“La lucha en Egipto hoy es contra el terrorismo”

Ataque a una mezquita en Egipto (CMS)

Los cristianos apoyan el cambio político y denuncian la violencia de los islamistas

Ataque a una mezquita en Egipto (CMS)

“La lucha en Egipto hoy es contra el terrorismo” [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Al igual que ocurre en otros países de Oriente Próximo, como Siria (donde el empleo de armas químicas ha desatado la reacción de la comunidad internacional, amenazando con una inminente intervención países como Francia, Reino Unido o los Estados Unidos), la situación en Egipto es cada vez más dramática. Así, tras el golpe militar que el pasado 3 de julio derrocó al presidente Mohamed Mursi –aún retenido–, las frecuentes y multitudinarias protestas de los Hermanos Musulmanes, que exigen su restitución, han derivado en cruentos enfrentamientos con el Ejército, registrándose centenares de muertos y heridos. Hasta el punto de que las nuevas autoridades gubernamentales han decretado el encarcelamiento de varios de los principales líderes de la comunidad islamista (entre ellos, su líder, Mohamed Badie) y se esté planteando su ilegalización, con lo que volverían a la situación de clandestinidad de las últimas décadas.

Mayoritario sentir popular

En medio de este crítico contexto, Vida Nueva ha recabado el testimonio de la misionera comboniana española Expedita Pérez, quien reside desde hace casi dos años con su comunidad en El Cairo (ver VN, nº 2.822). En cuanto a la última causa de enfrentamiento, la salida forzosa de Mursi, su opinión es clara: “El pueblo ha pedido su dimisión como presidente y, como este no lo ha escuchado, ha pedido ayuda al Ejército para hacer respetar los deseos de la mayoría”.

De este modo, la religiosa canaria comparte la opinión de los representantes de las principales comunidades cristianas del país, quienes no quieren manifestarse de un modo notorio, pero que, cuando lo han hecho, ha sido para mostrar su apoyo a la acción militar. “Esta vez –insiste Expedita Pérez–, el Ejército ha actuado para ayudar al pueblo. Todo lo contrario que hace dos años”. Esto es, cuando los manifestantes pedían la salida del poder de Mubarak y este se amparaba en la cúpula militar, impulsando una fuerte represión por la que estos días está siendo juzgado (aunque se le ha absuelto de un primer delito de corrupción y ha abandonado la cárcel, permaneciendo en arresto domiciliario).

A juicio de la misionera comboniana, que colabora con Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), “la lucha que ahora mismo se lleva a cabo es una lucha contra el terrorismo. Los Hermanos Musulmanes tienen derecho a manifestarse y a expresar su propia opinión, pero no a imponerla con la fuerza y la violencia, como están haciendo en estos días”.

Una situación que, como denuncia, están sufriendo directamente los colectivos minoritarios, como los cristianos, que apenas suponen el 10% de la población: “Se habla de más de 85 propiedades de las diferentes Iglesias quemadas y destruidas completamente. En muchos casos, esto se ha hecho después de su oración [en los conocidos como Viernes de la Ira]… Pero, ¿en nombre de qué Dios hacen estas barbaridades? Muchos musulmanes no se identifican para nada con las ideas y acciones de este grupo”.

La tensión crece cada día, con lo que en Egipto, se lamenta, nadie sabe qué le puede deparar el día siguiente: “Nosotras, hasta hoy, no hemos sufrido ataques en nuestras casas o escuelas, pero otras hermanas y hermanos religiosos sí, como las franciscanas, el Buen Pastor o los jesuitas”.

La perspectiva de este año y ocho meses de Expedita Pérez en el país, en un momento extremadamente convulso, le hace apreciar agudos cambios sociales en un corto margen de tiempo: “Llegué en el aniversario de la primera revolución, la que derrocó a Mubarak. Encontré un pueblo con esperanza y ganas de vivir. Pero, a lo largo del año de gobierno de los Hermanos Musulmanes, he visto cómo esa esperanza iba desapareciendo… Hasta que el 30 de junio, según se dice, había cerca de 33 millones de personas en la calle pidiendo el cambio de Mursi. Fue a partir de ese día cuando volví a reconocer la esperanza en el rostro de la gente”.
Poder abrir las escuelas

A nivel personal, la religiosa española sueña con poder abrir las puertas de las tres escuelas en las que las combonianas atienden a hijos de refugiados sudaneses: “El año pasado tuvimos cerca de 1.360 estudiantes. Para este curso, ante la situación tan incierta e insegura para todos, pero especialmente para los cristianos y también para los no egipcios, no sé ni cuándo podremos empezar…”.

En el nº 2.860 de Vida Nueva.

 

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