Formación permanente y nueva evangelización

Encuentro nacional de delegados de pastoral sacerdotal

 

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22 sacerdotes que tienen como tarea y responsabilidad la pastoral sacerdotal en diferentes jurisdicciones del país, se reunieron en Bogotá a finales de septiembre (del 23 al 25), convocados por el departamento de ministerios ordenados de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), para participar en el encuentro nacional de delegados de pastoral sacerdotal, que este año buscó celebrar el don de la vocación a la vida presbiteral y analizar los diferentes retos que el cambio de época propone al ejercicio del ministerio sacerdotal.

En el marco del Año de la fe y de los 50 años del Concilio Vaticano II, el encuentro se centró en un tema imprescindible: la formación permanente en la nueva evangelización. Para ello, cuatro expertos invitados compartieron sus miradas en torno a “la formación sacerdotal a la luz del discipulado” (P. Leonidas Ortíz, secretario adjunto del CELAM), “el significado de la formación permanente: fines y metas” (P. Pedro Salamanca, delegado de la pastoral sacerdotal de la arquidiócesis de Bogotá), “el presbítero actual y la nueva evangelización” (Mons. Jaime Mancera, vicario de pastoral de la arquidiócesis de Bogotá), y “el proyecto personal de vida” (Mons. Julio Daniel Botia, miembro del equipo responsable de la Unión Apostólica del Clero en Colombia)

Fruto del encuentro, se constató que ante las exigencias propias del ministerio presbiteral y los continuos y nuevos cambios que vive la sociedad, es necesario y urgente crear, sostener e invertir en procesos de formación permanente integrales, los cuales den a los presbíteros, sin importar su edad, la ayuda suficiente en las diversas dimensiones de la persona. Por consiguiente, se ratificó que el ministerio sacerdotal no ha de ser visto ni vivido como un simple cumplir estándares, alcanzar objetivos, realizar un sinfín de actividades y demostrar competitividad, sino como un proceso constante de configuración con la persona de Jesucristo. De ahí que la pastoral sacerdotal ha de brindar medios para la maduración y el sostenimiento de la vida del ministro ordenado, conforme a la vocación a la que ha sido llamado.

Asimismo, se corroboró que el acompañamiento no puede ser una realidad aislada, ocasional o de mera formación académica. Ha de ser un apoyo integral, donde cada una de las dimensiones de la persona pueda recibir un impulso renovado y un sostén para la fidelidad. En este sentido, se recordó que es tarea y responsabilidad de cada ministro ordenado, una vez que concluye su formación en el seminario, dar inicio, estructurar y suscitar procesos de formación permanente, con el apoyo de su obispo y la cooperación de un equipo coordinador, designado para esta misión. Es necesario, por tanto, continuar creando la cultura de la formación permanente y la prioridad que ha de tener en cada Iglesia particular.

Presbíteros y nueva evangelización

Respecto al presbítero de hoy y la nueva evangelización, se analizó que después del Concilio Vaticano II los ministros ordenados son invitados a crear renovadas estructuras, metodologías y estrategias que den un nuevo aire y una nueva fuerza a todo el proceso de llevar la buena noticia a todas las gentes. La nueva evangelización, por tanto, no puede ser entendida como una reevangelización, sino como el anuncio del Evangelio, siempre nuevo y siempre actual, con nuevo entusiasmo, con lenguajes comprensibles en una situación cultural diferente, y con nuevas metodologías capaces de transmitir el sentido profundo que permanece inalterado.

Para tal fin se requiere gestar en los hermanos presbíteros una conversión personal y pastoral, para suscitar, cada vez más, pastores, discípulos y misioneros evangelizadores, que guíen y formen a la comunidad eclesial de acuerdo a estos nuevos retos y tareas que plantea el mundo de hoy.

Sobre este punto, resonaron las palabras de Pablo a Timoteo: “Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti” (2 Tm 1,6). La palabra reavivar hace referencia a encender el fuego bajo las cenizas, es decir, reavivar el don divino, en el sentido de acoger y de vivir sin perder nunca de vista esta novedad permanente que es propia del don de Dios.

Los sacerdotes participantes coincidieron en que la formación permanente ha de ser un itinerario, un camino con Cristo que dura toda la vida, porque llegar a ser un alter Christus (otro Cristo), es un trabajo delicado que apunta a la identificación con Cristo. Así, el proyecto que el presbítero realiza, lo hace “por Cristo, con Cristo y en Cristo”, siempre en sintonía y en comunión con la Iglesia.

Al término del encuentro se conformó un equipo de reflexión de ocho sacerdotes representantes de las diferentes zonas del país, el cual continuará acompañando y apoyando los procesos de formación permanente, elaborando subsidios a favor de la pastoral sacerdotal. Por su parte, el departamento de ministerios ordenados avanzará en la preparación de una propuesta de pastoral sacerdotal, la cual será presentada el próximo año al episcopado colombiano, como aporte en pro de una sana y fructuosa vivencia del ministerio sacerdotal.

Texto y foto: P. Juan Álvaro Zapata Torres. Director del Departamento de Ministerios ordenados y vida consagrada

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