La JMJ Río 2013 celebra una vigilia para construir la Iglesia

papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

Francisco emplaza a los jóvenes a empezar a construir la Iglesia, empezando “por vos y por mí”

papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

MIGUEL ÁNGEL MORENO | Dos partes muy diferenciadas ha tenido la Vigilia de oración con los jóvenes celebrada el sábado 27 de julio en la Playa de Copacabana. La primera, festiva, musical y motivacional, especialmente por el discurso de Francisco, comunicativo con los jóvenes e incluso futbolero en algunos tramos; mientras que la segunda, la adoración eucarística, fue más recogida e íntima, con un gran silencio de los jóvenes, pero también con mucha música en directo para estimular la meditación.

“Les pido que sean constructores del futuro. No ‘balconeen’ la vida, métanse en ella. Jesús no se quedó en el balcón”, animó Francisco a los jóvenes, en una alocución en la que reflexionó sobre el campo como lugar de siembra de la fe, lugar de entrenamiento del cristiano, y lugar de construcción de la sociedad.

“Una vez le preguntaron a la Madre Teresa qué era lo que había que cambiar de la Iglesia para empezar. ‘Por vos y por mí’, dijo ella. Tenía garra esta mujer, sabía por dónde empezar”, dijo el Papa, citando a la beata Madre Teresa de Calcuta.

“Hoy le robo la frase a Madre Teresa. Y les digo por dónde empezamos, por vos y por mí. Por vos y por mí”, decía Francisco, señalándose a él y a los jóvenes para hacer patente que la renovación de la Iglesia también incumbe al propio Papa, a él mismo.papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

Tres millones de jóvenes en Copacabana

Casi 3 millones de personas, según la Prefectura de Río de Janeiro, recibieron al Papa en la playa de Copacabana, renombrada como “Mare Fidei” (Mar de la fe), en referencia al “Campus Fidei” (Campo de la fe) de Guaratiba, la explanada que estaba preparada originalmente para la Vigilia, pero que finalmente fue descartada por el mal estado en el que quedó tras la lluvia continua de toda la semana.

Pese a la ya habitual lentitud en el camino del Papa hacia el escenario de la playa, la recogida de obsequios habitual (gran parte de ellos le caían más al arzobispo de Río, Orani João Tempesta, situado en el asiento de atrás, que al propio Francisco) y los parones para saludar a niños, el Papa llegó puntual a las 19.30 horas de Río (las 00.30 en España) para comenzar la adoración.

Con jóvenes trayendo materiales para construir una iglesia comenzó la celebración, marcada de nuevo por la música. A modo de prólogo, un presentador tomó la palabra para enfatizar el “poder del amor”, la “revolución del amor” y del amar al prójimo.

“Amar es nuestra victoria, nuestro fracaso es no amar. Jóvenes de todos los continentes aquí reunidos, id y haced discípulos, porque la palabra de Dios no proclamada es muda, no cumple su misión”, dijo.

Testimonios sentidos y vividos

papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

“Mi cruz es mi silla de ruedas, y quiero llevarla con Jesús”

Los testimonios fueron una aspecto clave de la primera parte de la celebración, articulada gráficamente a partir de la construcción de una iglesia en los escalones intermedios del gran escenario de Copacabana. Durante esta construcción, algunos jóvenes miembros de congregaciones y nuevas comunidades franciscanas iban también colaborando en la nueva iglesia, a la vez que se interrumpía la puesta en escena para dar paso a testimonios de distintos jóvenes.

El primer testimonio fue el de un joven que había pasado por la adicción a la droga y el alejamiento de la familia, para después retornar a la vida parroquial: “Descubrí la capacidad de amar al prójimo como a mí mismo, que sin Dios no somos nada (…) Neguemos a Dios o nos alejemos de él, siempre está ahí para salvarnos”, explicó el joven, que también llegó a abortar con su novia, y acabó acudiendo a varias JMJ y coordinando las actuales Jornadas de Río

Un joven sacerdote misionero en la zona brasileña de Mato Grosso tomó la palabra después para explicar su visión de la vida desde la misión: “He percibido que Dios me toca el corazón a través de cosas simples”, declaró.

Otro joven, sentado en una silla de ruedas, explicó cómo unos atracadores le habían disparado al atracarle en su casa para robarle el dinero que había ahorrado junto a sus compañeros para acudir a la JMJ. Cayó en coma, pero logró recuperarse: “Hoy Dios me dio una cruz, esta cruz es mi silla. Hoy quiero que hagan una cosa, que cada uno coja su cruz y la mire, ¿cuál es mi cruz?”, preguntó el joven a toda la playa de Copacabana, obispos y Papa Francisco incluido, que también tomó su cruz para reflexionar con el joven, en una de las intervenciones más significativas.

El testimonio de una joven que había enfrentado la enfermedad de su madre fue el último de los relatos de jóvenes, al que siguió una representación musical del Canto de San Francisco en la que intervinieron unos jóvenes vestidos como San Francisco. Al término de ella, otros jóvenes se colocaban en el escenario con las letras de la frase “Id y haced discípulos”, el lema de esta JMJ.

Campo para sembrar, entrenarse, construir

Francisco comenzó poniendo buena cara al mal tiempo. El mismo mal tiempo que había impedido utilizar el “Campus Fidei” de Guaratiba, para el Papa era también una oportunidad de aprender: “¿No estaría el señor diciéndonos que el verdadero campo de la fe no es un lugar geográfico, sino que somos nosotros? Sí, es verdad. Cada uno de nosotros, cada uno de ustedes, yo, todos”, reflexionaba el Santo Padre, que hiló esa imagen del campo de la fe para presentar los tres puntos de su reflexión.

La noción del campo como lugar de siembra le permitió a Francisco cuestionar directamente a los jóvenes a partir de la parábola del sembrador. “Yo les pregunto, ¿soy un joven atontado? O como el terreno pedregoso, ¿le acogemos con entusiasmo y somos inconstantes con nuestras respuestas?”, dijo el Papa, que instó a los jóvenes a “hacer un cachito de buena tierra” y dejar germinar la fe.papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

“Yo sé que ustedes quieren ser buena tierra, cristianos en serio, no a medio tiempo. No cristianos almidonados, no cristianos de fachada. Yo sé que apuntan a lo alto, a decisiones definitivas”, dijo el Papa, que pidió a los jóvenes un momento de silencio para “dejar entrar la semilla de Jesús”.

Un Papa futbolero

El campo como lugar de entrenamiento le permitió al Papa conectar con el espíritu futbolero de los cariocas, comparable al de los argentinos. “Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo, algo más grande. Jesús nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda, feliz”, dijo Francisco, que instó a los jóvenes a “no tener miedo a Jesús” y confiarle tanto las buenas como las malas situaciones.

A partir de entonces, los símiles futboleros prosiguieron en las palabras de un Papa que tenía a los jóvenes entregados mientras llegaba a la parte más significativa de su discurso: la construcción de la Iglesia.

Habló de “sudar la camiseta” tratando de vivir como cristianos y pidió a los jóvenes que “jugaran hacia adelante” y no se quedaran “en la cola de la Historia”, construyendo “una Iglesia grande” y siendo “piedras vivas”.

Francisco también tuvo un momento para referirse, como en otras ocasiones durante esta visita, a los distintos movimientos juveniles de protesta contra la corrupción política y por un mundo mejor.

papa Francisco preside la vigilia de oración con los jóvenes Copacabana JMJ Río 2013

El momento de la adoración eucarística

“Los jóvenes en la calle quieren ser protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que otros sean protagonistas del cambio. Ustedes son los que tienen el futuro (…) Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas”, pidió el Papa, que concluyó su intervención con una pregunta: ¿dónde empezamos?. “Por vos y por mí”, contestó Bergoglio.

Silencio y música para adorar

Al término de la intervención de Francisco, llegó la parte de adoración sacramental, para la cual se hizo un último momento simbólico, desmontando la iglesia construida en el escenario de Copacabana y llevando sus partes a los distintos peregrinos, con la intención de hacer realidad el impuso misionero de la JMJ.

La entrada de la custodia con el Santísimo provocó un cambio total de ambiente, para llegar al recogimiento y el silencio orante, alternado con cantos de motivación a las plegarias de los 3 millones de jóvenes asistentes. Entre los músicos que ambientaron la oración estuvieron rostros conocidos de la música cristiana, como el canadiense Matt Maher o el costarricense Martín Valverde.

Con el final de la adoración, y casi tres horas después del inicio de la vigilia, concluyó para Francisco la ceremonia, aunque no así para los jóvenes, que continuarán en Copacabana hasta la mañana, cuando el Pontífice vuelva a celebrar con ellos la misa de clausura, a las 10.00 brasileñas (las 15.00 en España).

Compartir