Javier Elzo: “El cristiano debe estar en la sociedad para hacerla más justa”

Javier Elzo, sociólogo

Sociólogo, publica ‘Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta?’ (PPC)

Javier Elzo, sociólogo

Entrevista con Javier Elzo [extracto]

JOSÉ LORENZO | Javier Elzo es uno de los más reputados sociólogos de España. Sus análisis, además de brindarlos durante años en Deusto, de donde es catedrático emérito, llevan su firma en una cincuentena de estudios, varios en la Fundación SM. Ahora presenta en Madrid, el día 12, Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta? (PPC), un libro de reflexiones que nace “de la necesidad interior de un jubilado”.

PREGUNTA.- ¿Dónde se ubican hoy día los cristianos españoles? ¿En la sacristía o tras la pancarta?

RESPUESTA.- La mayoría, en casa. Hay desencanto en muchos cristianos, que la elección del papa Francisco parece haber frenado, de momento. Algunos han abandonado el barco eclesial. Otros se han encerrado en un exilio interior. Obviamente, también hay cristianos en la sacristía, quiero decir, en las iglesias. Pero la práctica religiosa dominical está bajo mínimos en menores de 60 años. También hay cristianos tras diferentes pancartas, aunque de forma incidental. Algunos por el aborto, el modelo tradicional de familia, etc.; otros, en las procesiones andaluzas, en mi tierra, subiendo en oración a Aránzazu por la reconciliación…

P.- ¿Y dónde se debiera ubicar el cristianismo español del siglo XXI?

R.- Como el de todos los siglos: en medio de la sociedad en la que vive. Es la respuesta a la pregunta con la que titulo este libro. Además del culto y de la presencia puntual en las calles por esto o aquello, el lugar del cristiano está en medio de la sociedad. Desde la vida y mensaje de Jesús, el cristiano debe estar en la sociedad para tratar de hacerla más justa, más fraterna, priorizando a los más necesitados.

P.- Vamos hacia un cristianismo de minorías. ¿Puede llevarnos eso a la purificación o a la endogamia?

R.- ¿Con que criterios decimos de una sociedad que es cristiana? En España, más del 70% se dicen católicos, pero en algunos ámbitos, como en la deliberación intelectual en la sociedad, la presencia cristiana es muy minoritaria y, en gran medida, está encerrada como en un gueto dividido en capillas embarradas en querellas, a menudo, estériles y sin apenas proyección social.

Más escuchar, menos pontificar

P.- ¿Por qué la cuestión religiosa sigue siendo tan problemática en España? Vemos ahora, con la LOMCE, que el mayor problema parece ser el derivado del tratamiento que se le da a la enseñanza religiosa en la escuela…

R.- Por la historia, y porque lo religioso vende. Por un lado, los fríos datos estadísticos muestran la veracidad de las dos Españas. Y desde que se comenzó a hablar de Memoria Histórica, aún con mayor crudeza. Basta constatar los tintes polémicos de la prolífica literatura sobre la Guerra Civil, incluso este mismo 2013. Además, lo religioso vende. Es lo que explica su increíble presencia, a menudo en forma de escarnio y mofa, en los medios de comunicación, que, ahora más nunca, necesitan vender para subsistir y mantener su share en radio y televisión. Sin olvidar la larga lista de best sellers con temática pseudo-religiosa, año tras año.

P.- ¿Tiene la Iglesia en España pendiente su particular transición para acomodarse a una sociedad que ya no es de cristiandad?

R.- En España se está en los estertores del largo final de la era postconstantiniana, que en otros lugares de Europa se vivió hace décadas. Es la pugna entre un catolicismo intransigente que quiere imponer su moral a toda la sociedad (tras las pancartas, a veces) y un laicismo excluyente de lo religioso que quiere reducirlo a la sacristía, esto es, al ámbito de lo privado. Creo que se necesita pasar de una Iglesia heredada de un ciclo histórico que está feneciendo, a una Iglesia innovada internamente (del modelo piramidal al multipolar en red, centrado en un papa temporal) e innovadora externamente (más escuchar, menos pontificar), en una sociedad que demanda, en gritos soterrados, un sentido a sus vidas.

P.- Y el conjunto de esta sociedad, cada vez más secularizada, ¿tiene que reflexionar sobre su relación con las religiones?

R.- Pero ¿hasta dónde está secularizada una sociedad en la que, como señalas en una pregunta anterior, de todo lo que supone una nueva ley de educación, es el papel de la clase de Religión el que se lleva los titulares de prensa y las refriegas en las mal denominadas tertulias? La sociedad, que se dice secular, debe reflexionar por qué se ocupa tanto, y con tanta pasión, por lo religioso. Y los cristianos mostrarle, en actos, que no se puede amar a Dios, a quien nadie ha visto jamás, si no se ama al prójimo a quien se está viendo. Porque lo que hacemos a un necesitado lo hacemos a Dios, que es donde está Dios. Y lo remachó san Ireneo en el siglo II de nuestra era al escribir que Dios, al encarnarse en Jesús, diviniza al hombre. Ahí está la trascendencia, y no en un señor con barbas blancas perdido en no se sabe bien qué alturas celestes.

En el nº 2.851 de Vida Nueva.

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