, que provoca la construcción de iglesias como la de San Miguel Arcángel en Altea (Alicante), la primera de la ortodoxia rusa, erigida en 2007, o la que se construye en San Pedro de Alcántara, cercana a Marbella, en un terreno mayor que el que ocupa la Parroquia de Santa María Magdalena de Madrid, inaugurada el pasado junio.

El párroco del templo madrileño, P. Andréy Kórdochkin, explica a Vida Nueva que su comunidad es “muy joven”, especialmente formada por aquellos que llegaron a España en los últimos 15 años.

comunidad de la Iglesia ortodoxa rusa en Alicante, España

Fieles de la Iglesia ortodoxa rusa, en Altea (Alicante)

Para él hay dos aspectos que explican el crecimiento de la comunidad. Uno basado en los inmigrantes que vinieron buscando trabajo; el otro, en la llegada de turistas de esa confesión. “Algunos vinieron a España para trabajar, pero otros vinieron para tener una segunda casa. Una de las razones es por la caída de los precios inmobiliarios y el crecimiento económico de Rusia”, explica el P. Kórdochkin.

Junto al caso ortodoxo, las comunidades budistas también tienen cierta relación con el turismo, según el catedrático de Historia de las Religiones Francisco Díez de Velasco.

“En el budismo en España, los seguidores no son solo españoles, sino que proceden de muchos lugares”, afirma, en referencia a centros de oración que congregan a personas de muy variada procedencia en momentos muy concretos, como la Stupa de la Iluminación, en Benalmádena, el Centro Budista Camino del Diamante, en Vélez-Málaga, pero también los monasterios de los monjes budistas Tashi Ling, en Garraf y Castellón, en donde se produce un cierto “turismo religioso”. En estos casos, se unen la espiritualidad y el turismo de playa, con gran afluencia de público internacional, sobre todo cuando acuden maestros importantes.

Para el presidente de la Federación de Comunidades Budistas, Florencio Serrano, este turismo relacionado con prácticas budistas tiene un carácter “puntual”. “El tema de que sean zonas turísticas importantes es una obviedad. Pero el eje fundamental de estos lugares no es que, como hay más extranjeros o turistas, sea más fácil organizar grandes eventos, sino un crecimiento natural, sobre todo de españoles, no solo en Levante, sino también en Cataluña y Aragón”, explica.

“Hoy tenemos unos 86.000 miembros practicantes budistas, y los simpatizantes que acuden a determinadas prácticas dan cifras de 255.000 personas”, asegura Serrano, que identifica una tendencia que dura ya “varios años”, teniendo en cuenta que, en 2007, la cifra de practicantes era de 65.000 personas. “Es un crecimiento importante, con dos tipos de interés: uno formal con las comunidades budistas; otro en cuanto a simpatizantes, que están interesados en algunas técnicas, por ejemplo de meditación”, agrega.

En el nº 2.869 de Vida Nueva.

 

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