Antônio Dias Duarte: “Espero que los jóvenes vean en Francisco a un padre”

Antonio Dias Duarte, obispo auxiliar y responsable de la Pastoral Familiar y Juvenil de Río de Janeiro

Obispo auxiliar y responsable de la Pastoral Familiar y Juvenil de Río de Janeiro

Antonio Dias Duarte, obispo auxiliar y responsable de la Pastoral Familiar y Juvenil de Río de Janeiro

Entrevista con Antônio Dias Duarte [extracto]

MARCELO ANDROETTO. RÍO DE JANEIRO | El obispo auxiliar Antônio Augusto Dias Duarte, responsable de la Pastoral Familiar y Juvenil y de los movimientos laicos de la Archidiócesis de Río de Janeiro, en entrevista con Vida Nueva, aborda los aspectos organizativos de la JMJ 2013 y las expectativas suscitadas por la visita, del 22 al 28 de julio, del papa Francisco a la cidade maravilhosa.

PREGUNTA.- ¿Qué significado tiene para la Archidiócesis de Río de Janeiro ser la anfitriona de esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)?

RESPUESTA.- Para nuestra archidiócesis, esta JMJ significa la oportunidad de servir a la Iglesia de todo el mundo y, sobre todo, a la Iglesia en Latinoamérica y en el Caribe. En la Conferencia de Aparecida [celebrada en el año 2007], se determinó la gran importancia de realizar una misión continental, de vivir en un estado permanente de misión. Esta Jornada Mundial tiene un lema relacionado con la misión (Id y haced discípulos a todos los pueblos), por eso Río ve la JMJ como una oportunidad de servir a la Iglesia.

P.- ¿Y cómo se ha preparado la archidiócesis para ello?

R.- Nos estamos organizando para proporcionar este servicio desde lo espiritual, lo ecológico, lo ecuménico, lo artístico. Y con un servicio muy necesario hoy en día, que es un ejemplo para otras diócesis: un programa de atención para ayudar a dejar las drogas a través de un hospital especializado en ello. Hace dos años, nuestro arzobispo, monseñor Orani João Tempesta, decidió dejar este legado social. El Papa, que tiene una visión muy particular sobre los excluidos de la sociedad, visitará en Río este hospital, en un momento en el que la adicción es un tema de gran preocupación para los gobiernos.

Oraciones por la JMJ

P.- ¿Y cuáles son los principales desafíos que les plantea la Jornada Mundial de la Juventud?

R.- Son de carácter espiritual y organizativo. En cualquier trabajo de la Iglesia, todos los desafíos se centran en el mismo punto: en este período final damos prioridad a la oración. El arzobispo Tempesta pidió a los monasterios de contemplación y a las parroquias que recen mucho por la Jornada Mundial, para que sea fruto de la oración, no solo de la organización. Y se está haciendo hincapié en los proyectos de todos los departamentos, en los últimos puntos, para que se pueda llegar a la Jornada con todas las actividades bien pensadas, con las personas sabiendo qué tienen que hacer, que no se improvise. Se trabaja en los actos centrales, en seguridad, en salud; ya está organizado un gabinete de crisis. El objetivo es terminar bien todo lo que se viene haciendo.

Para la Archidiócesis de Río,
esta JMJ significa la oportunidad de
servir a la Iglesia de todo el mundo y,
sobre todo, a la Iglesia en Latinoamérica y en el Caribe”.

P.- Los preparativos de esta JMJ comenzaron mucho antes de la renuncia de Benedicto XVI. ¿Cómo impactó este hecho en la organización?

R.- Desde el principio, éramos conscientes de que se trataba de la segunda Jornada en Latinoamérica, y la confirmación de esta intuición del arzobispo de que había una ligazón entre las jornadas de Buenos Aires (1987) y Río fue confirmada por la providencia de Dios. Las Iglesias de Brasil y de Argentina tienen mucho que dar al mundo. Argentina cumple un papel muy importante, es un país muy católico, con mucho peso a nivel cultural. En lo personal, esperaba un papa que no fuera europeo, que surgiera de Latinoamérica, África o Asia. La elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio fue una gran alegría, porque conoce muy bien la realidad latinoamericana –el crecimiento de las sectas, los problemas sociales– y ha trabajado mucho, y con mucha presencia en la Conferencia de Aparecida. Es una esperanza para la Iglesia.

P.- En materia de seguridad, ¿genera cierta preocupación que este Papa suela salirse del protocolo?

R.- Eso es algo que está en manos de los organismos de seguridad de Brasil, además de la custodia que vendrá del Vaticano. Pero está claro que, por más seguridad que se tenga, Francisco va por su cuenta. Es necesario permitirle al Papa que tenga su espontaneidad. No se puede prohibir que el padre tenga contacto con sus hijos. Seguramente, al jefe de la seguridad, además de darle mucha alegría esta responsabilidad, también le dará mucho trabajo. En la favela de Varginha ya se dispuso de un espacio mayor para que Francisco pueda caminar y estar con las personas.

Protestas sociales

P.- ¿Existe temor a que las protestas sociales puedan recrudecerse en Río en el marco de esta JMJ?

R.- Esa preocupación existe. Hemos visto grupos de anarquistas que, aprovechando las legítimas reivindicaciones de los jóvenes, quieren desestabilizar la sociedad. Por eso, nuestra primera actitud es la oración, además de la organización con las fuerzas de seguridad, para, eventualmente, evitar que haya un conflicto entre los jóvenes que están en la Jornada, que se puedan vencer las barreras e intentar perturbar la convivencia. Más allá de eso, siempre se prevé, en cualquier viaje del Papa, que pueda haber manifestaciones contra la Iglesia sobre cuestiones de sexualidad, familia…

P.- ¿Qué legado espera que la visita del Papa le deje al pueblo brasileño?

R.- Que entienda el ejemplo del Papa, no solo sus palabras. El Papa habla mucho a través de sus actitudes, que son muy importantes. No es solo una persona que defiende una doctrina: el Papa primero vive lo que él dice, su mensaje es que, para ser misioneros, no basta con hablar, hay que vivir primero. No habló de los pobres y de estar junto a los pobres: siempre procuró estar cerca de ellos. Es muy fácil hablar, pero el papa Francisco primero vive el Evangelio y luego lo anuncia. Cristianismo puro. No son las anécdotas lo que importa, sino cómo vivir el Evangelio. En este tiempo, la Iglesia necesita seguir su ejemplo, no solo sus palabras.

“El mensaje del Papa es que, para ser misioneros,
no basta con hablar, hay que vivir primero.
Francisco primero vive el Evangelio
y luego lo anuncia. Cristianismo puro”.

P.- ¿Qué significa para usted la presencia de miles de jóvenes en su Archidiócesis de Río de Janeiro?

R.- La Jornada es un proyecto de la Iglesia, es una renovación de la Iglesia dentro de la nueva evangelización en todo el mundo, que en América Latina se expresa en una fe más simple, más alegre, más acogedora. Pasa por la cabeza, pero principalmente por el corazón. Para la nueva evangelización, los jóvenes son muy importantes, y, sin duda, la presencia de tantos jóvenes en Río le dará un nuevo impulso.

P.- En pocas palabras, ¿cómo espera Río al Papa?

R.- Esperamos a Francisco con mucha alegría y esperanza. Y esperamos que el Papa y los jóvenes tengan una relación muy próxima, para que los jóvenes vean en Francisco no solo a un jefe de la Iglesia, sino a un padre. La Iglesia es una familia, y el Papa es un padre, no solo un vigilante de la doctrina.

En el nº 2.857 de Vida Nueva.

 

ESPECIAL JMJ RÍO 2013

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