Escuchar y salir de las parroquias para buscar a los alejados, claves de la homilía en la Catedral de Río
MIGUEL ÁNGEL MORENO | Ante un millar de obispos y sacerdotes (en total, más de 600 obispos, 8.000 sacerdotes, 9.000 religiosos y 7.000 seminaristas participan en la JMJ de Río 2013), Francisco celebró hoy sábado 27 de julio la Eucaristía en la Catedral Metropolitana de San Sebastián de Río de Janeiro, en la que quiso con su homilía pedir a los pastores de la Iglesia que se acerquen más a los jóvenes y salgan fuera de las instituciones para buscar a esos “invitados VIP”, que son los más alejados de la Iglesia.
En su primer acto del sábado 27 de julio, celebrado en la mañana brasileña (las 14.00 horas de España), Francisco volvió a clamar contra “la cultura del descarte”, y la “eficiencia y pragmatismo” que a su juicio impone la sociedad actual.
“Esta celebración será de renovación para nosotros”
El Papa fue recibido por el arzobispo carioca, monseñor Orani João Tempesta, que le mostró su agradecimiento por su “atención y cariño”. “Tenemos la certeza de que esta celebración será de renovación para todos nosotros”, agregó Tempesta, que recibió de manos de Francisco un cáliz plateado como obsequio.
La liturgia estuvo orientada también al envío misionero, parte capital de esta Jornada Mundial de la Juventud, que tiene por lema “Id y haced discípulos en todas las naciones” (Mt 28,19). Así se pudo notar en la primera lectura, extraída de los Hechos de los Apóstoles: “Yo te puse como luz de las naciones, para que lleves la salvación hasta los confines de la tierra”.
El Evangelio fue, precisamente, el del envío misionero de Jesús a sus discípulos, aunque en esta ocasión extraído del Evangelio de Marcos.
Llamados por Dios
Francisco, como suele tener acostumbrado a quien le escucha, estructuró su homilía en base a tres afirmaciones respecto de la vocación: “Llamados por Dios, llamados a anunciar el Evangelio, llamados a favorecer la cultura del encuentro”.
En primer lugar, el Papa pidió a obispos y sacerdotes “no ser desmemoriados” y tener siempre presente a Jesús como fuente de su vocación. “Pidámosle a la Virgen la gracia de ser memoriosos, de no olvidar esa primera llamada”, dijo el Ponfíce, que pidió a los presentes que este hecho marque su acción, por encima de “la creatividad” o “los encuentros e iniciativas”. “Aunque ayudan y mucho”, recordó.
Esta llamada, para Francisco, también significa “contemplarlo, adorarlo y abrazarlo”, especialmente a través “las personas más necesitadas”, en lugar de “aislarse”.
El Papa recordó en ese instante unas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta: “Es en las favelas, en los cantegriles, en las ‘villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”, citó.
Llamados a anunciar el Evangelio
El Papa instó a los sacerdotes a que pidieran a los jóvenes que fueran misioneros, pero no necesariamente yendo a lugares lejanos. “Ayudemos a los jóvenes a darse cuenta de que ser discípulos misioneros es una consecuencia de ser bautizados, es parte esencial del ser cristiano, y que el primer lugar donde se ha de evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio o de trabajo, la familia y los amigos”, dijo.
Francisco también quiso advertir a los obispos sobre la importancia de escuchar a la juventud de sus diócesis. “Pongámosle la oreja a los jóvenes para escuchar sus ilusiones”, dijo el Papa, más porteño que en ninguna otra parte de su discurso: “Por supuesto que van a hacer macana (lío), sabés. No tengan miedo, los apóstoles la hicieron antes”.
El Santo Padre también pidió a los pastores que no tuvieran reparo en “perder el tiempo” con los jóvenes.
Llamados a promover la cultura del encuentro
La reflexión sobre la sociedad actual también estuvo presente en las palabras de Francisco, que atacó a la “sociedad del descarte”, de la que ha hablado en repetidas ocasiones durante este, su primer viaje pastoral.
El Papa identificó “dos dogmas” en esta sociedad, “la eficiencia y el pragmatismo”, y pidió a los sacerdotes, obispos y consagrados que fueran “a contracorriente de esta cultura”.
También reflexionó sobre la solidaridad: “Una palabra que están escondiendo, casi una mala palabra”, y recalcó solidaridad y fraternidad como los valores que podrán obtener una sociedad “más humana”.
El Papa también recalcó la noción de ser “servidores de la comunión y de la cultura del encuentro”. “Permítanme decir que debemos estar casi obsesionados en este sentido. No queremos ser presuntuosos imponiendo ‘nuestra verdad’. Lo que nos guía es la certeza humilde y feliz de quien ha sido encontrado, alcanzado y transformado por la Verdad que es Cristo”, dijo Francisco en la última parte de su homilía.
Una agenda apretada en su penúltimo día
La recta final de su visita pastoral a Río de Janeiro y de la Jornada Mundial de la Juventud estará plagada de actos para Francisco, que a continuación de esta Eucaristía se dirigirá a un encuentro con autoridades políticas brasileñas (a las 11:30 h. local, las 16:30 de España), y almorzará después con los cardenales brasileños, la presidencia de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y otros obispos del país.
La gran cita del día se producirá por la tarde-noche: la Vigilia con los jóvenes (19:30 de Río, las 00:30 del domingo en España), trasladada desde su emplazamiento original en el Campus Fidei de Guaratiba, convertido en un barrizal por la lluvia incesante durante toda la semana, a la playa de Copacabana, que ya fue escenario de la fiesta de acogida el jueves y del Vía Crucis de ayer por la noche.
