El Papa preside la misa de envío de la JMJ y anuncia la próxima sede: Cracovia 2016
MIGUEL ÁNGEL MORENO | Francisco envió a los jóvenes a hacer discípulos en todas las naciones, y desveló lo que era un secreto a gritos: que la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en 2016, tendrá lugar en Cracovia (Polonia), en la tierra del beato Juan Pablo II, que será canonizado próximamente. En la conclusión de la JMJ, Francisco quiso llenar de coraje a los jóvenes para ir “sin miedo” a anunciar el Evangelio en sus lugares de origen, y les mostró su confianza en ellos.
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“Queridos jóvenes, Jesucristo cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el Papa cuenta con ustedes”, dijo Francisco en el final de su homilía, el domingo 28 de julio, en una celebración preciosa tanto por lo musical como por lo espectacular del escenario, de nuevo en una playa de Copacabana repleta y, por una vez en esta JMJ, soleada.
La “lluvia criadera” que ha hecho germinar el Evangelio
En su introducción y saludo al Santo Padre, el arzobispo de Río de Janeiro, Orani João Tempesta, se refirió a la lluvia que presidió todos los actos como una “lluvia criadera”, el nombre que se da en Brasil a la lluvia fina que hace crecer las cosechas. “Que sea como esa lluvia que hace terminar la semilla del Evangelio (…). En el campo de la fe, la semilla ha sido sembrada, crecerá y dará sus frutos en el debido tiempo”, dijo el prelado.
Tempesta también se refirió al malogrado ‘Campus Fidei’, el espacio preparado en la zona de Guaratiba donde iban a tener lugar varios de los actos de esta JMJ, pero que tuvo que ser desechado por haber quedado embarrado por la lluvia. Según el arzobispo, este espacio [muy criticado por la prensa local por no haberse desvelado el coste de su instalación] se convertirá en un “barrio de la fe”, con más de 20.000 viviendas.
“La JMJ y la nueva evangelización son prácticas. Queremos que los frutos de estos días ayuden a formar una Iglesia más presente entre los jóvenes. Que los jóvenes sean protagonistas de un mundo nuevo y sean constructores de la civilización del amor soñada por Jesús”, deseó el arzobispo carioca.
Liturgia totalmente misionera
Las lecturas fueron totalmente orientadas al propósito de alimentar el ideal misionero de estas Jornadas Mundiales, comenzando por el llamamiento de Dios a Jeremías a ser profeta. “Irás donde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene (…) Pongo mis palabras en tu boca (…) Te doy autoridad para arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar”, decía el fragmento leído.
Al salmo “Contad a toda la Tierra las maravillas del Señor”, cantado y convertido en uno de los momentos más bonitos de la celebración, le siguió la lectura de la carta de san Pablo a los Corintios: “¿Qué será de mí si no anuncio el Evangelio?”.
El Evangelio de Mateo fue el envío misionero que había sido recogido por el lema de la JMJ: “Id a hacer discípulos entre todos los pueblos, bautizadlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo”.
Una experiencia que no puede quedar en pequeños grupos
En su homilía, el Papa quiso desde el principio instar a los jóvenes a “transmitir la experiencia” de la JMJ, a través de un mensaje estructurado a partir de tres palabras, tres nociones más bien: “Vayan”, “sin miedo” y “para servir”.
“Durante estos días en Río, ustedes han tenido la belleza de encontrar a Jesús y encontrarlo juntos. Pero la experiencia no puede quedar en su vida o en el pequeño grupo de su parroquia o comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a la llama que arde, la fe es una llama que se hace más viva cuanto más se conoce y se ama”, dijo Francisco.
El Papa lo recalcó de forma muy clara, no se trata de una cuestión de voluntarismo, sino de una convicción: “Jesús no ha dicho: vayan si quieren, si tienen tiempo vayan. Él dijo: ‘Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos’”. Un mandato que “no nace de la voluntad de dominio o poder”, sino de “la fuerza del amor”, y para el que “no hay límites ni fronteras”. En este sentido, el Papa pidió a los jóvenes que se dirigieran especialmente a “las periferias existenciales”, a quien se encuentra más alejado.
Un joven para evangelizar a otro joven
“¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven”, agregó el Pontífice, que puso como ejemplo a Jeremías para pedir que se anunciara “sin miedo”. “Cuando hacemos frente a los desafíos somos fuertes, descubrimos recursos que no teníamos”, dijo Francisco.
Los obispos y sacerdotes también fueron interpelados por Francisco, a los que pidió que siguieran acompañando “con generosidad” a los jóvenes de sus diócesis, y le ayudaran a seguir comprometiéndose. También valoró el esfuerzo de las pastorales juveniles y los nuevos movimientos, “tan creativos y tan audaces” según el Papa, que les incoó a seguir siéndolo: “Sigan adelante y no tengan miedo”.
Por último, el Papa recordó los tres conceptos: ir, sin miedo, para servir; y reveló a los presentes: “Experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite alegría recibe más alegría”.
“Queridos jóvenes, Jesucristo cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el Papa cuenta con ustedes”, remató el Papa, que se encomendó a la Virgen María para concluir su reflexión.
Por las víctimas del accidente de Santiago
Dentro de las preces, además de las habituales por el Papa, la Iglesia Universal, los jóvenes, también se hizo una mención al accidente ferroviario en las cercanías de Santiago de Compostela, que ha provocado la muerte de 79 personas.
Tras la comunión, el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, se dirigió al Papa para expresarle su satisfacción por “unos días estupendos de gigantesca siembra del Evangelio”.
“Estos jóvenes después de su elevación a la sede de San Pedro han descubierto en su persona un padre afectuoso y un amigo en el que confiarse”, dijo Rylko, que recalcó algunas de las exhortaciones más importantes de Francisco durante su estancia en Río de Janeiro, como “No dejéis que os roben la esperanza”, o “no tengáis miedo de ir contracorriente”.
Rylko agradeció a Francisco su presencia y sus palabras a los jóvenes, así como tuvo palabras de gratitud para Benedicto XVI, por haber elegido Río de Janeiro como sede, y para Juan Pablo II por “el don providencial de las Jornadas Mundiales de la Juventud”.
Cracovia 2016 y envío misionero
Ya durante el envío misionero, en el cual cinco parejas de jóvenes recibieron una cruz con forma del Cristo Redentor del Corcovado para llevar a sus lugares de origen, los peregrinos polacos se iban impacientando, vestidos algunos de ellos con trajes regionales de su tierra y agitando sus banderas y bufandas, sabedores de que era muy probable la designación de la ciudad polaca de Cracovia como sede de la JMJ.
Fue después del envío del Papa, en el que pidió a los jóvenes que tuvieran también su mirada puesta en María, cuando Francisco desveló el secreto y designó a la ciudad polaca como próxima sede de la Jornada. Tras el rezo del Angelus, la alegría general se convirtió en una fiesta roja y blanca, de una minoría muy destacada junto al escenario, pero que estaba seguía de casi tres millones de jóvenes que abarrotaron el paseo marítimo de la playa de Copacabana.