Ya hay lío en América Latina

religiosas argentinas Hermanas de la Inmaculada de Génova en la JMJ Río 2013

Miles de jóvenes, interpelados por Francisco en la JMJ, quieren salir a la calle

jóvenes argentinos en la JMJ Río 2013

Ya hay lío en América Latina [extracto]

MARCELO ANDROETTO, CRISTIÁN VENEGAS, IGOR ALCALDE | Una de las señas de identidad del papa Francisco es el estilo directo y coloquial con el que transmite sus mensajes, consiguiendo que estos sean entendidos por todos y captados sus puntos esenciales (pese a la profundidad de su carga) con una gran sencillez. Así, uno de los discursos que más parecen haber calado de todos los pronunciados este verano en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro, es aquel en el que se expresó así en un encuentro con los peregrinos argentinos: “Quiero que se salga a la calle a armar lío; quiero lío en las diócesis, que se salga fuera, que la Iglesia salga a la calle; quiero que nos defendamos de todo lo que es mundanidad, comodidad, clericalismo, de lo que es estar encerrados en nosotros mismos. (…) Que me perdonen los obispos y los curas si los jóvenes y los curas les arman lío, pero este es mi consejo”.

Pero, ¿en qué modo ha interpelado esta llamada a hacer “lío” en quienes, llegados a casa tras la JMJ, deben fomentar ahora en sus respectivos ámbitos que la fe salga al encuentro de los que no son necesariamente cercanos a la Iglesia? Han pasado apenas unas semanas, pero ya hay ecos de estos pasos dados por jóvenes en diversos países de América Latina, como Argentina, Chile o Uruguay.

En Ciudad de Resistencia, en la provincia argentina de Chaco, los jóvenes compatriotas de Bergoglio inician la movilización partiendo del ejemplo primero del propio Francisco, al que ven como “uno más de nosotros”. Algo que explica muy bien Silvina, que define la clave de la estrecha relación entre el Papa y los jóvenes: “Se lo siente como a uno de nosotros, un joven más; por eso nos está transformando con su palabra y ejemplo”.jóvenes chilenos en la JMJ Río 2013

De este modo, al ver que él “está revolucionando la Iglesia”, como apunta Leandro, ellos mismos se sienten fuertes para acompañar esa labor en su propio contexto. Así le sucede a Noelia, quien asegura que el carácter de quien fuera arzobispo de Buenos Aires –“es muy humano, carismático, cercano”– influye a la hora de imbuirle un mayor compromiso en su caminar cristiano: “Nos está cambiando a todos”.

Silvina, Leandro y Noelia, que estuvieron en el encuentro de los jóvenes argentinos con Francisco en la catedral de Río, lo califican de “emocionante e inexplicable”. Hasta el punto de que desean que sea un motor, desde ya, para toda su vida de fe.

Por supuesto, en el llamado del Papa a los jóvenes también estaban incluidos los sacerdotes y consagrados a la Vida Religiosa. Es el caso de Silvana, Betina, Renza, Mónica y Laura, que llegaron a Río desde distintos lugares de Argentina, pero tienen algo en común: son religiosas de la comunidad Hermanas de la Inmaculada de Génova, que, entre otras tareas, tienen la de atender la curia del Arzobispado de Buenos Aires.

Pese a conocer a Jorge Mario Bergoglio durante sus años de pastor en la capital argentina, no dejaron de sorprenderse al escuchar su invitación a hacer lío en sus particulares realidades: “Lo que más me quedó de las palabras de Francisco fue que no debemos vivir la fe como un licuado, sino una fe entera”, dice Silvana, para quien “el Papa aporta esperanza para todos los consagrados”, aun con todos los “defectos”. Betina, a su lado, cuenta que en julio 2012, durante una confesión con el hoy Papa, le vaticinó que algún día sería el sucesor de Pedro. “Callate”, le respondió él con una sonrisa.

A un nivel concreto, todos quieren aplicar las enseñanzas de Bergoglio. Pedro, uno de los 54 integrantes del grupo de Pastoral Universitaria de Posadas, que estuvo alojado a 70 kilómetros de Río, se compromete con la transmisión de la Palabra entre quienes le rodean: “Queremos llevar a cabo la evangelización de los jóvenes. Nos vamos con un compromiso muy claro en la cabeza”. Cindy, originaria de Guaymallén, en Mendoza, se siente interpelada a no excluir a los ancianos: “Los abuelos están marginados, es necesario que el Papa nos lo recuerde”.

Misioneros en las calles chilenas

En Chile, Nelson, coordinador del grupo con el que peregrinaron a Brasil jóvenes de la parroquia San Esteban Mártir de Los Andes (Diócesis de San Felipe de Aconcagua, sufragánea de la Archidiócesis de Santiago), asegura que saldrán a misionar por las calles “para compartir con vecinos y feligreses la experiencia de fe y luz recibida en esta jornada”.

Sobre la misión encomendada por Francisco, la hermana Olave, religiosa en la misma parroquia, destaca que los jóvenes de la comunidad que estuvieron en la JMJ “sienten el mandato de comprometerse más y estar más disponibles para que la gente los vea en la parroquia. Los chicos descubrieron un poco su rol en la Iglesia, porque, donde estuvimos, los jóvenes eran los que llevaban mucha parte del quehacer de la comunidad. Sienten un llamado a comprometerse, a jugársela, a mostrar su fe, a no tener miedo, a arriesgar”.jóvenes uruguayos en la JMJ Río 2013

Por su parte, Lisette, joven involucrada en la misma parroquia, se manifiesta segura “de que la Iglesia es mi motor, pero no el único lugar donde haré cosas en el nombre de Cristo. Hoy quiero estar en el equipo de Cristo, como nos dijo Francisco, y que todos puedan ser partícipes de la juventud del Papa, de la juventud de la Iglesia católica viva”.

Tres mil festivos uruguayos

También saldrán a la calle en Uruguay. Y es que ellos los jóvenes llegados por la JMJ a la vecina Brasil, en un número que alcanzó los 3.000, ya armaron lío cuando estuvieron allí, contagiando a todos con su alegría. Para la mayor parte de los integrantes de la delegación oficial uruguaya, era la primera vez que tenían la posibilidad de participar de un encuentro como este.

Tal fue el caso del menor del grupo, Santiago, de 18 años y oriundo de Conchillas (Diócesis de Mercedes), que recuerda cómo le llegó “el hecho de ver a Dios en los ojos de tantos jóvenes, en el corazón de tantas personas. Como el mismo Cristo Redentor, nos recibieron con los brazos abiertos. Es algo increíble: en el corazón sentías esa fuerza y que la presencia de Dios estaba ahí con nosotros”. Por eso, insiste, ahora le toca a él devolver parte de lo mucho recibido, en su entorno más cercano, en su día a día.

El mismo reto de Marcelo, seminarista de la Diócesis de Canelones y que jamás olvidará los días vividos en Río, acogidos por las familias en sus propias casas: “Ahora hemos de ser nosotros; hay que hacer lío y compartir el gran tesoro de la fe”.

Por la cantidad y variedad de los testimonios, parece que la llamada de Francisco a hacer lío ha calado entre los jóvenes. El futuro vislumbrará el camino que sigue la semilla plantada, pero su raíz es tan fuerte que podría incluso mover montañas. religiosas argentinas Hermanas de la Inmaculada de Génova en la JMJ Río 2013

Una vida nueva como regalo

Más allá del modo en que cada joven asistente a la JMJ de Río se sintiera interpelado para actuar luego en su vida de fe, en otras ocasiones, el mero hecho de poder estar allí implicó en sí la concreción de oportunidades para una vida nueva.

Un testimonio específico lo narra Roberto Horat, director general de Institutos Educativos de Munro, en Argentina: “Matías, que es mi alumno en el colegio parroquial María Auxiliadora y que está afectado por el síndrome de Duchenne, una enfermedad hereditaria que paraliza progresivamente los músculos, me expresó su deseo de ver al Papa ya casi cuando estaban cerrados todos los tiempos para viajar a Río. En 72 horas organizamos una quijotada en honor a Dios para que tuviese la posibilidad de estar cerca del Santo Padre. Empezamos por un colecta –que todavía sigue– para poder pagar los pasajes, y viajamos con él su papá, dos compañeros de colegio y yo. Después del encuentro de los jóvenes argentinos con Francisco en la catedral de Río, Matías ha tenido un reencuentro con su camino de fe personal, tanto propio como en su familia. Pero, además, le donaron la silla de ruedas motorizada que él quería y hasta ha sido becado para estudiar Derecho, que es su mayor deseo. En todo ello nos ayudó mucho el periodista Nelson Castro, quien, con una generosidad enorme, lo llevó a su programa de televisión y habló de su historia en la radio. Hoy puedo decir que el encuentro con el Papa fue providencial para todos, para Matías, para mí y para Castro”.

En el nº 2.862 de Vida Nueva.

 

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