Manuel Clemente y los retos del Patriarcado de Lisboa

obispo Manuel Clemente sustituye a José Policarpo como nuevo patriarca de Lisboa
obispo Manuel Clemente  sustituye a José Policarpo como nuevo patriarca de Lisboa

Clemente sustituye a José Policarpo

ANTÓNIO MARUJO, corresponsal de Vida Nueva en PORTUGAL |

La elección del hasta ahora obispo de Oporto, Manuel Clemente, como nuevo patriarca de Lisboa puede ayudar a acercar a la Iglesia a la sociedad portuguesa. Figura respetada por su rica cultura, Clemente recibió en 2009 el Premio Pessoa, máximo galardón que se otorga en el país.

Se puede decir que el Patriarcado de Lisboa vive un proceso paralelo al del Vaticano: el emérito José Policarpo se retira a un nuevo lugar de oración, después de que, en los últimos años, se extendiera la sensación de fatiga en las estructuras pastorales del patriarcado. Su sucesor llega rodeado de su imagen de hombre más cercano a la gente, capaz de tender puentes entre los distintos sectores eclesiales y sociales.

Cuando fue nombrado en 1998 para el cargo, José Policarpo tenía ya un perfil intelectual y era respetado dentro y fuera de la Iglesia. Su llegada a Lisboa significó una dinámica de nuevas orientaciones: la cultura y el diálogo con los sectores institucionales de la sociedad se convirtieron en el centro de la actividad del patriarca, que mantuvo reuniones con políticos, responsables culturales o editoriales, economistas y empresarios, ecologistas, periodistas, expertos en temas sociales y de inmigración…

Al mismo tiempo, como el cardenal Martini hizo en Milán con Umberto Eco, el patriarca intercambió, en las páginas del Diário de Notícias, una serie de cartas con Eduardo Prado Coelho, un pensador y cronista agnóstico, muy conocido y respetado en Portugal. Y siguió con un debate semanal en Radio Renascença, la emisora católica, en el que participaban Jorge Sampaio, expresidente de la República, y Pinto Balsemão, uno de los empresarios más importantes del país y amigo personal del rey Juan Carlos.

En 2005, el Congreso Internacional para la Nueva Evangelización (ICNE), en Lisboa, será recordado por la celebración de una gran procesión popular con la Virgen de Fátima. Así concluyó el encuentro, con una imagen que traducía una inversión de la apertura social y cultural, precisamente cuando el desafío era todo lo contrario. Pero ni siquiera la cuestión de la religiosidad popular y su lugar en la evangelización se han reflexionado o profundizado.

En los últimos años, una sensación de parálisis se ha apoderado del patriarcado, y son muchos los sacerdotes que ya han criticado esta situación. Carlos Paes, párroco en el centro de la capital portuguesa, muy respetado entre sus pares y uno de los principales impulsores del ICNE, lamentaba hace un par de años que “los últimos tiempos en la Iglesia están marcados por un renacimiento, más preocupado por la ortodoxia que por la pasión de la evangelización y la creatividad”.

Manuel Clemente, que tomará posesión de la diócesis el 7 de julio, es ahora la figura que puede reavivar esa dinámica en declive. El hasta ahora obispo de Oporto, hombre afable, de diálogo y muy cercano a la gente, es un investigador en el área de la historia y de la reflexión sobre la cultura portuguesa, con amplia obra publicada y reconocida en estas áreas.

Con un sentido del humor muy necesario para buscar el consenso, no se espera que entre en conflicto con algunas de las estructuras del Patriarcado que se apuntan como las razones del bloqueo pastoral. Pero su temperamento puede facilitar la búsqueda de nuevas soluciones para ayudar a superar esta inercia.

Al mismo tiempo, en el ámbito social, Clemente ha criticado la falta de diálogo de los líderes actuales con la población, debido a la crisis económica, pidiendo una mejor explicación de las medidas de austeridad. Justo el día después de su nombramiento, el 18 de mayo, el nuevo patriarca lisboeta criticó a los líderes políticos actuales, incluso en el contexto europeo: “Lo que más me preocupa es la distancia entre la capacidad de resistencia de las personas y la falta de un vínculo entre las propuestas hechas a nivel nacional e internacional”.

Pero, también en este caso, Manuel Clemente es alguien que está más preocupado por el compromiso solidario de los cristianos en una sociedad donde esta dimensión ha fallado.

En una entrevista concedida a Vida Nueva, hablando de la laicidad en las sociedades contemporáneas, Clemente decía: “La laicidad, en tanto que respeto de las realidades temporales en lo que tiene de consistente y propio, deriva del propio comportamiento de Cristo (…). Así que todos (…), también en lo que a religión se refiere, tenemos y debemos dar a los otros pleno derecho de ciudadanía”.

El nuevo patriarca se enfrenta a este reto: dar a cada uno el derecho de ciudadanía en la sociedad y en la Iglesia.

En el nº 2.850 de Vida Nueva

Compartir