Mensaje al clero romano antes del encuentro en la Basílica de San Juan de Letrán
M. Á. MORENO | Francisco sigue dando mensajes sobre el modelo de sacerdote que desea para la Iglesia y su visión sigue siendo clara: quiere sacerdotes involucrados con el pueblo que “pastorean”, y que dejen atrás “una pastoral de mera conservación” para dar paso a “una pastoral decididamente misionera”. Con este mensaje se ha dirigido en mañana de hoy, lunes 16 de septiembre, al clero de la Diócesis de Roma en la catedral de San Juan de Letrán.
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Para su discurso, el Papa ha utilizado una reflexión que preparó cuando era arzobispo de Buenos Aires, en una charla realizada en 2008 para los sacerdotes bonaerenses y titulada Mensaje de Aparecida a los presbíteros, una disertación orientada bajo el espíritu del Documento de Aparecida (CELAM, 2007), y que se ha demostrado clave en la acción papal de Francisco, que fuera uno de los principales responsables de su redacción como obispo argentino.
En esta disertación, el Papa invita a los presbíteros a realizar una “conversión pastoral”, en la que la valentía de los pastores sea clave en su desempeño en sus lugares de trabajo.
Ya en esta reflexión, realizada por el entonces arzobispo Bergoglio, se reclamaba realizar el trabajo pastoral “no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos”, sino a través de “ministros del Evangelio cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo”.
El sacerdocio como don
Un cierre en banda a la concepción de “carrera eclesiástica” y una llamada a comprender la identidad del sacerdote como don, en lugar de como delegación o representación, además de una comprensión del envío por encima de una idea de gestión; fueron otras de las claves del texto presentado por Francisco para reflexionar con los presbíteros romanos.
“El presbítero pertenece al pueblo de Dios, del que fue sacado y al que es enviado y del que forma parte”, agregaba Bergoglio en este texto, presentado hoy a los sacerdotes romanos, en el que también trata temas como el celibato, que para Francisco requiere “asumir con madurez la propia afectividad y sexualidad”.
Con la imagen del Buen Pastor en el horizonte de su reflexión, Francisco reclamó que el sacerdote sean “un auténtico discípulo de Jesucristo, enamorado del Señor, para ser un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración”.
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