Por medio de un comunicado, hace algunas recomendaciones a las tropas

El pasado 30 de agosto, frente a los delicados momentos de confrontación que venía atravesando el país, a propósito del paro agrario, el obispo castrense, monseñor Fabio Suescún, manifestó a los militares y a los policías de Colombia: “no puedo callarme ni permanecer mudo en las actuales circunstancias”, al tiempo que presentó algunas recomendaciones.

Sin dejar de reconocer que las acciones de defensa de las tropas no sólo son legítimas, sino necesarias, el obispo castrense destacó que “es apremiante vivir dentro de la conciencia de que las tropas deben moverse en todo en los causes de la justicia”, y sus acciones han de estar “animadas por las mayores exigencias éticas y morales”. En este sentido, insistió en que se hace necesario “obrar con serenidad espiritual y claridad de mente en todo momento, sensatez en el ordenar y en el obedecer, seguridad en el actuar, de tal manera que la fuerza del Estado no exceda en violencia aquello que debe combatir y se eviten consecuencias negativas para todos”.

Para que esto sea posible y la población civil no tenga la menor duda de que los procedimientos de los policías y de los militares están fundados sobre principios éticos, monseñor Suescún enfatizó que “es necesario recabar cada día y en cada momento en la urgencia de unas ‘buenas relaciones y trato’ con la población civil y un justo comportamiento con los promotores del desorden”.

De este modo, el obispo exhortó a la fuerza pública a que, pese a las fuerzas ocultas que se camuflan detrás de las legítimas protestas populares, sus miembros no pueden perder de vista que “son portadores de la paz nacional y su presencia es y debe ser para todos, garantía de bien y de seguridad”.

El comunicado finaliza recordando la cercanía del obispo y de los capellanes castrenses con las tropas y de manera especial con quienes han sido heridos y maltratados. “Estoy cerca de todas las familias castrenses que sufren particularmente en estos momentos y los acompaño con mi oración”.

TEXTO: PEDRO ROMERO. FOTO: PRENSA LIBRE CAUCA