El Episcopado dominicano pide firmeza contra los pederastas

Josef Wesoloski, exnuncio en República Dominicana, cesado por abusos sexuales

El Vaticano cesa al nuncio en el país, acusado de haber cometido abusos

Josef Wesoloski, exnuncio en República Dominicana, cesado por abusos sexuales

El exnuncio Josef Wesoloski

M. Á. MALAVIA | Pese a producirse el 21 de agosto, fue el 4 de septiembre cuando se confirmó que la Santa Sede ha cesado al nuncio en la República Dominicana, Josef Wesoloski, acusado de haber cometido abusos sexuales a menores. Ese mismo día, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo, hizo público un comunicado que, pasadas 24 horas, se presentaría en rueda de prensa.

En su misiva, con un tono duro, no duda a la hora de condenar los “vergonzosos hechos” protagonizados, presuntamente, tanto por el representante papal como por otros miembros del clero a los que diversos medios locales acusan del mismo delito. Para todos ellos, el también presidente del Episcopado dominicano exige que la Justicia se emplee con “firmeza y claridad”.

Consternado por unos hechos que han generado “preocupación y profunda tristeza” en fieles y sociedad en general, López Rodríguez lamenta que esa “confusión y descrédito” se extiendan al conjunto de la Iglesia. Y es que, si bien “urge purificar” esta, defiende que “la mayoría” son “auténticos sacerdotes”. De este modo, y “lejos de justificar lo que no tiene justificación”, el purpurado reclama una “mirada justa y realista de la comunidad eclesial”.

Para ello, él mismo señala “la raíz del problema”, que sitúa claramente en el tiempo de formación en los seminarios: “Un número indeterminado de los que se preparan para el sacerdocio no tienen vocación. En el período de formación tienen una gran capacidad para simular lo que no son y, si los formadores no están atentos, se van colando entre los miembros del clero”.

Finalmente, el cardenal pide “perdón a las víctimas de los desalmados que han abusado de ellos y a sus familiares”, así como “a todo el pueblo dominicano”. E, igualmente, deja un recado a un cierto sector de la prensa que, según él, no ha informado con responsabilidad y equilibrio, actuando como “supuestos comunicadores” que, siendo en realidad “profesionales de la intriga”, han tenido como “único afán el lucrarse con el estimulante y jugoso pago que les ofrecen sus patrocinadores, quienes se ceban en denostar a la Iglesia católica como si fuera la única institución en que estas realidades humanas suceden. ¡Pobres de ellos!”.

En el nº 2.862 de Vida Nueva.

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