Las VI Jornadas de PJV de Familia Dominicana insisten en la importancia del encuentro y del acompañamiento
Un momento de las Jornadas, que se desarrollaron bajo el lema ‘Conocenos+’
Los dominicos apuestan por “gastar horas” con los jóvenes [extracto]
F. OTERO | Las VI Jornadas de Pastoral Juvenil Vocacional (PJV) de Familia Dominicana de España y Portugal se celebraron los días 7 y 8 de septiembre bajo el lema Conócenos+ y con una novedad importante, pues por primera vez han participado miembros de otras congregaciones religiosas, como jesuitas, vedrunas o claretianos. Fueron días de reflexiones sobre cómo integrar en un mismo proceso pastoral lo juvenil y lo vocacional, así como para poner de manifiesto la importancia del encuentro y del acompañamiento.
Las respuestas a la primera cuestión, la de unir lo vocacional y lo juvenil, las ofreció el dominico Gerard Dunne, encargado de la promoción vocacional de la Provincia de Irlanda, tal y como explica Rodrigo Hidalgo, responsable de PJV de Familia Dominicana y organizador de las Jornadas: “Nos contó cómo coordinan lo vocacional con lo juvenil, y cuál es el cometido que tiene el promotor vocacional: dedicación exclusiva, predicar durante todo el curso en todas sus iglesias, semanas de oración vocacional, visitar colegios mayores para charlar con universitarios y la importancia de tener presencia en las redes sociales.Todo esto ha contribuido, según sus palabras, al ‘moderado éxito’ o renacimiento vocacional que están experimentando”.
La cuestión del acompañamiento y el encuentro fue otro de los pilares de la reflexión. Se recalcó la necesidad de “gastar horas” para escuchar a los jóvenes y de integrar la pastoral a partir de la infancia y hasta la universidad, así como del marketing relacional, “indispensable si queremos hacer cualquier campaña exitosa y llegar a un público joven que no conoce ni a la Iglesia ni a la orden”.
Rodrigo Hidalgo, responsable de PJV de Familia Dominicana
Además de un espacio de reflexión, las Jornadas de PJV son la antesala de la campaña anual de Familia Dominicana y, por eso, también se han determinado sus prioridades, explica Hidalgo: “Los objetivos serán mostrar a los jóvenes nuestro carisma de una manera novedosa y atractiva. Para ello se elaboró un minimanual de dominicanismo con tres bloques diferenciados: una reflexión bíblica sobre la vocación, una nube con doce valores dominicanos y un dossier sobre el acompañamiento vocacional”.
Repensar nuevos caminos
En definitiva, explica el responsable de PJV de Familia Dominicana a Vida Nueva, este encuentro ha puesto de manifiesto que “es posible repensar nuevos caminos, siempre y cuando seamos capaces de evaluar con honestidad, y ver que nuestro trabajo no ha resultado”.
“La PJV, tal cual se ha pensado, como procesos lineales, donde la fe se transmitía de padres a hijos, para complementarla con los aportes de las catequesis escolares y parroquiales, ya no funciona, pues la cadena de transmisión social básica está, hace décadas, rota. Por eso es que de nuestras catequesis o grupos ni salen grandes compromisos cristianos, ni mucho menos vocaciones… Sobre esto último, si alguna vocación llega, no vienen de estos procesos, sino por otros medios, y esto como una prueba más de que lo nuestro se ha quedado en pre-evangelización y también de que las vocaciones son de Dios, el cual sigue llamando, saltándose nuestros procesos. Cada institución –pues no existe una respuesta única– tiene que valorar dónde quedan sus procesos y tendrá que afrontar estos retos”, añade.
En este sentido, cree que los agentes de PJV deben mentalizarse de que el problema de la escasez vocacional es un problema más de las dificultades de la nueva evangelización y de no saber cómo hacer una verdadera pastoral juvenil que empiece en la infancia y que sea capaz de unir los eslabones de la cadena de transmisión de la fe. “Si queremos promover esta cultura vocacional, se necesitan medios humanos y recursos, y tener una presencia social significativa. Y, por último, rezar para que el Espíritu nos siga inspirando el camino para seguir lanzando las semillas del Reino”, concluye.
En el nº 2.862 de Vida Nueva.
