Siria, jaque a los cristianos

El 25% de los cristianos han huido de una guerra sectaria que ha dividido a la comunidad

guerra en Siria

CARMEN RENGEL (JERUSALÉN) | Las guerras avanzan y, con ellas, evolucionan quienes las sufren. En Siria, el viraje ha sido hacia la descomposición, el estancamiento y la división nacional. Los cristianos, el 10% de la población, unos dos millones de sirios, han pasado en el último año de la resistencia aún esperanzada a la angustia absoluta.

La razón es doble: la deriva global del conflicto armado, que deja ya más de 110.000 muertos y dos millones de refugiados según Naciones Unidas, y el sectarismo creciente, que ha relegado al olvido a las manifestaciones por la democracia, superadas por los más de 1.200 grupos opositores identificados por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, muchos de ellos de corte islamista.

Unos 400.000 cristianos, al menos, han escapado ya del país, más de 1.200 han sido asesinados en estos dos años y medio de conflicto y una cincuentena de iglesias y conventos han sido vandalizados o destruidos.

La negociación política como salida

La jerarquía de las 11 confesiones nacionales abomina de un posible golpe occidental para castigar al Gobierno de Bachar El Asad por el supuesto ataque químico perpetrado el 21 de agosto en Ghouta, al este de Damasco, con más de 1.400 fallecidos. Apuesta, en cambio, por la negociación política como salida a la crisis.

La base no es tan unánime. Como todo el pueblo sirio, es un puzle complejo. Hay quien se alinea con el régimen y quien le hace frente. Quien avala el statu quo previo y quien exige que se complete la transición sin Asad. Quien empuña las armas en uno u otro sentido. El poder destructivo de la guerra tiene en jaque a una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.

Especialmente desde enero, los cristianos están siendo el objetivo de milicias como Al Nusra, Al Sham y Estado Islámico de Irak y Levante, ramas extremas de los rebeldes vinculadas con Al Qaeda.

“Son una amenaza existencial para los cristianos. Les hacen la vida imposible”, denuncia Nina Shea, directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, que ha asesorado al Congreso de los Estados Unidos sobre la situación de la comunidad en Siria.

Moneda de cambio

Patrick Behrmann, antiguo asesor de seguridad en la Embajada estadounidense en Tel Aviv, explica que hay una “clara relación de causa-efecto” entre el poder de los islamistas y la diáspora cristiana. Pero matiza que no hay una “caza al cristiano”.

“Se está usando a la comunidad por su influencia sobre Occidente, como fuente para lograr dinero, o porque está en un área en disputa, aunque es innegable que se han ejecutado algunas razias religiosas”, precisa.

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