Francisco en Cagliari: “Cuando falta el trabajo falta la dignidad”

papa Francisco visita la isla de Cagliari 22 septiembre 2013

El Papa realiza una significativa visita a la isla, donde reclama una solidaridad que no instrumentalice a los necesitados

papa Francisco visita la isla de Cagliari 22 septiembre 2013

M.Á. MORENO | La segunda visita italiana fuera del Vaticano de Francisco, a la capital de Cerdeña, Cagliari, volvió a ser una oportunidad para que el Pontífice atacara los problemas más graves de la sociedad italiana y europea: la falta del trabajo, la “cultura del descarte” o la instrumentalización de la sociedad fueron algunos de los puntos que el Papa tocó ayer, domingo 22 de septiembre, durante una jornada llena de encuentros con el mundo laboral o el universitario, los pobres, los jóvenes y una homilía en Nuestra Señora de Bonaira.

Francisco inició su visita con un temprano encuentro con los trabajadores sardos, alrededor de las 9 de la mañana, en el que escuchó a tres personas: un obrero en paro, una empresaria de una cooperativa social y un agricultor. Tras escucharles, el Papa dejó de lado el discurso que traía preparado y comenzó rememorando la historia de su propio padre, inmigrante italiano en Argentina, para pedir coraje a los sardos castigados por el desempleo, y después cargar duramente contra la falta de trabajo, que sustrae la dignidad a las personas.

“Esta es la segunda ciudad que visito en Italia: las dos son islas. En la primera, vi el sufrimiento de tanta gente que busca, arriesgando la vida, dignidad, pan y salud. Son los refugiados (…) Aquí, también encuentro sufrimiento, que os debilita y termina por robaros la esperanza. Un sufrimiento, la falta de trabajo, que lleva -excusadme si soy un poco fuerte, pero es la verdad- a sentirte sin dignidad. Cuando falta el trabajo falta la dignidad”, aseguró el papa Bergoglio, vinculando la visita a Cagliari con la icónica jornada en Lampedusa, donde se enfrentó al drama de la emigración y dialogó con refugiados.

Francisco culpó de esta situación al sistema económico internacional, que tiene en su centro “un ídolo que se llama dinero”. “Pero Dios ha querido que en el centro del mundo estén el hombre y la mujer y que lleven adelante el mundo con su trabajo, y no el dinero”, se reafirmó el Pontífice, que se lamentó de que “dos generaciones de jóvenes” estén desempleadas, una situación que provoca que el mundo no tenga futuro, dijo el Papa.

“Es una oración: trabajo, trabajo, trabajo. Trabajo quiere decir llevar el pan a casa, amar, dignidad…”, afirmó el Papa, que concluyó el encuentro improvisando una oración. “Señor, nos falta trabajo. Los ídolos quieren robarnos la dignidad. El sistema injusto quiere robarnos la esperanza. Señor, no nos dejes solos”, oró el Santo Padre.

Con la Señora de Bonaira

El Papa continuó su visita en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaira, la advocación mariana que acompañaba a los marineros sardos que, junto al español Pedro de Mendoza, fundaron la ciudad de Buenos Aires a finales del siglo XVI. La futura capital argentina tomó su nombre de esta virgen patrona de los marineros, castellanizada como “Señora del Buen Aire”.

En su santuario, Francisco celebró la Misa y realizó ofrendas a la Virgen, en una celebración en la que pidió en su homilía que todos tuvieran la capacidad de tomar “la mirada de la Virgen” con los más necesitados.

“¡Aprendamos a mirarnos, los unos a los otros, bajo la mirada materna de María! Hay personas que instintivamente no tenemos en cuenta, y que sin embargo tienen más necesidad: los más abandonados, los enfermos, aquellos que no tienen de qué vivir, aquellos que no conocen a Jesús, los jóvenes que están en dificultad, que no tienen trabajo. No tengamos miedo de salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen”, pidió el Pontífice.

papa Francisco visita la isla de Cagliari 22 septiembre 2013

No instrumentalizar la solidaridad

Tras la celebración y el rezo del Angelus, el Papa tuvo un encuentro con pobres y presos atendidos por Cáritas en la isla de Cerdeña, en el que estuvo acompañado por más de un centenar de pobres y una veintena de detenidos procedentes de toda la isla. Junto a ellos, Francisco quiso llevar un mensaje de esperanza y enfatizó, como tantas otras veces haya hecho ya en su pontificado, el uso de la palabra solidaridad que corre “riesgo de ser cancelada del diccionario”.

Francisco quiso llamar la atención sobre la misericordia que tiene que incluir todo acto de caridad o de ayuda a quien lo necesita: “Algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. ¡Lo sé, esto es humano, pero no va bien! No es de Jesús esto. Y digo más: ¡esto es pecado! Es un pecado grave, porque es “usar” a los necesitados, a los que necesitan, que son la carne de Jesús, para mi vanidad”, afirmó el Papa.

Encuentro con la cultura y los jóvenes

La apretada agenda de Francisco en Cagliari se completó con un encuentro con el mundo universitario y de la cultura en el Aula Magna de la Pontificia Facultad Teológica de Cerdeña y con un tiempo también con los jóvenes que estaban reunidos en un evento titulado “Lanza tus redes”.

En la Universidad, Francisco disertó a partir del pasaje de los discípulos de Emaús que van desorientados hacia esta ciudad después de la Pasión de Cristo y se encuentran con Jesús Resucitado durante el camino, sin conocerlo. A partir de tres pasos: la desilusión, la resignación y la esperanza, el Papa habló de la crisis “económico-financiera, pero también ecológica, educativa, moral, humana”, y quiso enfocarla como una oportunidad para el cambio del género humano.

“La crisis puede convertirse en un momento de purificación y de reflexión de nuestros modelos económico-sociales y de cierta concepción del progreso que ha alimentado ilusiones, para recuperar al ser humano en todas sus dimensiones”, explicó Francisco, quien pidió a la universidad que sea un lugar de discernimiento, pero también un sitio donde se elabore una “cultura de la proximidad” y se haga “formación a la solidaridad”.

Con los jóvenes, Francisco llamó a la valentía y reflexionó sobre la realidad de las comunidades en las que los jóvenes abandonan las parroquias tras el sacramento de la Confirmación, del que, ironizó, podría hablarse como el “sacramento de la despedida”. El Papa pidió a los jóvenes que superaran esas “experiencias de fracaso” y pusieran la esperanza y la alegría por delante.

“¡Un joven sin alegría y sin esperanza es preocupante!, ¡No es un joven!”, reclamó Francisco a los jóvenes, en un encuentro muy emotivo en el que el Papa recordó el aniversario de cuando él mismo fue llamado a la vocación religiosa y sacerdotal, del que justo se cumplían 60 años ese mismo día.

Crónica íntegra solo para suscriptores, en el nº 2.864 de Vida Nueva

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