El Papa es recibido por la presidenta Dilma Rousseff y aclamado en las calles
MIGUEL ÁNGEL MORENO | Francisco llegó a Brasil, realizó un accidentado recorrido por las calles de Río de Janeiro y dirigió su primer mensaje de la JMJ de Río, especialmente destinado a todos los brasileños, a los que les pidió que les permitiera “entrar por el portal de su inmenso corazón” para anunciarles la paz de Cristo.
- ESPECIAL: JMJ Río 2013
- Las mejores imágenes del Papa en la JMJ 2013
- Discurso del Papa en la ceremonia de bienvenida
“He aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón; permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta. Pido permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes. No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo. Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón; y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo: ‘La paz de Cristo esté con ustedes’”, dijo el papa en el inicio de su discurso frente a la presidenta Dilma Rousseff en el Palacio Guanabara, sede del Gobierno del Estado de Río de Janeiro.
Sintonía entre Francisco y Rousseff
Ambos líderes se mostraron cordiales y afectuosos desde el primer saludo que la mandataria brasileña realizó al Pontífice en el mismo suelo del aeropuerto internacional Galeão/Antonio Carlos Jobim en el que el papa Bergoglio aterrizó minutos antes de las 16.00 horas de Río de Janeiro (21.00, hora española). En aquel momento, el Papa se mostraba relajado y sonriente, pese al esfuerzo lógicamente agotador de más de doce horas de viaje.
No se volvieron a encontrar hasta la ceremonia en el Palacio Guanabara, que comenzó con casi una hora de retraso respecto al horario previsto debido a las dificultades en el traslado del Papa por las calles de Brasil.
Pero ambos tuvieron claro en dirigir sus discursos hacia los jóvenes, descritos por Francisco como “la ventana hacia el futuro”, y reconocidos por Rousseff como “las principales víctimas de la crisis”.
Atención a los jóvenes en el discurso de Rousseff
“La juventud brasileña, como en otros lugares del mundo, está embarcada en la lucha por un nuevo orden social”, aseguró la presidenta brasileña, que dejó entrever en su discurso la importancia de los movimientos juveniles de protesta que se han vivido los últimos meses en el país brasileño, con jóvenes que quieren “participar en la construcción de soluciones”. “La juventud clama por más, exige respeto, ética y transparencia”, aseguró la mandataria.
La presidenta brasileña calificó la JMJ como un acontecimiento que potencia “lo que los jóvenes más valoran: alegría, fraternidad, optimismo, coraje…”, y la caracterizó como una “oportunidad para renovar esperanzas”, en un ambiente que, para la mandataria, durará “muchos días más” que las seis jornadas del programa oficial de la JMJ.
También tuvo tiempo de reconocer el trabajo que el Estado realiza junto con la Iglesia brasileña en numerosos programas de ayuda alimentaria y económica, tanto dentro como fuera de su país.
Rousseff no dudó en caracterizar al pueblo que gobierna como “mujeres y hombres de fe”. “Tenemos la creencia de que el mañana será mejor que hoy. Creemos en nosotros mismos. Sabemos que podemos encarar nuevos desafíos y cambiar nuestra realidad”, aseguró, invitando a Francisco que se sienta “en casa” tanto “en esta cidade maravilhosa de Río de Janeiro” como “en todo Brasil”. “Le transmito el cariño de todo el pueblo brasileño”, finalizó.
“La juventud es el ventanal por el que entra el futuro”
Sonriente pese al cansancio, Francisco tardó poco en ganarse el aplauso de los asistentes a esta primera ceremonia de bienvenida. Después, con un portugués pausado y fluido, saludó tanto a la presidenta como al Gobierno y los diplomáticos, así como a los obispos brasileños, a los que pidió “dar testimonio de las razones de la esperanza que brota de Cristo”, y les animó a “ofrecer a todos las riquezas inagotables de su amor”.
“Como es sabido, el principal motivo de mi presencia en Brasil va más allá de sus fronteras. En efecto, he venido para la Jornada Mundial de la Juventud. Para encontrarme con jóvenes venidos de todas las partes del mundo, atraídos por los brazos abiertos de Cristo Redentor. Quieren encontrar un refugio en su abrazo, justo cerca de su corazón, volver a escuchar su llamada clara y potente: ‘Vayan y hagan discípulos a todas las naciones’”, dijo el Papa, que reconoció en estos jóvenes el “hambre de una verdad clara y un genuino amor”.
Francisco proclamó la “confianza de Cristo en los jóvenes” y de ellos en él, y se dirigió después específicamente a sus padres y a las sociedades de las que provienen los peregrinos de la JMJ.
“Es común entre ustedes oír decir a los padres: ‘Los hijos son la pupila de nuestros ojos’. ¡Qué hermosa es esta expresión de la sabiduría brasileña, que aplica a los jóvenes la imagen de la pupila de los ojos, la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista!”, aseguró el Papa, que calificó a la juventud como “el ventanal por el que entra el futuro en el mundo”.
A continuación dio una serie de claves para la tutela de esta juventud: “Ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos”.
Para concluir, el pontífice reclamó la “atención” y la “empatía” de todos para constituir “un diálogo entre amigos”, y se dirigió a los brasileños de todos los rincones para que “nadie se sienta excluido del afecto del Papa”, invocando al final de su discurso a la Virgen de Aparecida, cuyo Santuario visitará en los próximos días. [Discurso íntegro del Papa]
Accidentado periplo por Río de Janeiro
La llegada del Papa al Palacio Guanabara de Río no estuvo exenta de dificultades, en un recorrido desde el aeropuerto internacional Galeão/Antonio Carlos Jobim en el que cambió hasta en cuatro ocasiones de medio de transporte.
Nada más aterrizar del avión de Alitalia en el que cruzó el Atlántico, el papa argentino se encontró con una calurosa bienvenida, protagonizada por un coro juvenil que interpretó el himno de la JMJ, en un ambiente festivo, al que siguieron dos canciones en las que pedían su bendición al nuevo Papa. Poco después, ya estaba subido en un automóvil gris plateado, rumbo a la catedral Metropolitana de San Sebastián.
La comitiva papal recorrió con agilidad el tramo de autopista hasta encontrarse en una avenida en la que, por un solo carril y sin vallado de seguridad, el trayecto terminó siendo un complicado recorrido “a paso de hombre” por la cantidad de jóvenes que se querían acercar al Papa, que mantenía la ventana abierta para saludar a la vez que los efectivos de seguridad corrían por delante de las ventanillas.
El entusiasmo de la multitud dificultó el recorrido
El entusiasmo de la gente, que tuvo un poco desbordadas a las fuerzas de seguridad, provocó algunos momentos de duda ante el peligro de que el automóvil quedara atascado entre la multitud. Sin embargo, poco después, el recorrido cambió a otra avenida menos transitada y se pudo recuperar la formación de la comitiva para alcanzar, pasadas las 22 horas, la catedral Metropolitana de Río.
Allí, el Papa tomó el jeep cubierto que hace las veces de papamóvil para recorrer de nuevo las calles brasileñas, esta vez por un recorrido más delimitado y vallado, en el que los miembros de seguridad tuvieron menos inconvenientes para realizar su función.
Media hora después, Francisco cambiaba de nuevo de vehículo para pasar a otro monovolumen gris. Con alguna calle abarrotada de nuevo y algún pequeño problema, el vehículo llegó a un helipuerto desde el cual Francisco emprendió viaje al Palacio Guanabara. Aterrizó en el estadio del equipo de fútbol Fluminense, cercano al Palacio, con la noche ya cerrada en la capital, para tener la ceremonia de recepción con Dilma Roussef.
Un día de descanso y próxima misa en Aparecida
El papa Francisco tendrá mañana una jornada de descanso para recuperarse del largo viaje entre Roma y Río de Janeiro. Tendrá su próxima cita pública el miércoles 24, en el que celebrará una misa en el Santuario de Aparecida. Ese mismo día por la tarde visitará también el Hospital de San Francisco de Asís, situado en Río de Janeiro.