Kenia vive con “gran dolor y tristeza” el secuestro de un centro comercial

ALBERTO EISMA (UGANDA) | El sábado 21, Kenia vivía uno de los episodios más terribles de su historia reciente, cuando militantes de Al Shabaab, milicia somalí cercana a Al Qaeda, secuestraba durante varios días el centro comercial Westgate de Nairobi, la capital, provocando una masacre. Al cierre de estas páginas, aunque la situación parecía totalmente controlada, se contabilizaban ya 72 muertos y casi dos centenares de heridos de entre las más de mil personas que había en el recinto en el momento del asalto.

Tras conocerse la noticia, los obispos católicos publicaban una nota alabando la entrega de las fuerzas de seguridad y resaltando “los sacrificios de aquellos que trabajan en los servicios sanitarios y de todos los que se han presentado voluntarios en cualquier forma para salvar las vidas de nuestros hermanos en peligro”.

El texto –firmado por el obispo Philip Anyolo, vicepresidente de la Conferencia Episcopal– expresa su más sentido pésame a kenianos y extranjeros, “especialmente a aquellos que han perdido a sus seres queridos y amigos en la crisis del Westgate”.

“Es un tiempo de gran dolor y tristeza para todos los kenianos cuando personas inocentes pierden su vida de una manera tan brutal”, lamentan los prelados, al tiempo que destacan el gran espíritu cívico y de unidad vivido estos días en el país.

No es la primera vez que Kenia sufre el azote del terrorismo islamista. Un atentado con coche bomba contra la embajada americana en 1998 se saldó con 224 muertos.

Al Shabaab tiene entre sus objetivos países que, como Kenia y Uganda, han enviado tropas bajo el patrocinio de la Unión Africana a la misión de Somalia (AMISOM) para contrarrestar la influencia del estado teocrático establecido allí gracias al propio Al Shabaab y sus conexiones con otras facciones islamistas.

En el nº 2.864 de Vida Nueva

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