‘Kon-Tiki’: la fe viaja en balsa

Kon-Tiki, película

Kon-Tiki, película

J. L. CELADA | Candidata por Noruega al Oscar 2012 como Mejor película de habla no inglesa y una de las finalistas en esta categoría, Kon-Tiki debe su nombre a una balsa, el medio de transporte empleado por el explorador nórdico Thor Heyerdahl (1914-2002) para acometer una travesía de ocho mil kilómetros por el Pacífico.

Ocurrió en 1947, y su misión no era otra que demostrar al mundo, en primera persona, una teoría largamente meditada: que los primeros pobladores de Polinesia habían viajado hacia el oeste desde Sudamérica impulsados por la corriente, y no hacia el este desde Asia, como se defendía hasta entonces.

La expedición zarpó del puerto peruano de Callao y arribó al atolón de Raroia, en el archipiélago Tuamotu, 101 días después. Lo que aquellos seis navegantes inexpertos vivieron por el camino, a bordo de unos cuantos troncos atados con cuerdas, no solo cuestionaría los argumentos de la comunidad científica, sino que pondría de relieve la fe de un hombre dispuesto a luchar contra viento y marea –en el sentido más literal de la expresión– por iluminar la historia con la luz de la verdad.

De esa aventura, tanto o más humana que investigadora, el propio Heyerdahl daría cuenta en un documental del mismo título –que le valdría el Oscar en 1951– y en un libro traducido luego a 70 idiomas y del que se han vendido 50 millones de ejemplares. Ambos testimonios, el visual y el escrito, han brindado ahora un valioso material a sus compatriotas Joachmin Roenning y Espen Sandberg en el que inspirarse para ficcionar aquella apasionante odisea.Kon-Tiki, película

Al ritmo que van marcando los diversos escenarios (Polinesia, Noruega, Nueva York, Perú…), este nuevo Kon-Tiki sintetiza el origen y los preparativos de un episodio que acabaría convertido en todo un fenómeno mediático a escala internacional. Y lo hace subrayando la pasión del protagonista y su fuerza de voluntad frente a cualquier desafío.

Un espíritu que suscita el interés del espectador por cuanto le sucede: su estancia en el Pacífico Sur siendo joven, la infructuosa búsqueda de financiación años más tarde para volver allí, el reclutamiento de tripulantes, las amenazas que se ciernen sobre ellos mientras surcan el océano (en forma de tormentas o de tiburones, pero también de abatimiento, desesperación, incredulidad…).

Otra cosa bien distinta es que la loable intención de los directores se traduzca en una película inolvidable, a la altura de la hazaña narrada. El público puede echarle mucha imaginación, incluso disfrutar con esta cinta de aventuras (tiene todos los ingredientes del género para pasar un buen rato).

Sin embargo, uno busca sin encontrar esa épica de las grandes conquistas que ennoblecen al ser humano para la posteridad. Al contrario de lo que ocurre con nuestro ‘descubridor’, aquí la fe en el cine va perdiendo fuelle a medida que descontamos millas náuticas.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Kon-Tiki.

DIRECCIÓN: Joachmin Roenning y Espen Sandberg.

GUIÓN: Petter Skavlan y Allan Scott.

FOTOGRAFÍA: Geir Hartly Andreassen.

MÚSICA: Johan Söderqvist.

PRODUCCIÓN: Aage Aaaberge, Jeremy Thomas.

INTÉRPRETES: Pal Sverre Hagen, Anders Baasmo Christiansen, Tobias Santelmann, Gustaf Skarsgard, Odd MagnusWilliamson, Jakob Oftebro, Agnes Kittelsen

En el nº 2.864 de Vida Nueva

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