Siria es la primera guerra de Francisco

papa Francisco en la vigilia de oración por la paz en Siria en el Vaticano 7 septiembre 2013

Especialistas hablan a Vida Nueva sobre los esfuerzos diplomáticos del Vaticano

papa Francisco en la vigilia de oración por la paz en Siria en el Vaticano 7 septiembre 2013

El Papa, en la vigilia de oración del 7 septiembre

Siria es la primera guerra de Francisco [extracto]

DARÍO MENOR (ROMA) | “¿Por qué tiene que ser más fácil de organizar una intervención armada que una conferencia de paz?”. La pregunta que se hace Victor Assouad, superior de los jesuitas en Oriente Medio, es la misma que se plantea la Santa Sede en el momento en que parece inevitable un bombardeo liderado por los Estados Unidos en Siria para castigar al régimen de Bachar El Asad por el supuesto uso de armas químicas.

El ataque preocupa mucho al papa Francisco, quien ha multiplicado los llamamientos para que cese el conflicto y no haya una intervención extranjera. Seis meses después de su elección como Obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio afronta su primera gran crisis internacional, en la que está volcando todo su peso como líder mundial para tratar de que callen las armas.

El Pontífice ha desplegado una acción en tres ámbitos complementarios, perfilados el 31 de agosto en una reunión con la cúpula de la Secretaría de Estado y con el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales. El primero tiene como objetivo sacudir las conciencias de la opinión pública y de los líderes mundiales sobre este drama. “El Papa solo tiene una autoridad moral. Es la fuerza de los débiles y la fuerza del Evangelio”, comenta Assouad.

Dentro de este contexto hay que entender la jornada de ayuno y oración por la paz del 7 de septiembre. Este evento logró “llamar la atención sobre la crisis siria”, lo que contribuye a “hacer comprender lo urgente que es encontrar soluciones políticas”, apunta Flaminia Giovanelli, subsecretaria del Pontificio Consejo Justicia y Paz. A su juicio, los llamamientos del Papa tienen un “efecto catalizador” por su enorme influencia internacional.

El cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito de los pontificios consejos Justicia y Paz y ‘Cor Unum’, y quien tantas misiones de paz realizó en el pontificado de Juan Pablo II, apunta a esta revista la importancia espiritual que tuvo la jornada: “No significa presionar a Dios para pedirle una gracia, como si hiciéramos una huelga de hambre, sino manifestar de forma visible la apertura radical a Él, de quien se espera todo”.

Esfuerzos de la diplomacia vaticana

De forma más silenciosa que estos llamamientos de Francisco trabaja la diplomacia vaticana para tratar de alcanzar una solución pacífica. Es un trabajo en dos niveles: el primero lo lleva a cabo sobre el terreno el nuncio en Damasco, el arzobispo italiano Mario Zenari. El diplomático trata de tender puentes entre el régimen y los rebeldes para poner las bases que puedan llevar a un diálogo, al tiempo que se preocupa por la situación de las Iglesias locales.

El otro nivel lo protagoniza desde Roma la segunda sección de la Secretaría de Estado, dedicada a las Relaciones con los Estados. La dirige el arzobispo Dominique Mamberti, quien tiene a su lado al español Alberto Ortega Martín, responsable de Oriente Medio. Acompañan el trabajo los dicasterios vaticanos implicados en la zona, como son Iglesias Orientales, Diálogo Interreligioso, Unidad de los Cristianos y Justicia y Paz.

“Se trata de ayudar a construir un clima favorable al diálogo”, apunta Giovanelli. Una de las pretensiones de la Santa Sede es recuperar la iniciativa de Benedicto XVI, quien quiso enviar una delegación de obispos y cardenales al país árabe.

“Hay que ver si Francisco puede mandar una misión al conflicto. Se puede, en todo caso, favorecer la acción diplomática a través de la ONU”, dice Assouad. En este sentido van dirigidas las conversaciones abiertas por la Santa Sede con los gobiernos de los Estados Unidos y Francia, los dos países más beligerantes con Damasco.

Atención humanitaria

Por desgracia, la vía diplomática parece hoy casi descartada en el conflicto sirio. El cardenal Etchegaray hace autocrítica cuando dice que “sin duda hemos estado demasiado sordos o demasiado distraídos para movilizarnos por la paz”. Lo mismo opina Giovanelli: “Tengo la impresión de que la comunidad internacional debería haber hecho más en el terreno diplomático durante este período”.

“La actitud de las grandes potencias y de los poderes regionales ha contribuido a radicalizar lo que al principio era una reivindicación pacífica. Se ha convertido en un choque de intereses geopolíticos, económicos y confesionales. Si se quiere ayudar, hay que impedir la venta de armas a todas las partes del conflicto y obligarlas a que negocien”, pide, por su parte, Assouad.

El tercer campo de acción es la atención humanitaria, protagonizada por instituciones como Caritas Internationalis o Ayuda a la Iglesia Necesitada, entre otras. Según los datos de ‘Cor Unum’, el dicasterio de la caridad, los organismos eclesiales sostienen a 400.000 sirios “con ayuda humanitaria, en ámbito sociosanitario y educativo”. “Son todas acciones por la paz”, concluye Giovanelli.

En el nº 2.862 de Vida Nueva.

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