El Papa llama a “despojarse de la mundanidad” en Asís

El Papa junto a la tumba de San Francisco en Asís (EFE)

En su homilía pide no entender la paz de San Francisco como “un sentimiento almibarado” sino como “la paz de Cristo”

El Papa junto a la tumba de San Francisco en Asís (EFE)

El Papa junto a la tumba de San Francisco en Asís (EFE)

M.Á. MORENO | Poco más tarde de las 07.30 de la mañana, el Papa aterrizó en Asís, sede de una de las visitas más significativas del todavía breve pontificado de Francisco, a la ciudad natal del santo poverello del que toma el nombre. En una mañana muy intensa, el Papa visitó el Hospital Seráfico en el que se atiende a niños enfermos y ha llamado a la Iglesia a “despojarse de la mundanidad” en una intervención junto a los pobres atendidos por Cáritas. También celebró la eucaristía en la Plaza de San Francisco, con la presencia del primer ministro italiano Enrico Letta.

Tras llegar con adelanto a Asís, Francisco visitó a los niños enfermos del Instituto Seráfico de la ciudad, frente a los cuales ha realizado una breve alocución, en la que destacó el reflejo en el sufrimiento de estos niños la señal de las “llagas de Jesús” y pidió a los cristianos que se reconozcan en el sufrimiento.

En esta breve visita, el Papa volvió a reclamar a los presentes que cuenten con él en sus plegarias. Fue desde uno de los ventanales del edificio, donde se asomó, pidió y micrófono, y dijo a los presentes: “Recen conmigo, no contra mí”.

“La mundanidad espiritual mata al cristiano”

Poco después, el Papa acudió a la Salla della Spogliazione(“Sala de la Expoliación”) del Arzobispado de Asís, donde se dice que san Francisco que despojó de sus riquezas y asumió un modo de vida centrado en la pobreza que marcó sus años posteriores. En ella, Bergoglio se encontró con personas en situación de pobreza que son atendidas a diario por Cáritas local.

“Se dice el Papa quiere desnudar a la iglesia, a los cardenales”, comentó Francisco. “Esta es una buena ocasión para invitar a la Iglesia a desnudarse, la Iglesia somos todos, eh, todos. Y todos tenemos que ir por el camino de Jesús“, añadió el Pontífice durante su alocución, centrada en el rechazo a la “mundanidad espiritual”.

La mundanidad, para Francisco lleva “a la vanidad, la prepotencia y el orgullo” y es un peligro “gravísimo” que afecta “a todos los miembros de la Iglesia” y ser convierte en una nueva idolatría. “No se puede servir a dos patrones, o a Dios o al dinero. Es triste negar con una mano lo que servimos con la otra”, añadió.

El Papa también tuvo palabras para sus interlocutores en esta sala, personas afectadas por el desempleo, y recordó además el naufragio ayer de una embarcación con 500 personas a bordo cerca de las costas de Lampedusa, un lugar que visitó hace pocos meses. “Hoy es un día de llanto”, lamentó.

Eucaristía con presencia del primer ministro italiano Letta

En la plaza de San Francisco, ante la Basílica superior de San Francisco, el Papa celebró la Eucaristía después de haber realizado una oración ante la tumba del poverello de Asís. Fue una celebración solemne, en la que estuvo presente el primer ministro italiano, Enrico Letta, que fue recibido con aplausos de los presentes.

Con el Evangelio en el que Jesús anima a los discípulos a cargar con la cruz “porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”, el Papa quiso recordar a los presentes lo que dice hoy a las conciencias el ejemplo de San Francisco, que llama a “una relación viva con la persona de Jesús”.

El Pontífice también quiso caracterizar el sentimiento de paz que transmite San Francisco, una paz que “no es un sentimiento almibarado”, aseguró el Papa, que antes en el palacio arzobispal había llamado a los cristianos a no ser “cristianos de pastelería”.

“La paz no es un sentimiento almibarado. Por favor, eso en San Francisco no existe. Tampoco es una armonía panteísta con las energías del cosmos,  eso no es franciscano, eso es una idea que algunos han construido. La paz de Francisco es la paz de Cristo, la que encuentra quien carga con su yugo, el mandamiento ‘amaos los unos a los otros como yo os he amado’. Pero es un yugo que no se puede llevar con soberbia, sino con mansedumbre”, explicó Bergoglio.

El “respeto de todo lo creado” y el rechazo a “los conflictos que asolan la tierra”, acordándose especialmente de las guerras Siria, Tierra Santa y Oriente Próximo, cerraron la homilía de Francisco, que también tuvo unas palabras de saludo para el primer ministro Letta, situado en la primera fila de los fieles allí presentes.

Al concluir la Eucaristía, el Papa fue a comer a un centro de atención urgente de Cáritas, el inicio a una jornada de tarde con una gran cantidad de encuentros.

Más Francisco que nunca (crónica de Antonio Pelayo solo para suscriptores)

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