La primavera árabe, un peligro para los cristianos de Oriente Medio

arzobispo greco-católico melquita Elias Chacour

Declaraciones del arzobispo greco-católico melquita de Acre, en Galilea

arzobispo greco-católico melquita Elias Chacour

J. L. CELADA | La primavera árabe es, sin duda, el cambio más grande al que se ha enfrentado hasta ahora el mundo musulmán. Sin embargo, este movimiento histórico viene provocando, al mismo tiempo, un gran derramamiento de sangre y representa un peligro para los cristianos de Oriente Medio.

Así lo ha manifestado el arzobispo greco-católico melquita de Acre, en Galilea, Elias Chacour, durante un reciente encuentro con periodistas extranjeros de visita en Israel. Para este religioso israelí de origen palestino, mientras que antes en el mundo islámico se trataba de “luchas por el poder en la cumbre”, ahora es el pueblo el que se está sublevando.

Citando un informe de la Fundación austríaca Pro Oriente, el arzobispo Chacour asegura que el temor al fundamentalismo islámico está muy presente entre los cristianos. Y recuerda lo que sucede en Libia o Egipto, donde no se están produciendo todavía los frutos esperados de tales revueltas.

“Los que tienen más probabilidades de perder son, sin duda, los cristianos”, lamenta Chacour, para añadir a renglón seguido: “No estábamos felices bajo regímenes autoritarios, pero tampoco lo estamos ahora, dado el peligro de que se imponga la sharia o ley islámica. Y no sabemos lo que nos deparará el futuro”. Actualmente, por ejemplo, no hay cifras exactas de cuántos cristianos han huido de Siria para buscar refugio en el Líbano, Jordania o Turquía.

Por lo que respecta a su país, Israel, el prelado reconoce que los cristianos viven mejor que en los territorios palestinos ocupados. “Somos ciudadanos israelíes –defiende–, y nos felicitamos por la libertad religiosa y de expresión que disfrutamos; pero no queremos la asimilación, sino la integración”. El metropolitano de Galilea estima que unos 155.000 cristianos viven hoy en Israel, de los que más de la mitad son greco-católicos melquitas, aunque no especifica qué porcentaje corresponde a los numerosos inmigrantes procedentes de Rusia o a los trabajadores venidos de Rumanía, India o Filipinas.

Así las cosas, Chacour considera algo crucial que las diversas Iglesias cristianas de Tierra Santa demuestren su unidad: “Queremos la unidad en la diversidad –asegura–, y es posible. Queremos que las comunidades religiosas sean consideradas parte de la solución, más que del problema”.

En el nº 2.851 de Vida Nueva.

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