Seis meses de @Pontifex: de la expectante curiosidad inicial, a un canal consolidado

cuenta del papa Francisco en Twitter

Casi siete millones de personas ‘siguen’ al papa Francisco, que se ha revelado como un gran tuitero

cuenta del papa Francisco en Twitter

MIGUEL ÁNGEL MORENO | Nueve cuentas y un solo mensaje difunden desde hace medio año los pensamientos, oraciones y reflexiones del ocupante de la sede petrina en el mayor “patio de vecinos” global llamado Twitter. @Pontifex, en inglés, y sus ocho versiones en español, latín, italiano, francés, alemán, portugués, polaco y árabe son hoy una herramienta diaria para Francisco, más asiduo en su intercambio con los ‘tuiteros’ que su antecesor.

En total, a fecha de hoy, la cuenta del Papa en Twitter tiene 6.882.766 seguidores. Dos millones y medio de fieles, curiosos o seguidores casuales reciben cada día la dosis pontificia en Twitter en la cuenta en inglés, y otros dos millones y medio en la española (@Pontifex_es), con tan solo unos 10.000 usuarios de diferencia.

La distancia es abismal respecto a las cuentas en otros idiomas, que lidera la cuenta en italiano (@Pontifex_it, con algo más de 800.000 seguidores), seguida de las cuentas en portugués (@Pontifex_pt), francés (@Pontifex_fr), alemán (@Pontifex_de), latín (@Pontifex_ln), polaco (@Pontifex_pl) y árabe (@Pontifex_ar). Esta última, pese a ser la menos seguida, reúne una nada estimable cantidad de 64.000 seguidores, a fechas de escribir este artículo, en una lengua que utilizan no pocos cristianos de países como Egipto, Jordania, Irak, Argelia, Marruecos, Líbano o Túnez, entre otros.

Lanzamiento entre multitudes

El 3 de diciembre de 2012 se presentó esta nueva herramienta en sociedad, anticipando que se tomaría como nombre de usuario la palabra latina Pontifex (pontífice, constructor de puentes) y proponiendo esta nueva herramienta como una muestra más de la “convicción de que la Iglesia debe estar presente en el mundo digital”, en referencia al mensaje que el propio Benedicto XVI había lanzado en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de mayo de 2012. En dicho texto, el hoy papa emérito valoraba la posibilidad de que “en la esencialidad de breves mensajes”, como los de Twitter, se pudieran “formular pensamientos profundos”.

Una mezcla de curiosidad, escepticismo e interés se acumularon rápidamente sobre la página de @Pontifex en la red de microblogging, a la que rápidamente siguieron cerca de medio millón de personas en su versión inglesa y unos cien mil en la española. Para el lanzamiento del primer ‘tuit’, el 12 de diciembre, ya serían 700.000 en la cuenta principal y 190.000 en @Pontifex_es. El primer mensaje en aquel momento fue: “Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón”. En la primera media hora fue reenviado (retuiteado) unas 15.000 veces.

Los mensajes de Benedicto XVI

A partir de entonces, los mensajes de Benedicto XVI tuvieron una periodicidad semanal, en la que se combinaron el formato pregunta-respuesta sobre temas de fe, con reflexiones más generales vinculadas a las celebraciones o los temas litúrgicos. En los mensajes del papa también se traslucía cierta intención de contactar de forma más personal con los internautas, como en los dos mensajes del día de Nochebuena: “¿Qué tradición familiar navideña de tu niñez recuerdas todavía?” / “Poner juntos el Nacimiento en mi casa, que tanto nos gustaba. Cada año añadíamos figuras nuevas y usábamos musgo para decorarlo”, decía en aquél momento a través de su cuenta.

Posteriormente, Benedicto XVI fue utilizando esta red social para reflexionar sobre acontecimientos mundiales, como la violencia en Siria o Nigeria, alertar contra los “falsos ídolos”, defender el derecho a la objeción de conciencia o reflexionar sobre la Cuaresma. Su último tuit desde la sede petrina fue el 28 de febrero, el día en que hizo efectiva su renuncia: “Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”.

En ese momento, los mensajes de la cuenta fueron borrados y el perfil quedó en un estado silente, hasta que el nuevo pontífice decidiera si lo iba a utilizar. De hecho, los mensajes de Ratzinger no pueden ser consultados en la página, sino que News.va guarda un histórico de sus ‘tuiteos’.

Francisco, un papa muy tuitero

Con la elección de Jorge Mario Bergoglio, el uso de la red ha dado un salto en periodicidad para convertirse en un canal casi diario de reflexión del Pontífice, que tan solo cuatro días después de ser presentado al mundo en la balconada de San Pedro pedía a sus seguidores en el continente digital que rezaran por él.

Francisco ha pedido a los tuiteros que “acojan a Jesús Resucitado”, recordaba que “no se puede anunciar el Evangelio sin el testimonio concreto de la vida”, pedía a los jóvenes que “no encerraran sus talentos” y se acordaba, por ejemplo, de los desempleados, de los cristianos perseguidos, los afectados por los tornados en Oklahoma (Estados Unidos)

 

En sus mensajes, Francisco recuperaba también el método de su sucesos, planteando preguntas con una capacidad de síntesis bastante destacable:

Las reflexiones contra el consumismo y el capitalismo salvaje que han llevado a la crisis económica internacional, que Francisco ha realizado en bastantes ocasiones durante sus meses de pontificado también han estado presentes en Twitter:

Lo más retuiteado

En seis meses de andadura por la red social, todavía el primer mensaje de Benedicto XVI sigue siendo el más compartido por sus seguidores. Según la herramienta Favstar, ese primer mensaje de Ratzinger sigue siendo hoy el más retuiteado, con 3.368 reenvíos y 1.673 usuarios que lo marcaron como favorito, tomando como referencia la cuenta principal en inglés.

La elección de Bergogio como papa queda en segundo lugar, a treinta RT de distancia, y el primer tuit del pontífice argentino, con algo más de 1.600 retuits cerraría la terna de los mensajes más compartidos desde @Pontifex. Una herramienta a la que todavía le queda mucho recorrido y desde la cual el Vaticano está demostrando que se puede conectar con un público que en anteriores ocasiones se hubiera antojado inaccesible.

 

 

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