La JMJ de Brasil, un desafío también para ‘Vida Nueva’

ilustración de Jaime Diz para el artículo sobre Vida Nueva en la JMJ Río 2013 nº 2858

ilustración de Jaime Diz para el artículo sobre Vida Nueva en la JMJ Río 2013 nº 2858

JUAN RUBIO, director global de Vida Nueva | Brasil huele a desafío siempre. Cuentan que aún hay, dentro de su inmensidad, rincones por descubrir. Y en estos días, también huele a desafío para los creyentes. Millares de jóvenes, procedentes de todas las partes del mundo, reciben el cálido abrazo del Corcovado, la pétrea figura que otea el horizonte de Río de Janeiro y aletea sobre los cariocas.

Se reúnen para festejar su fe. Con ellos, el obispo de Roma, Francisco, nacido al suroeste de aquel país. Es un olor fuerte el que llega desde las venas abiertas de América Latina en esta hora incierta de su historia, cuando Europa se reinventa. Desafío y pura vida.

Brasil tiene ese color desafiante en la traza de su amplio territorio cosido al mar, a la tierra y al cielo, en su extensión, en variopinta población, en su inmensa riqueza. Un desafío para la economía, para la gestión política, para el ecosistema, para el arte y para la cultura. Y también para la Iglesia católica, que tiene en este país su mayor proporción de fieles del mundo, aunque en retroceso en los últimos años.

Brasil es la Tienda de los Milagros por donde se cuelan los jóvenes Capitanes de la Arena y por donde se respira la presencia de esa mujer emblemática brasileña, Gabriela, clavo y canela. Tres obras de Jorge Amado, que escribió: “No hay otra ciudad como esta por más que se busque por los caminos del mundo entero. Ninguna posee su lirismo, su atractivo, su honda poesía. Incluso entre la más espantosa miseria de las clases pobres, nace la flor de la poesía, porque la resistencia de la gente está más allá de toda imaginación”.

Grande, luminosa, llena de colorido y de pobreza. Una tierra aún por descubrir que sigue desafiando al mundo entero. Un desafío que recoge estos días la amplia sonrisa y la mano abierta del Papa que llegó de allí cerca, “del fin del mundo”.

España, Colombia, México y el Cono Sur,
las cuatro redacciones trabajan estos días al unísono.
Esa “voz comprometida en la Iglesia”,
como dice el lema de nuestra cabecera,
se vuelve estos días más universal, más global,
más “católica” en el sentido estricto de la palabra.

Para Vida Nueva, este acontecimiento que reúne en Brasil a tantos jóvenes cristianos, convocados por el Papa hace dos años en Madrid, es una ocasión también desafiante. Es el momento de renovar nuestro proyecto global, y de reforzarlo. Vida Nueva es ya una realidad global en la información religiosa de habla hispana. España, Colombia, México y el Cono Sur.

Las cuatro redacciones trabajan estos días al unísono, con fuerza e ilusión, para acercar a los lectores cuanto generen estas jornadas, teniendo en cuenta que es el primer viaje internacional del papa Francisco. Esa “voz comprometida en la Iglesia”, como dice el lema de nuestra cabecera, se vuelve estos días más universal, más global, más “católica” en el sentido estricto de la palabra. Y hasta allí se ha desplazado un equipo de la revista.

Está allí nuestro habitual corresponsal vaticano, asiduo de los viajes de los tres últimos papas, Antonio Pelayo. Junto a él, nuestro corresponsal también en Roma, Darío Menor. Y con ellos, el director de la revista en México, Felipe Monroy, y el redactor jefe de la revista en Colombia, Óscar Elizalde, y algunos colaboradores argentinos. Un equipo reforzado por otros colaboradores y corresponsales de todos los países en los que Vida Nueva tiene ya una presencia consolidada o en vías de consolidación.

El equipo de España trabaja para ofrecer un número especial que ofrezca esa tarea global desafiante. Y, de forma especial, a través de las redes sociales. La página web de la revista, que ha abierto un rincón para esta Jornada Mundial de la Juventud, así como las informaciones en Facebook y Twitter, serán los escaparates de cuanto allí se viva, y que será contado desde nuestra apuesta editorial global.

Estaremos atentos a cuanto se diga, se viva y se celebre allí, y que nos ofrece el desafío de una información en clave de comunión eclesial, abierta y enriquecedora.

En el nº 2.858 de Vida Nueva.

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