Tribuna

Ayer lo difícil era proteger al Papa del excesivo entusiasmo de sus fieles

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jóvenes se agolpan sobre el coche del Papa 22 julio JMJ Río 2013

El Centro Televisivo Vaticano mostró las imágenes de los jóvenes agolpados sobre el coche del Papa

ANTONIO PELAYO, enviado especial a Río | Después de haber acompañado a Juan Pablo II y a Benedicto XVI en inummerables viajes, no recuerdo haber vivido unos momentos como los que se produjeron el lunes 22 en la Avenida Presidente Vargas de la ciudad de Rio y que, gracias a Dios, no tuvieron consecuencias, pero pudieron degenerar en catastrofe.

El cortejo papal procedía con lentitud por un itinerario que no había sido fijado de antemano y en el que no existían ningun tipo de defensas –vallas o cordones de Policía, por ejemplo– para evitar una avalancha de multitudes entusiasmadas.

Los responsables de la seguridad personal del Papa –el jefe de los gendarmes vaticanos, Domenico Gianni– se las vieron y desearon para que las gentes no se precipitasen sobre el pequeño monovolumen en que viajaba el Pontífice, que seguía con la ventana abierta saludando a diestro y siniestro. Menos mal que sus “protectores” no perdieron la sangre fría.

En un momento dado, la caravana quedó bloqueada teniendo, a su derecha una larga fila de autobuses estacionados en doble fila y al otro lado una masa vociferante que quería ver, fotografiar, tocar a Francisco. Más de un cuarto de hora duró este encierro, cuyas imágenes aparecen hoy en todos los periódicos de Brasil y que dan idea del riesgo que corrió durante todo ese tiempo el Santo Padre.

Por la noche, unas decenas de manifestantes se enfrentaron con la Policía, protestando contra el Papa. Escaramuzas de escasa importancia. Ayer lo difícil era proteger al Papa del excesivo entusiasmo de sus fieles.

Antonio PELAYO