Libros

La belleza de la Fe


Un libro de Pablo Cervera Barranco (San Pablo, 2012). La recensión es de Francisco Armenteros Montiel

La belleza de la Fe, un libro de Pablo Cervera, San Pablo

Título: La belleza de la Fe. Nuestros obispos explican el Credo y los Sacramentos

Autor: Pablo Cervera Barranco

Editorial: San Pablo, 2012

Ciudad: Madrid

Páginas: 144

FRANCISCO ARMENTEROS MONTIEL | Unos datos: de los 22 participantes, cuatro son arzobispos, tres auxiliares (Benavente, ahora electo de Tortosa; Cristau, con dos artículos; y Rico Pavés), un emérito (Palmero), uno ha cambiado de sede (Salinas); y el apéndice lo escribe K. Stock, SJ, secretario de la Pontificia Comisión Bíblica, sobre el don y mandato de Dios en el Decálogo y las Bienaventuranzas, de carácter moral.

Dice bien Pablo Cervera, en la introducción, que es una “sinfonía”, pero no solo porque componen “una voz común”, sino porque son aportaciones diversas, donde se nota el planteamiento, la extracción intelectual y espiritual –la impronta– de los autores: filosofía, teología, catequesis, etc.

Para el lector puede ser una decepción la diferencia en el tratamiento de los artículos de la fe y los sacramentos; pero también es una riqueza: hay quien lo plantea desde lejos, quien lo refiere al mundo actual, quien se limita a lo sistemático. Se explica porque han escrito para la revista Magnificat sin exigir, quizá, criterio uniforme.

Unos son más conocidos por los medios de comunicación, las publicaciones o el trabajo en la CEE: Sanz, Berzosa, Reig, Ureña, Munilla, Rico Pavés, “obispo (valor) en alza”; y su “estilo” queda plasmado en lo que escriben.

Algunos rasgos. Berzosa afirma: “Con la creación en general, Dios da y regala; con la creación de la persona humana, Dios se nos da”. Zornoza alude a la situación actual: orfandad, pérdida de identidad, necesidad de éxito, salud y bienestar económico, cuya solución es escuchar “la voz del espíritu de Dios: Ven, vuelve a casa”.

Del Río parte del relativismo y el subjetivismo y, “como consecuencia, la soledad como enfermedad de nuestros días”. Rico Pavés expone las razones por las que “la Iglesia recomienda vivamente la confesión de los pecados veniales”.

Reig, tras subrayar el fue concebido y nació, verbos que se predican de los hombres, distingue entre ser hombre –“no ser Dios”– y ser pecador –ponerse frente a Dios–, y cómo el amor de Dios ha destruido el mayor obstáculo: el pecado (lo “antidivino”, mientras que lo humano es “no divino”); “cuanto más de Dios seamos, más y mejores hombres seremos”. Ureña, con citas del Concilio Vaticano II, destaca la santidad de la Iglesia, lo que “no implica que la caridad de Cristo brille siempre en todos y cada uno de sus miembros”.

En suma, los fieles se benefician de la ciencia y la experiencia de los pastores.

En el nº 2.850 de Vida Nueva.

Actualizado
30/05/2013 | 23:24
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