Un soplo de aire fresco

jóvenes durante la JMJ Río 2013

jóvenes durante la JMJ Río 2013

ÓSCAR ELIZALDE, enviado especial a Río de Janeiro | Eduardo Mendes, un taxista de 60 años que trabaja en Niteroi (cerca de Río), comenta que dejó la Iglesia católica cuando era joven, para pasarse a la Iglesia bautista. El motivo: “La carencia de espacios de diálogo en una estructura rígida que no tenía presente lo que acontecía en el corazón de la gente”.

Ahora, cuando –según Datafolha– el “57% de los brasileños mayores de 16 años se dicen católicos”, Eduardo afirma que él nunca se hubiera apartado del catolicismo en una Iglesia con el estilo de Francisco, que “se acerca y comprende a la gente”, como lo ha hecho en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El día anterior a su llegada a Río, la prensa local analizaba el impacto y el significado que podría tener la visita de Bergoglio “entre bendiciones y protestas”, como titulaba O Globo.

En su editorial, Folha de São Paulo destacaba la disminución del porcentaje de católicos en Brasil, con el agravante de que “además de menor, es una Iglesia sin grandes referentes”, si se compara con la generación de dom Hélder Câmara y dom Paulo Evaristo Arns.

El cardenal Raymundo Damasceno, arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), se mostraba optimista al declarar que “la visita del Papa dará nuevo ánimo a la evangelización de la juventud, que ha merecido la atención especial de la Iglesia en Brasil en los últimos años”, aunque también reconocía su preocupación por aquellos que se alejaron porque ya no sienten la necesidad de la mediación de la iglesia para vivir su fe.

Más allá de las cifras y de las coyunturas que sacudían el escenario político-eclesial de Brasil a la llegada de Francisco, otras eran las miradas y las inquietudes de los jóvenes que desde hace meses colaboran en el Comité de Organización Local (COL). El chileno Rodrigo Arrieta no daba crédito a quienes especulaban sobre el impacto que podrían tener las movilizaciones sociales en la visita papal, porque, sencillamente, “los costos de la JMJ no han involucrado enormes cantidades de dinero público, como sí ha ocurrido con la Copa Confederaciones y otros eventos”.

Desde otro punto de vista, Paula García apoya la coordinación de algunas actividades que forman parte del Festival de la Juventud. Muestra cómo “la inesperada renuncia de Benedicto XVI trajo consigo incertidumbres y expectativas frente al sucesor, quien acudiría a la JMJ”. La transición del obispo de Roma situó a los organizadores ante una inusitada coyuntura: trabajar para una Jornada que no tenía papa, y que luego vio nacer a Francisco, con sus gestos de sencillez y sus inquietantes palabras.

Con Francisco, todo cambió

Por otra parte, prever una jornada con Francisco a bordo cambió la programación. En un principio, se habían considerado las limitaciones de movilidad de Benedicto XVI.

Así, a los actos centrales se adicionaron algunos actos especiales: la peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Aparecida, la inauguración del ala para tratamiento de jóvenes drogodependientes en el Hospital San Francisco, la visita a una favela y el encuentro con los representantes del CELAM, además de otras reuniones breves con líderes y autoridades civiles. Han sido signos que hablan de la juventud de Francisco, a pesar de sus 76 años, se escucha en el Centro de Prensa de Copacabana, que alberga a 6.000 periodistas de todo el mundo.

Walmyr Junior, asesor de la Pastoral Juvenil de Río, que forma parte del equipo logístico de comunicaciones de la JMJ, confirmó esta percepción: “Con Francisco toda la coyuntura cambió. Antes la Iglesia estaba muy preocupada por la cuestión del culto. Ha propuesto un mensaje más liberador y renovador, que invita al joven a participar en la transformación de la sociedad a la manera de Jesús, sin perder la fe”.

Quien ha participado en alguna JMJ sabe que, aunque el mensaje del Evangelio es el mismo, las realidades cambian y los medios se renuevan. Con su presencia en Río, Bergoglio confirmó que “los jóvenes son la juventud de la Iglesia”, y los jóvenes, por su parte, comprobaron que el Papa les está enseñando que el rostro de Dios es joven también.

En el nº 2.858 de Vida Nueva

ESPECIAL JMJ RÍO 2013

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