¡Brasil se moviliza!

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La 28.ª JMJ, en Río de Janeiro, coincide con un tiempo de grandes movilizaciones en el país. Vida Nueva presenta -en este primer especial- el contexto eclesial en el que se enmarca la primera JMJ del papa Francisco.

El año 2013, sin duda, pasará a la historia de Brasil como un año de grandes movilizaciones populares, con las calles y avenidas llenas de gente, con plazas y estadios resonando gritos y cantos de celebración. Las razones de tantas movilizaciones son varias. En vísperas del gran evento que será la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en Río de Janeiro, que reunirá, entre el 23 y el 28 de julio, a más de dos millones de jóvenes peregrinos con el papa Francisco, cerca de dos millones de brasileños salieron a las calles en más de un centenar de ciudades, en junio, para expresar su descontento con los problemas económicos y políticos que afectan a la gran mayoría de la gente. Paralelamente a la celebración del torneo futbolístico de la Copa Confederaciones, las personas salieron a las calles para exigir que los gobiernos den prioridad a la educación, la salud, la vivienda y el transporte público, y denunciaron el excesivo gasto en la preparación para la Copa del Mundo Fútbol del próximo año en un país cuya población sufre necesidades básicas.

Anonymous-siluetaAtentos a la voces de las calles, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) dio a conocer una declaración en apoyo de las manifestaciones democráticas, reconociendo que se trata de un fenómeno social que despierta al pueblo brasileño a una nueva conciencia. “Nacida libre y espontánea desde las redes sociales, las movilizaciones nos cuestionan a todos nosotros y muestran que no es posible vivir en un país con tanta desigualdad. Claman contra la corrupción, la impunidad y la falta de transparencia en la administración pública. Denuncian la violencia contra los jóvenes. Son, al mismo tiempo, testimonio de que la solución de los problemas experimentados por el pueblo brasileño sólo es posible con la participación de todos. Hacen, con eso, renacer la esperanza cuando gritan: El gigante se despertó”, según señala la nota de los obispos.

Sintonía con el pueblo

La JMJ encontrará a Brasil en este clima de turbulencia política y social que, según el arzobispo de Río de Janeiro y presidente del Comité Organizador de la JMJ, Orani Tempesta, no afectará en nada a la realización del gran evento. En una conferencia de prensa, el prelado dijo que la JMJ no va a sufrir cambios debido a la ola de manifestaciones ocurridas en las calles de Río de Janeiro, donde decenas de miles de personas –en su mayoría jóvenes– participaron, y en alguna de las cuales se registraron enfrentamientos con la policía. El arzobispo reveló que la Jornada está en sintonía con las demandas del pueblo brasileño. “El grito por un mundo más justo es lo que propone la Jornada. Es en este aspecto que la JMJ está en sintonía con las manifestaciones. En la Jornada, nace la preocupación de que el joven tenga esperanza en el mañana, que, por cierto, es el tema de nuestro himno: Amanecer de la Esperanza”.

8805880619_4fc9911e82_oMonseñor Orani señaló igualmente que muchos voluntarios que han participado en la preparación de la Jornada también se lanzaron a las calles. “Muchos de nuestros jóvenes voluntarios que trabajan en la Comisión participaron en la marcha. Muchos de los que estaban en las marchas de protesta son católicos que viven en las Iglesias. Creo que un cristiano es alguien que tiene una espiritualidad, pero también tiene su conciencia política. Amar a los demás también significa trabajar para dar a todos la justicia, la igualdad y la ciudadanía”.

Orani Tempesta señaló que la Jornada también contará con foros que plantean cuestiones sociales durante los días del evento. “Vamos a tener foros sobre los jóvenes en el mundo, debate con la ONU sobre el futuro de la humanidad, los derechos humanos, el diálogo interreligioso y ecuménico, la sostenibilidad y la asequibilidad, la cuestión de los adictos a las drogas. Lo importante es que estas discusiones lleven a consecuencias a todo el mundo, ya que tendremos jóvenes de más de 175 naciones”, explicó el prelado.

Según el presidente de la CNBB, Raimundo Damasceno Assis, en una reciente reunión con el papa Francisco, el Pontífice no parecía preocupado por las protestas del pueblo brasileño. “Le di al Santo Padre la nota oficial de la CNBB sobre las manifestaciones. Por lo que vi, él lo ve todo como algo normal, natural, en un país democrático donde la gente puede y debe expresar sus deseos y demandas. Y en las manifestaciones en Brasil, nos dimos cuenta de una gran presencia de jóvenes y creemos que los jóvenes deben desempeñar un papel en la Iglesia y en la vida política y social”, comentó Raimundo Damasceno. El cardenal dijo que es responsabilidad del Estado brasileño garantizar la seguridad de la Jornada Mundial de la Juventud. “Esperamos que la Jornada se lleve a cabo en un ambiente tranquilo, recibiendo a los jóvenes que vienen de todas partes de Brasil y otros países, para que se sientan bienvenidos y puedan pasar estos días sin ningún trastorno”.

¿Todavía el mayor país católico del mundo?

9076916096_282cb1276d_oSí, Brasil sigue siendo el país católico más grande del mundo. Pero puede ser que, en unas pocas décadas, esta respuesta sea diferente. En la última década, la Iglesia tuvo una reducción de aproximadamente 1,7 millones de fieles, lo que representa una contracción del 12,2%. Los datos provienen del Censo de 2010, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), divulgados en junio de 2012.

Si en 1970 el 91,8% de los brasileños se confesaban católicos, en 2010 este porcentaje pasó al 64,6%. Quienes más crecen son los evangélicos, que durante estos cuarenta años subieron del  5,2% al 22,2% de la población. El aumento en este segmento fue impulsado por los pentecostales, que se han extendido por todo el país gracias a la creciente migración interna. Las poblaciones que se han trasladado fueron, principalmente, las más pobres, que se fijaron en las periferias metropolitanas. En estos lugares, las iglesias evangélicas surgieron en el vacío de la estructura católica. El segmento de los que se dicen sin religión también creció y alcanzó el 8% de la población en 2010.

¿Y con respecto a la población joven? Se puede percibir que el catolicismo presenta una gran pérdida entre los jóvenes. Hoy en día hay menos católicos menores de 29 años que en 2000; las nuevas generaciones están más alejadas de las iglesias tradicionales; los evangélicos tienen porcentajes más altos en el rango de 5 a 14 años y los que afirman no tener religión muestran un aumento entre la gente de 15 a 19 años.

En la opinión de Jorge Claudio Ribeiro, profesor de la Universidad Católica de São Paulo en Ciencias de la Religión, y autor del libro Religiosidad joven, los datos plantean la hipótesis de que el conocimiento y el trabajo con los jóvenes es un reto estratégico que supera el enfoque cuantitativo y las prácticas de la Pastoral Juvenil. Se trata de una transformación radical urgente que requiere un cambio de actitud por parte de la Iglesia, la asignación de recursos y de personal, una producción teológica de alto nivel y nuevas relaciones de poder.

En un artículo publicado recientemente en la revista Vida Pastoral de Brasil, el experto en el tema de la juventud y la religión dice que deberían tomarse algunas medidas por parte de la Iglesia para restablecer una relación de calidad con los jóvenes, los cuales, cada día, abandonan la institución. Entre esos cuidados estaría buscar una mayor calidad en la comunicación; conocer profundamente las aspiraciones de los jóvenes y entender lo que necesitan para satisfacer sus deseos. En el artículo sugiere que “superar esa desviación requiere que los líderes católicos, primero, conozcan su juventud, para, entonces, tener una nueva comprensión de la misma”.  Jorge Ribeiro recuerda que abundan los instrumentos, las intenciones y los documentos de la Iglesia en ese sentido, y cita algunos: la III Conferencia General del CELAM en Puebla, en 1979, donde los obispos latinoamericanos proclamaron su preferencia por los pobres y los jóvenes; desde 1985, bajo el pontificado de Juan Pablo II y Benedicto XVI, se realizaron un total de 27 Jornadas Mundiales de la Juventud; la 45.ª Asamblea General de la CNBB, de 2007, promulgó el documento oficial La evangelización de los jóvenes: desafíos y perspectivas pastorales, que define a los jóvenes como un “lugar teológico” (n. 79) y su objetivo es ofrecer “canales de participación” (n. 74).

Al final del artículo, el profesor reconoce que recibir a la juventud es un gran desafío para las religiones. Cuestiones tales como la sexualidad, el lugar de las mujeres, la autonomía, la participación de los laicos en las estructuras de la Iglesia, entre otros, deben ser consideradas, so pena, para el catolicismo, de perder cada vez más espacio al lado de las nuevas generaciones. “El anhelo de participación juvenil presiona las dinámicas centralizadoras de la toma de decisiones y las estructuras clericales de poder. Si el catolicismo no es capaz de dar un giro profundo y aceptar el reto que el joven presenta, probablemente el próximo censo de población continuará revelando una reducción de fieles”, concluye el experto.

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